El voto: Herramienta al servicio de la restitución democrática (Comunicado)

El voto: Herramienta al servicio de la restitución democrática (Comunicado)

Foto: Archivo

 

La organización Politólogos Carabobeños por la Democracia emitió un comunicado en el que expresa que el voto es una herramienta de la restitución democratica.

“Nuestro gremio eleva su voz en esta oportunidad para colaborar y orientar a la opinión pública en esta desafiante encrucijada. En principio, es necesario enumerar las opciones que muchos dirigentes políticos, dentro y fuera de Venezuela, han mencionado están “sobre la mesa”: 1. invasión militar (con su respectivo eufemismo: “Intervención militar humanitaria”), 2. Golpe de Estado, 3. Rebelión civil (Guerra Civil considerando el altísimo poder de fuego del régimen) y 4. Elecciones (con escasas o ínfimas condiciones de pulcritud electoral)”.





A continuación el comunicado en integro:

Sin duda, la Venezuela de hoy es un complejo escenario donde las pasiones, odios y aprehensiones le han escamoteado el protagonismo a las leyes, la civilidad y la razón como herramientas para dirimir los conflictos. Sin embargo, el diagnóstico es inequívoco cuando se describe la naturaleza del régimen político que hoy posee el país: Un gobierno de facto (sin sustento jurídico), sin legitimidad democrática, con un exclusivo respaldo militar y, en tanto ello persista, despreciado internacionalmente. Los medios de comunicación se encuentran, en buena medida, controlados por el Estado, sometidos a censura o, atemorizados, practicando la autocensura; la protesta ciudadana, por su parte, es criminalizada. Básicamente, Venezuela se ha reducido a un Estado Policial.

Dicho esto, el debate político actual en Venezuela ya no trata sobre la dicotomía cambio o continuidad, ahora, los venezolanos y la comunidad internacional discuten, principalmente, sobre los medios para cambiar una crítica situación política, económica, humanitaria y migratoria de consecuencias globales. Nuestro gremio eleva su voz en esta oportunidad para colaborar y orientar a la opinión pública en esta desafiante encrucijada. En principio, es necesario enumerar las opciones que muchos dirigentes políticos, dentro y fuera de Venezuela, han mencionado están “sobre la mesa”: 1. invasión militar (con su respectivo eufemismo: “Intervención militar humanitaria”), 2. Golpe de Estado, 3. Rebelión civil (Guerra Civil considerando el altísimo poder de fuego del régimen) y 4. Elecciones (con escasas o ínfimas condiciones de pulcritud electoral).

Los regímenes autoritarios no son una novedad en el mundo, los han padecido todas las sociedades, en todo tiempo y lugar, no obstante, desde el fin de la segunda guerra mundial, la mayoría de estos oprobiosos regímenes han visto su final producto de procesos electorales que sirvieron de catalizador para procesos de transición política desde las dictaduras a las democracias. Dictaduras de izquierda, de derecha, de militares, de fanáticos religiosos, de bandas criminales o genocidas, los dictadores en la gran mayoría de los casos han sido destituidos por el concurso de las masas en procesos electorales usados por la oposición como herramienta de cambio. Las demás opciones han demostrado, contrariamente a lo perseguido, el atornillamiento de tales regímenes amparados en el expediente de la unidad frente a sus tres usuales enemigos propagandísticos: el enemigo anterior, el enemigo interior y el enemigo exterior. Casos paradigmáticos de estos atornillamientos: Cuba y Corea del Norte. 

Los votos contra las dictaduras han sido más efectivos desde el punto de vista de la experiencia histórica, casos paradigmáticos son: la transición española, las transiciones políticas de Europa del Este, Sudáfrica, Brasil y los países del Cono Sur. En tal sentido, una estrategia para el cambio político en Venezuela no puede prescindir de la vía electoral si desea ser exitosa. Debe decirse que la sola decisión de acudir a las urnas electorales no es suficiente, también debe hacerse en el marco de una plataforma unitaria abarcante, incluyente, movilizada y con una agenda fundada en el consenso. Un contexto en el cual la oposición se encuentre dividida, entre abstencionistas y electoralistas, solo permitiría la reedición de los acontecimientos pasados como las elecciones de gobernaciones, alcaldías y presidenciales. Una estrategia electoralista exitosa pasa por convertirla en una causa común tanto para todos los partidos políticos como para los movimientos, los gremios, los sindicatos y los estudiantes, todos al unísono llamando a participar. 

El régimen ha planteado la celebración de elecciones municipales (con la irregularidad de elegir solo concejales) y un (no anunciado aún) referéndum constitucional.  Muchos partidos políticos han sido ilegalizados y, por tanto, no pueden siquiera presentar candidatos, otros partidos han sido registrados pero además de minoritarios, son renuentes a incluirse en un esfuerzo estratégico colectivo, hacemos votos por que tal estado de cosas sea reconfigurado por el liderazgo opositor, desde los partidos mayoritarios, para reconstruir una plataforma unitaria que asuma el desafío electoral y postelectoral que de inicio a un proceso de transición política. Lo contrario a ello, es navegar entre la inacción y la fantasía. Debe asumirse, ahora con sentido de urgencia, que la lucha por mejorar las condiciones electorales son más factibles con la ciudadanía movilizada en torno a un evento electoral que aspirando a una implosión política a través de la actitud pasiva de la abstención electoral.

Todos los ciudadanos venezolanos lamentan las dificultades que ha encontrado el liderazgo opositor para evitar errores tácticos que comprometen la coherencia del discurso, sin embargo, sufrir por los errores cometidos en el pasado reciente es infructuoso cuando el dramatismo de los acontecimientos dispara las alarmas de un país cada vez más inviable. La aspiración del régimen a la eternidad es innegable y quizá nos encontramos en el momento decisivo entre el autoritarismo militar y el totalitarismo. El llamado es evitar averiguarlo, es imprescindible un resurgimiento del fervor democrático nacional y restituir el valor del voto universal, secreto y directo cuyo establecimiento requirió duros sacrificios a la nación.