Ramón Flores: La reculada de Nicolás

Ramón Flores: La reculada de Nicolás

 

 





El carnet de la patria, esa especie de “marca de la bestia” del apocalipsis madurista, se ha convertido en la punta de lanza del régimen rojo para intentar humillar a la sociedad venezolana: si no tienes carnet de la patria, debes pagar gasolina a precios internacionales, no tienes derecho a cajas de comida de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), tampoco a medicinas ni vacunas, ni a ninguna otra política de “protección social” del “humanismo”.

Y es que definitivamente, ese instrumento del mal lo que persigue es erigirse como una moderna estrategia de control social, que también hace las veces de una tarjeta de racionamiento como la de la dictadura cubana, buscando la sumisión y dependencia de los venezolanos que nunca emigraremos del suelo que nos vio nacer y por cuya libertad seguiremos luchando.

Como ejemplo de la maldad de estos que gobiernan a Venezuela, vimos como la “venganza” de los hermanos Rodríguez se hizo presente cuando sectores de lo que queda de clase media fueron obligados a sacarse el carnet de la patria, en lo que sin duda es una política que busca desmoralizar a aquellos que toda su vida se han opuesto al chavismo.

Pero la implementación de este mecanismo de exclusión también tiene otra lectura, tal como ya lo hemos visto en el pasado reciente: usarlo como comodín para unas eventuales elecciones, ofreciendo bonos para los que voten por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), así como llevar un control en “caliente” de los que van o no a sufragar para poder manipular resultados a su antojo.

No obstante, en medio de esta ofensiva en contra del pueblo venezolano, un ejemplo de dignidad cacheteó la cara de los usurpadores del poder de Miraflores: nuestros abuelos se plantaron y se negaron a aceptar a la amenaza que les hizo Maduro de no pagarles sus jubilaciones si no se inscribían en el sistema patria, lo que implicaba sacarse de forma obligatoria el carnet de la humillación roja.

“Con mi pensión no te metas”, gritaron nuestros ancianos en pleno centro de Caracas y exigieron a “Maduro y su combo”, retroceder en el nuevo chantaje que orquestaba este gobierno del mal. Los abuelos alegaban que ellos cotizaron toda su vida para ganarse sus pensiones, nadie se las regaló, como falsamente suele decir el régimen, que vende políticamente como una dádiva las jubilaciones que está obligado a cancelar a los abuelos.

El resultado de esas protestas y firmeza de nuestros abuelos y abuelas constituye un hecho que todos los venezolanos debemos emular: Maduro reculó, tuvo que poner a su ministro Jorge Rodríguez a desmentirlo, asegurando que no hará falta “la marca de la bestia” para cobrar sus pensiones.

Con sus arrugas, canas y largas vivencias encima, estos ancianos y ancianas volvieron a actuar como lo que son: los dignos venezolanos herederos de las glorias de Simón Bolívar y de nuestros libertadores, al no calarse esa extorsión llamada carnet de la patria… ¿Cuándo vamos a reaccionar y seguir su ejemplo?

Ramón Flores

Diputado a la Asamblea Nacional

Presidente del Parlamento Amazónico

@liderHumano