Al Navío: El expresidente Carlos Mesa calienta los motores en Twitter para destronar a Evo Morales

Al Navío: El expresidente Carlos Mesa calienta los motores en Twitter para destronar a Evo Morales

Carlos Mesa recorre Bolivia y registra cada paso en Twitter / Foto: @carlosmesag / Al Navío

 

Portador de un capital político indiscutible, que no necesariamente tiene que traducirse en votos, el expresidente de Bolivia Carlos Mesa emerge como la posibilidad ciudadana para destronar al poderoso Evo Morales, hegemónica expresión del populismo carismático con ribetes étnicos. En este momento Mesa recorre el país, procurando sentar las bases de una victoria que todavía es sólo una posibilidad, y va registrando cada paso en su cuenta de Twitter.

Por: Alonso Moleiro / Al Navío.





Periodista e historiador, hombre de medios, exvicepresidente, expresidente, y ahora, de nuevo, candidato presidencial, Carlos Mesa, recordado además por su noticiero PAT (Periodistas Asociados Televisión), es todo un clásico dentro del panorama de la opinión pública de su país, Bolivia.

Mesa ejerció una importante misión de Estado ya en los años de Evo Morales, al frente del equipo político que adelantó un litigio internacional para intentar devolverle la salida al mar a Bolivia. Compañero de fórmula de Gonzalo Sánchez de Lozada como vicepresidente, ejerció la Presidencia interina de su país hacia 2003, por dos años, una vez que Sánchez de Lozada tuvo que abandonar el poder en el marco de la última turbulencia importante que viviera Bolivia.

Hoy, luego del prolongado mandato del líder cocalero, Mesa se apresta a surcar de nuevo el río de una candidatura presidencial, intentando apoyarse en las omisiones del dirigente indígena, presentándose como una nueva carta de la oposición.

La cuenta de Twitter de Mesa, previsiblemente tupida y fértil, tiene hoy los aditamentos clásicos del activismo político. Mesa parece estar en fase preliminar: calentando motores para intentar destronar a quien ha terminado representando un prolongado ejercicio de paradójica estabilidad en la que fue una de las naciones más inestables del mundo: el aparentemente inderrotable Evo Morales.

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