Ana María Da Costa: Justicia, respeto y libertad para toda Venezuela, por José Luis Centeno S.

Ana María Da Costa: Justicia, respeto y libertad para toda Venezuela, por José Luis Centeno S.

 

24 de julio de 2014, 06:16 p.m., en la cuenta en twitter de Vasco da Costa se lee: “Soy Ana María Da Costa se llevaron preso a mi hermano Vasco por terrorismo”; 3 años y 8 meses más tarde se repite la misma historia, esta vez, los funcionarios encargados de detenerlo, cual ventarrón, dejaron a su paso destrozos y víctimas, llevándose víveres y enseres del hogar como elementos de interés criminalístico que en nada coincidían con la presunción de terrorismo.





Ana María, ejemplo de valor y determinación, de palabra sensible y profunda, desde entonces viene desmintiendo las acusaciones que pesan sobre su hermano y los demás nacionalistas. Al expresar “están encerrados por luchar y soñar un mejor país”, apunta la causa del segundo presidio, están “¡Presos por denunciar FRAUDE ELECTORAL!” y “el llamado a la abstención” en las elecciones del 20M.

“Lo importante es dejar claro que sólo @V_Nacionalistas (Movimiento Nacionalista) es capaz de enfrentar al comunismo en Venezuela y que la única forma de derrotar el mega fraude de chavistas y Colaboracionistas es por la abstención activa exigiendo renuncia del tirano y de traidores Socialistas”. Palabras de Vasco que cobraron vida en la Operación Reconquista del Comando Nacional Santiago.

Vasco Manuel Da Costa Corales, sería el nombre de un temible terrorista según el régimen, a sus 59 años de edad pesan sobre sus hombros presunciones de orden conspirativo, ninguna de las cuales ha logrado hacer mella en su estatura moral e intelectual, superando a diario, con su fe inquebrantable en Dios, los rigores carcelarios que lo colocan en situaciones límite, particularmente por privaciones que han agravado enfermedades que padece.

Escuchar a Ana María hablar de la “terrible experiencia de tener un preso político en la familia”, confirma la perversidad ejercida para acobardar a todo un pueblo, con ultrajes repugnantes.

“Ser familiar de un preso político es un sentimiento que te desgarra, significa que no hay Navidad, no hay Año Nuevo ni cumpleaños, no hay paz, sobra la angustia, incertidumbre de no saber qué ocurre con tu ser querido… lo peor es no saber, es peor que saber porque la imaginación es incontrolable…”

La incertidumbre que se vive se acrecienta con la mentira. Justo el 19 de abril de 2018, Noel Alejandro Leal Rojas lo dejaba ver: “En la DGCIM sólo me han dicho mentiras. No sé nada de Vasco y los muchachos. Todo lo que han dicho son mentiras. Nuestros líderes se encuentran DESAPARECIDOS ¡Nos engañaron!”

“Todo lo que ellos dijeron es mentira, todo lo que está en ese expediente (…) esto es un show patético y macabro en el cual 11 personas casi pierden la vida”, añadió Anita, como le dicen cariñosamente y que “tiene cara de monjita”, según la ex preso político Araminta González.

Dos días antes, el 17 de abril, fue el violento allanamiento que terminó en la injusta detención por segunda vez de Vasco Da Costa, una “orden presidencial” habría liberado huestes para apresarlo junto a otros líderes del Movimiento Nacionalista, procesarlos y encarcelarlos en jurisdicción militar, siendo confinados en la Cárcel de Santa Ana en tierras tachirenses.

En cadena de radio y televisión, articulada con redes sociales, los vimos aparecer como un problema de seguridad nacional en boca de voceros oficiales enredados con la desaparición, torturas y tratos crueles aplicados a quienes fustigaron en el desarrollo de la Operación Gedeón II.

“Nuestros familiares fueron brutalmente torturados, desaparecieron durante cuatro días. A mi hermano Vasco lo colgaron como si fuera un cerdo, está todo marcado. Le pasaron una navaja en el cuello y le cortaron el pelo. Lo llevaron a Vista Hermosa -sede del Movimiento Nacionalista en Caracas- y lo colgaron de la viga principal del salón de la casa”.

En esa dimensión de oscuras acciones del régimen, Anita irradia fortaleza, no hay comparación, sabiendo a su hermano amarrado, amordazado y golpeado, no se le quiebra la voz para afirmar: “Están severamente GOLPEADOS”, con el aplomo de quien acusa sin apremios tras cada atropello, recurriendo a todas las instancias que le es posible, en defensa no sólo de su hermano sino de todos los presos políticos y sumando voluntades en busca de su libertad.

“Pedimos que ningún preso político sea torturado en los centros de reclusión donde los tienen detenidos”. Su clamor es por todos los presos políticos, dejando testimonio de la impunidad con que actúan sus carceleros: “Ni fiscal, ni Juez, ni Dios. ¡No pagamos muertos! Vociferaban a Vasco en la tortura”.

Pasadas las 7 de la noche del martes 18 de septiembre de 2018, tras dos días de angustia e incertidumbre, Anita confirma “la llegada a Ramo Verde de los 10 prisioneros políticos nacionalistas en un irregular y misterioso traslado vía aérea, sin orden judicial ni boleta”.

Al término de nuestra conversación, Ana María Da Costa afirmó que pese a las arremetidas que sufre su familia y sus hermanos nacionalistas, no dejará de luchar por la democracia en el país, teniendo como norte que haya “Justicia, respeto y libertad para toda Venezuela”.

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