En Táchira cobran la gasolina en pesos colombianos

En Táchira cobran la gasolina en pesos colombianos

Largas colas en San Cristóbal para surtir gasolina / Foto La Nación

 

La escasez de combustible que afecta al estado Táchira y otras entidades de Venezuela en los últimos días, ha reforzado un incipiente negocio que se abre paso en medio de las restricciones para surtir combustible en este estado fronterizo venezolano, donde la gasolina subsidiada por el gobierno, se comercializa en pesos colombianos. Así lo reseña La Opinión.

Según la gobernadora de la entidad, Laidy Gómez, “ni el chip ni el carné de la patria ni los bolívares soberanos han servido para acabar con la desgracia de la gasolina en el Táchira”. También denunció “los costos en pesos colombianos exigidos por los efectivos de la Guardia Nacional que custodian las estaciones de servicio, como requisito para surtir el tanque de sus vehículos sin hacer la cola”.





Por su parte el exministro Freddy Bernal explicó que la razón de la fuerte escasez de los últimos días es que “el centro donde se bombea la gasolina para abastecimiento de El Vigía, así como el gas licuado, está ubicado en Bajo Grande (Zulia). Si hay fallas eléctricas en el poliducto, no hay energía para que funcione, y por lo tanto no hay bombeado ni llenado”.

Aseguró que un equipo del cual hace parte el Ministro de Energía intenta reparar las fallas lo más rápido posible. “Mientras tanto en el Táchira estamos sufriendo el impacto: colas de hasta 700 vehículos, una realidad que no podemos obviar”.

Quienes no pueden no quieren hacer estas interminables colas por gasolina, que obligan a los conductores a pernoctar tres y cuatro días en la calle antes de lograr reabastecerse, optan por un mercado paralelo que inicialmente se comercializaba en bolívares fuertes, y actualmente cobra entre 12 y 40 mil pesos colombianos por la pimpina de 20 litros.

Un negocio de mil caras

De esta red de abastecimiento paralelo de combustible forman parte desde los isleros que surten la gasolina hasta los guardias nacionales encargados de la custodia de las estaciones de servicio, pasando por uniformados policiales de diferentes cuerpos que se valen de su posición para surtir una y otra vez sus motos o vehículos sin hacer fila, descargar en pimpinas y luego revender el combustible.

Héctor Moros, un conductor que llevaba ya tres días durmiendo en la cola, resaltó que le han cobrado entre $5.000 y $10.000. “Los guardias nacionales y hasta los dueños de las bombas se prestan para eso”.

Los testimonios abundan y las formas de comercialización son diversas, pero la mayoría se cohíbe de dar su nombre, conscientes como están de estar involucrados en una actividad considerada ilegal por la legislación venezolana. “En la bomba de Las Lomas hay una sargento a la que se le pagan $5.000 y te pasa sin hacer cola”, dijo *Amanda, una comerciante que desde hace más de 5 meses usa esta modalidad para abastecer los cuatro vehículos de su familia.

Información de La Opinión