En Curitiba, ciudad rica y segura de Brasil, la intención de voto para la izquierda no pasa del 1%

En Curitiba, ciudad rica y segura de Brasil, la intención de voto para la izquierda no pasa del 1%

Vista aérea de Curitiba, con una población aproximada de 1,9 millones de habitantes.

 

Es la quinta ciudad más rica de Brasil, campeona en creación de empleo y la sexta capital con la menor tasa de homicidios de Brasil. Y la intención de voto para la izquierda no pasa del 1%

Por Valeria Saccone para El Confidencial (España)





“Yo voto a Bolsonaro”. “Bolsonaro es la única opción para mí”. “En mi familia todos votamos a Bolsonaro”. Entre los habitantes Curitiba, la quinta mayor economía de Brasil, no hay discrepancias cuando la periodista pregunta sobre las preferencias electorales de cara a las elecciones de este domingo. Jair Bolsonaro, el candidato ultraderechista del Partido Social Liberal (PSL), es con diferencia el favorito en la capital del Estado de Paraná, la ciudad donde empezó la investigación Lava Jato, que acabó involucrando a decenas de políticos y empresarios en una oscura trama de corrupción y sobornos.

Los sondeos de opinión, publicados a diario en este país, indican que Bolsonaro cuenta a nivel nacional con una intención de voto que oscila entre el 32% y el 35%. Sin embargo, en el sur del país alcanza el 40%, rozando incluso el 50% en algunas ciudades. En Curitiba, donde reside el famoso juez Sérgio Moro y donde estalló el escándalo que acabó con la credibilidad de la estatal Petrobras y de la constructora Odebrecht, el delfín del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el ex ministro de Educación Fernando Haddad, tiene poco que hacer. Su intención de voto no pasa del 1% de los votos válidos, según una de las encuestas realizadas por la empresa Ibope.

La república independiente de Curitiba, como la llaman irónicamente los brasileños, es una ciudad gris y lluviosa de 1,9 millones de habitantes que cuenta con una renta per cápita de 44.624 reales por año (cerca de 10.000 euros), según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Es una de las ciudades más ricas de Brasil, que se sitúa solo por detrás de São Paulo, Río de Janeiro, Brasilia y Belo Horizonte, según la misma fuente. También es campeona en la generación de empleo. En el primer cuatrimestre de 2018 se crearon 7.872 puestos de trabajo formales, según datos del Ministerio de Trabajo. Es el mejor resultado en el sur de Brasil.

 

Jair Bolsonaro muestra un muñeco de sí mismo durante un mitin en Curitiba. / foto Reuters

 

En esta ciudad, Bolsonaro es percibido como la mejor opción para sacar Brasil de la crisi económica, que aqueja el país desde 2015, y para acabar con la corrupción y la criminalidad. “Yo me identifico con Bolsonaro porque quiere dar una arma a los ciudadanos de bien”, asegura Carlos Henrique, un exmilitar de 20 años que se está apunto de entrar en la universidad para estudiar ingeniería. “No creo que con más armas en circulación habrá tiroteos indiscriminados, todo lo contrario. Muchos criminales se lo van a pensar dos y tres veces antes de asaltar un autobús a mano armada, porque sabrán que la mitad de los pasajeros pueden llevar una pistola”, agrega.

Como en el resto de Brasil, muchos de los votantes de Bolsonaro justifican su elección con el argumento de que es el único candidato realmente preocupado con la reducción de la violencia, en un país donde el año pasado se registraron 63.000 homicidios y asesinatos. Curiosamente, la percepción de la criminalidad que tienen los habitantes de esta ciudad no se corresponden con los datos objetivos. Curitiba es la sexta capital con la menor tasa de homicidios de Brasil. Son 31,4 por cada 100.000 habitantes, según el Atlas de la Violencia 2018, muy por debajo de los 76,1 homicidios por cada 100.000 habitantes de Belén de Pará, de los 62,7 de Natal y de los 57,8 de Salvador de Bahía.

“Yo voto a Bolsonaro porque no veo mejores opciones. Le acusan de machismo y de homofobia, pero es un montaje de sus adversarios que no hay que tomar demasiado en serio”, asegura Diogo, un informático de unos 40 años que fue asaltado dos veces y para quien la seguridad es un asunto prioritario. El Confidencial le pregunta qué opina del comportamiento de Bolsonaro, que durante la votación del ‘impeachment ‘de la expresidenta Dilma Rousseff exaltó al coronel Carlos Alberto Brilhante Ulstra, acusado de torturar a decenas de presos durante la dictadura militar (1964-1985), entre ellos a la propia Dilma Rousseff. Diogo se queda callado durante unos segundos ante de reconocer, muy a su pesar, que no es muy acertado admirar públicamente a un militar que practicó la tortura. “Pero Bolsonaro no es un torturador y no creo que vaya a torturar a nadie. Para mí es el único político honesto y el único capaz de cambiar las cosas”, agrega.

“No es fácil ser de izquierdas en Curitiba”

En la céntrica Rua das Flores un grupo de veinteañeros hace campaña para el Partido Comunista de Brasil bajo una lluvia torrencial. “No es fácil ser de izquierdas en Curitiba”, reconoce Luisa, una militante de 22 años. Esta estudiante de pelo largo y gafas cuenta que su ciudad es muy conservadora y que hubo una fuerte represión en la época de la dictadura militar. “La gente tiene poca memoria histórica. Realmente creen que las cosas pueden cambiar gracias a Bolsonaro. Sin embargo, lo único que veo es que gracias al talante autoritario y políticamente incorrecto de este candidato, las personas tienen cada vez menos vergüenza de expresar opiniones homófonas o misóginas. Hoy, gracias a Bolsonaro, estas personas están saliendo del armario y mostrando su faceta más reaccionaria”, añade esta militante.

Curitiba consiguió cierta fama mundial gracias al juez Moro y a la investigación Lava Jato, pero fue a partir de la encarcelación del expresidentes Lula, el pasado 7 de abril, que la ciudad alcanzó su estatus de bastión de derechas contra la corrupción. Lula lleva seis meses recluido en las dependencias de la Policía Federal de Curitiba, donde está descontando una pena de 12 años y un mes por corrupción pasiva y lavado de dinero.

“Yo voté al PT durante toda mi vida y lo mismo hizo toda mi familia.”, cuenta Johny, un conductor de Uber de 24 años. “Sin embargo, el partido de Lula me decepcionó y ahora quiero un cambio. Además, soy defensor de la familia tradicional. Conozco a varios gais y negros que van a votar a Bolsonaro porque son a favor de un concepto más tradicional de familia y están en contra de las cuota para negros porque no quieren sentirse una minoría. ¿Me vas a poner solo una estrella porque voto a Bolsonaro?”, pregunta este joven.

 

Curitiba es la capital del estado brasilero de Paraná / foto archivo

 

Esta capital, fundada en 1963, también es considerada una de las ciudades verdes, más ecológicas y más inteligentes de Brasil. La transformación comenzó hace 40 años gracias a un arquitecto y urbanista llamado Jaime Lerner, que decidió contra vientos y mareas cerrar el tráfico de la céntrica y comercial rua XV de Novembro. Los comerciantes, preocupados con una posible pérdida de facturación, decidieron hacer piquetes en la calle, pero al llegar se encontraron con niños que estaban pintando el asfalto. Así nació la primera calle peatonal de Brasil.

Una línea de transporte rápido, que sirve al 45% de la población, y un ambicioso proyecto de separación de la basura, que en teoría permite reaprovechar el 70% de los residuos, hacen de Curitiba una de las ciudades más sostenibles de Brasil y de América Latina.

En esta ciudad donde, a pesar de las polémicas, los servicios públicos son bastante mejores que en otras capitales, Bolsonaro aparece como la opción más viable para el próximo domingo. No es una casualidad que sus electores son mayoritariamente de clase medio-alta y tienen estudios superiores. Una funcionara del Partido de los Trabajadores, que milita desde hace 30 años, reconoce en una conversación informal que Haddad no tiene la mínima oportunidad de ganar e n Curitiba. “Aquí es muy duro defender los valores del petismo. Si llevas una camiseta con la cara de Lula, te miran mal e incluso te llegan a agredir verbalmente. Si en una conversación demuestras afinidad con las ideas del PT, lo primero que te preguntan es si eres ‘petralha’ [palabra despectiva con la que se denomina a los electores del PT]. Es como si esto fuese un error o incluso una culpa. Nos sentimos muy solos”, afirma esta mujer, que admite que teme lo peor en la primera vuelta de las presidenciales de este domingo.