Los presidentes de Venezuela y Ecuador ya no se soportan

Los presidentes de Venezuela y Ecuador ya no se soportan

 

Juan Carlos Zapata (ALN).- Eran hermanos en revolución. Con Hugo Chávez y Rafael Correa. Con Nicolás Maduro y Rafael Correa. Eran hermanos en el discurso. En la Alianza Bolivariana. En los acuerdos bilaterales. En la política regional. En el apoyo a Cuba. En el modelo de la perpetuación. Hasta que llegó Lenín Moreno y Ecuador viró. Moreno comenzó con las críticas a Correa. Por su estilo de gobernar. Por su apetito de poder. Por el control que pretendía ejercer sobre la sociedad, sobre el país. Moreno investigó a Correa, y encontró también hechos de corrupción. Proyectos inacabados como la Refinería del Pacífico, un tal sueño de Chávez y Correa que devino en nada. Sí, en más corrupción.





Por: Juan Carlos Zapata / AlNavío

Rafael Correa se convirtió en un escándalo permanente en Ecuador. Y todo lo hacía y todo lo hace a quien él mismo escogió como sustituto. En cada crítica a Correa, al personalismo, al modelo de gobierno, era como si Lenín Moreno criticara también a Hugo Chávez, a Nicolás Maduro, a los Castro en Cuba. Lo que no podía gustar a Caracas. Al poder de Caracas. Y lo que a su vez tenía que complacer a los enemigos y adversarios del proyecto bolivariano, al punto de que el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, visitara Quito y elogiara la gestión y el talante democrático de Moreno, lo cual irritó a Correa.

Cada juicio de Moreno sobre Correa tiene impacto regional. Y no pasaba desapercibido en Caracas. Al punto de que a principios de julio Maduro cuestionó que a Correa se le dictara prisión preventiva por el caso del secuestro de Fernando Alba, un opositor al expresidente. Maduro criticó y Lenín Moreno reaccionó. La Cancillería envió una nota de protesta. Y Caracas, que ya no contaba con embajador ecuatoriano porque el anterior había renunciado en agosto de 2017, siguió sin tenerlo. Ecuador se daba a respetar. Era como si Ecuador le advertía a Maduro basta de intromisiones. Como si le recordara que en Ecuador el Poder Judicial goza de independencia, que de Venezuela no puede decirse lo mismo. La renuncia de aquel embajador se produce, por cierto, en el periodo de la escalada autoritaria y represiva del régimen madurista. Represión sobre la que Moreno expresó preocupación. “Preocupante la situación que atraviesa nuestra querida hermana República Bolivariana de Venezuela”, dijo. Y agregó: “Por encima de todo derecho, por encima de cualquier postura ideológica o política, la vida es sagrada e intocable. La muerte de seres humanos es un hecho que debemos lamentar y rechazar enérgicamente”.

Y todo esto ocurre cuando el régimen de Maduro requiere de aliados. Que le quedan pocos en América Latina y el mundo. Es un régimen de legitimidad cuestionada. Aislado y sancionado por la comunidad internacional. Que tiene enfrente al Grupo de Lima, integrado por los más importantes países de América y el Caribe. Es verdad que Ecuador no se integró al bloque, pero que marque distancia con Maduro, el impacto tiene más que un sentido. Por las complicidades de aquellos otros tiempos. De modo que Lenín Moreno ha mostrado ser un factor autónomo, ya desintegrado de la órbita chavista, y le va bien en ese sentido, captando inversión extranjera y abriéndose un espacio de credibilidad en el concierto internacional.

 

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