Conectan por primera vez los cerebros de tres personas en una red para compartir pensamientos

Conectan por primera vez los cerebros de tres personas en una red para compartir pensamientos

Pixabay

 

En un experimento más propio de la ciencia ficción o de un capitulo de Black Mirror, un equipo de neurocirujanos de la Universidad de Washington logró conectar los cerebros de más de dos personas por primera vez en la historia, creando lo que han descrito como una “red social” cerebro a cerebro, reseña gizmodo.

¿Cómo? La conexión cerebral creada funciona a través de una combinación de electroencefalogramas (EEG) para registrar los impulsos eléctricos que indican actividad cerebral, junto con la estimulación magnética transcraneal (TMS), donde las neuronas se estimulan usando campos magnéticos. A todo ello lo han llamado BrainNet. Según describen en su trabajo:





Presentamos BrainNet, la primera interfaz cerebro-cerebro directa no invasiva para múltiples personas para la resolución colaborativa de problemas. La interfaz permite que tres sujetos humanos colaboren y resuelvan una tarea usando comunicación directa de cerebro a cerebro.

Oviamente, la forma en que los participantes pueden interactuar es muy limitada todavía, pero muestra el potencial de este tipo de comunicación sin palabras para la toma de decisiones grupales en el futuro.

Su funcionamiento fue el siguiente. Los investigadores usaron grupos de tres personas, dos “remitentes” y un “receptor”, todos en habitaciones separadas. Los tres participantes están conectados a un dispositivo EEG que registra la actividad eléctrica en el cerebro. El “receptor” también está conectado a una máquina TMS que estimula ciertas reacciones en el cerebro utilizando ráfagas cortas de energía magnética dirigida.

En dicho experimento, los equipos de tres debían jugar una partida a un juego al estilo Tetris. Los dos remitentes podían ver toda la pantalla, mientras que el receptor solo podía ver las piezas mientras caían, y no el fondo donde aterrizarían. Para ganar el juego, los dos remitentes tendrían que indicar al receptor si rotar o no la pieza para que quepa en la ranura.

Y es justo en este punto donde surge la magia, o lo más parecido que hemos visto a la “telepatía”. Si el emisor quería que el receptor girara la pieza, enfocaría sus ojos en el lado derecho de la pantalla, donde una luz LED parpadeaba a 15 Hz. Esto genera ondas cerebrales en la misma frecuencia, que a su vez el EEG recogería y transmitiría al TMS del receptor.

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