Una economía en crisis alimenta la miseria de los venezolanos pero enriquece a la élite chavista

Un hombre migrante venezolano y una niña son fotografiados en un campamento improvisado cerca de la terminal de autobuses en Bogotá el 11 de septiembre de 2018.
Más de un centenar de migrantes establecieron un campamento improvisado en una zona boscosa, cerca de la terminal de autobuses donde llegaron, ya sea para permanecer en Colombia o continuar su viaje. / AFP PHOTO / Raul ARBOLEDA

 

El estricto control cambiario de Venezuela, sistema que condujo a la hiperinflación y a la ruina económica de ese país petrolero, permitió que un pequeño grupo de personas vinculado a la máxima cúpula del régimen de Caracas amasara inmensas fortunas, sirviendo por años como una “máquina perpetua de dinero” para las élites Gubernamentales, publica El Nuevo Herald.


Por ANTONIO MARIA DELGADO Y JAY WEAVER
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Ese sistema cambiario, que ofrecía a personas selectas una tasa de cambio muy por debajo de la fluctuante en el mercado negro, había sido introducido por el fallecido presidente Hugo Chávez como un instrumento que estabilizaría la economía y reduciría los precios de bienes esenciales como alimentos y medicinas para los pobres.

Pero en los 15 años que transcurrieron desde entonces, el sistema también se convirtió en una herramienta para acumular poder y fortuna entre los máximos líderes del régimen y sus allegados. Según expertos, así como fiscales federales estadounidenses, los nuevo-ricos del chavismo han saqueado miles de millones de dólares de las arcas del Estado.

En un caso sin precedentes presentado semanas atrás en una corte federal de Miami, empresarios y funcionarios del régimen de Nicolás Maduro conspiraron para lavar $1,200 millones en un caso que ha llevado a las autoridades estadounidenses a familiarizarse con la corrupción vinculada con el sistema cambiario venezolano.

Nueve acusados —junto con cómplices anónimos que incluyen a los hijastros de Maduro y a su allegado, el empresario Raúl Gorrín— se beneficiaron de la enorme brecha entre el tipo de cambio fijo y el flotante tipo de cambio del mercado paralelo, que por años era la única a la que la inmensa mayoría de venezolanos tenían acceso, según una acusación federal presentada el mes pasado.

La diferencia entre las dos tasas, según los fiscales federales, permitió a la red de empresarios y funcionarios de la estatal Petróleos de Venezuela multiplicar en solo dos meses una inversión inicial de $42 millones en $600 millones tan solo con emitir un préstamo de 7,200 millones de bolívares a PDVSA.

Con las ganancias, los integrantes de la agrupación compraron mansiones en la afluente zona de Cocuplum, en Miami, así como propiedades lujosas en otras partes de Florida.

Ejecutivos de la estatal petrolera recibieron sobornos para que facilitaran el negocio, que cayó bajo la lupa de los fiscales porque algunas de las ganancias mal habidas fueron luego transferidas al sur de la Florida.

El gobierno venezolano no ha respondido a las preguntas de el Nuevo Herald, ni Maduro ha reaccionado a los artículos anteriores del periódico sobre el caso de lavado de dinero en el que él ha sido involucrado. El abogado de Gorrín en Miami negó que su cliente estuviera involucrado en alguna acción ilegal.

Russell Dallen, un empresario de Miami que maneja una compañía de inversión de capital y que antes era dueño de un periódico en Venezuela, apodó el esquema de moneda del gobierno como una “máquina perpetua de dinero”.

“Esa es una de las razones por las cuales Venezuela no ha cambiado este sistema [cambiario]”, dijo Dallen, un inversionista financiero que ha seguido de cerca el caso de lavado de dinero.

La corrupción vinculada al mercado cambiario está absorbiendo enormes sumas de los ingresos de la industria petrolera, que genera casi todos los ingresos del gobierno.

“Están robando el tesoro venezolano”, dijo Dallen, quien también es abogado, al Herald. “¿En qué otra industria puedes ganar un millón de veces tu dinero en diez minutos?”.

Eso puede ser una exageración, pero los márgenes de ganancia deslumbrarían a los grandes inversionistas de Wall Street.

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