Naciones unidas y transición política, por José Machillanda

Naciones unidas y transición política, por José Machillanda

 

El Ambiente Político Real Violento que sufre Venezuela es causa de la irresponsabilidad, incompetencia e incapacidad del régimen que hoy ha sido sacudido en las Naciones Unidas cuando 93 Estados han aprobado la responsabilidad de proteger, para que quede claro en el sistema internacional que el régimen de Venezuela no puede pretender imponer un comunismo en contra del 87% de mujeres y hombres, que enjuician y desprecian la autocracia militarista sustentada en un elemento armado que actúa como partido político en armas. El mundo vive un proceso de interdependencia compleja. ¿Lo comprendieron?

El mundo sabe como el régimen de Maduro persigue, encarcela, maltrata y hasta liquida venezolanos de manera directa e indirecta. La sociedad venezolana tiene el registro de un militarismo aberrante que persigue al ciudadano, al demócrata, mientras protege la economía paralela, la mafia y la subversión que está establecida en la geografía nacional y se irradia en el hemisferio occidental. El mundo hoy después de la decisión de las Naciones Unidas sabe que existe una respuesta internacional para que se reinstale la democracia, que aviva en el ciudadano venezolano su decisión de resistencia civil.

La resistencia civil es el instrumento democrático que conducirá a salvar la República, en el tanto y cuanto quienes tienen responsabilidades como grupos motores sociales se aboquen a que la mayoría de demócratas desobedezcan a este régimen perverso, cobarde y mafioso, que poco le importa la República, que ha destruido el sistema político y que se ha enriquecido de forma inmoral generando la más terrible diáspora, tragedia del país y del continente entendiéndose Venezuela como una amenaza.

La resistencia civil es, entonces, la respuesta que facilitará a toda la sociedad venezolana -ahora respaldada por las Naciones Unidas- para que acelere, direccione y comprometa su participación como ciudadano para activar acciones con motivo, dirección y sentido que permitan la desobediencia civil. Los ciudadanos, los demócratas, quienes creemos en la democracia liberal, la importancia de la libertad y de la seguridad, tenemos el derecho de reclamarles a quienes gobiernan que cumplan la Constitución, que respeten a la ciudadanía y –aún torpes- que fracasaron y no pueden seguir siendo gobierno en la República venezolana. Que entiendan que desde ya estamos en resistencia civil.

Lo internacional más la política doméstica se atan para producir un efecto, o punto ignición, que será por noble y decidido superior a la miseria exponencial, más grande que el dolor que produce la calamidad político social, y aunque Venezuela vive la tragedia de una sociedad ahuecada triunfaremos los demócratas haciendo realidad una participación política contendiente. Esa participación política contendiente motorizará los más recónditos espacios para que sepa el bestiario militarista que este un pueblo que ama, respeta y está dispuesto a reinstalar la democracia, con libertad y seguridad.

Lo internacional y la política doméstica han mandado a detener a la barbarie. Sí la barbarie no se detiene, los ciudadanos –que ya sabemos que tenemos el apoyo del mundo- la haremos detener. No hay miedo… ni temor bastardos hombres armados, cómplices de una desgracia que desgarra a una sociedad noble, buena, que casi sin saberlo ha tolerado mentiras, falsas promesas, grandes latrocinios, pero ya… no soporta más. Venezuela como sociedad y ciudadanía ha dicho ¡No más! al militarismo y al socialismo a juro.

Venezuela y los ciudadanos venezolanos aprendimos a vivir en democracia. Sabemos que cuesta. Que es difícil. Que necesita consensuar. Pero jamás nos imaginamos que hubiera tanto déspota, tanta cobardía y tanto ladronismo de resentidos sociales, que mal entienden el marxismo, que viven de la angustia y del complejo de inferioridad, que no fueron capaces de echar adelante mediante un proceso de educación y formación privilegiado que existió en Venezuela entre 1958 y 1999. Es la hora del ciudadano, de la participación política, del apoyo internacional, de la confraternidad, pero jamás del diálogo y menos del hecho electoral. Eso está negado en la República. La República será reconstruida mediante la resistencia civil que tendrá como punto la Huelga General, y a partir de allí un gobierno de transición que nos permita cantar con orgullo el himno nacional.

Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
@JMachillandaP

Exit mobile version