Los atletas brasileños se suman a la ola de Jair Bolsonaro

 

 





 

El mundo del deporte brasileño también toma posición política ante la segunda vuelta de las elecciones a la presidencia de Brasil del próximo 28 de octubre. Y no lo hacen atletas poco conocidos, sino grandes estrellas como los campeones del mundo de fútbol Ronaldinho, Cafú y Rivaldo, así como el doble campeón del mundo de fórmula 1 Emerson Fittipaldi, publica El País.

Felipe Melo fue el primer atleta en apoyar a Jair Bolsonaro a través de un vídeo de Instagram, el año pasado. Pese a las críticas de aficionados del Palmeiras, el exjugador de Juventus e Inter de Milán se mantuvo fiel al candidato de ultraderecha, favorito a ganar las próximas elecciones.

Otros futbolistas como Lucas Moura (Tottenham) se han sumado al mismo ejército. “Ningún candidato es el salvador de la patria, pero creo que es necesario un cambio radical”, escribió en Twitter. En respuesta a un seguidor, el delantero evangélico refutó la acusación de racista atribuida al antiguo capitán del Ejército y ganador de la primera vuelta de las elecciones del pasado domingo: “Si fuera racista estaría en la cárcel”. Cafú, Edmundo, Rivaldo y Ronaldinho completan el equipo de bolsonaristas declarados.

El apoyo al candidato va más allá del fútbol. Jugadores de las selecciones masculinas de voleibol y baloncesto ya han levantado su bandera. La última personalidad del deporte que se ha posicionado a favor del candidato ultra ha sido el bicampeón mundial de fórmula 1, Emerson Fittipaldi. Desde Miami, donde vive con su familia, el expiloto publicó en las redes sociales una foto al lado de su hijo menor y un kart con el número 17 de Bolsonaro. “Este es mi número, el que deseo para mis hijos y las próximas generaciones de brasileños”. Además, Fittipaldi fue al hospital a visitar a Bolsonaro cuando este se recuperaba de una cuchillada en el abdomen.

Clubes, asesores y empresarios desaconsejan estas manifestaciones políticas por parte de los deportistas, grandes ídolos en el país. Existe el temor de que, independientemente de la causa o el partido que apoyen, la toma de posición genere molestias entre aficionados y patrocinadores.

Una militancia difícil de asimilar

En Brasil, la figura del jugador politizado no suele ser asimilada con naturalidad dentro del fútbol, el deporte más popular del país. El defensa Paulo André, actualmente en el Atlético Paranaense, llegó a denunciar represalias de dirigentes por sus posicionamientos en defensa de los derechos de atletas al frente del movimiento Bom Senso FC. El exdelantero de Mineiro en los años setenta y ochenta Reinaldo Lima afirma que fue perseguido por el régimen militar debido a sus manifestaciones contrarias a la dictadura.

Cuna de la Democracia Corinthiana liderada por Sócrates, el Corinthians no cuenta en la actualidad con tantos jugadores dispuestos a aventurarse en la arena político-ideológica. Solo dos se han posicionado por el momento a favor de Bolsonaro.

Muchos futbolistas solo dan el salto y entran en temas políticos cuando dejan de jugar, como el exjugador del Olympique de Lyon Juninho Pernambucano, que apoya a Lula y se opone a Bolsonaro. O el exjugador del Real Madrid Ronaldo Nazario, que fue agente electoral de Aécio Neves en los comicios a la presidencia de 2014. Ahora no se ha involucrado tras las críticas recibidas después de que Neves fuese denunciado por corrupción. “Me revuelco cuando veo jugadores y exjugadores de derecha”, afirma Pernambucano, que añade: “Nosotros venimos de abajo, somos pueblo. ¿Cómo vamos a ponernos del otro lado? ¿Vas a apoyar al fascista Bolsonaro, hermano?”.

Otros aprovechan la fama para convertirse en políticos. Este es el caso de Romario, ahora senador, y Bebeto, recién electo diputado en Río de Janeiro. Ambos integran el partido Podemos, de centro-derecha.