Pacientes crónicos en Lara ante crisis del sector salud: ¡No queremos morir!

Pacientes crónicos en Lara ante crisis del sector salud: ¡No queremos morir!

Coordinadora de Transparencia Venezuela, Yonaide Sánchez / Foto: Promartv

“Yo no quiero morir”, es el grito desesperado de pacientes con enfermedades crónicas en La­ra, que a diario deben cargar con la cruz de la escasez de medicinas y las constantes fallas en centros de salud prima­ria, que además de la carencia de equipos médi­cos se ven limitados en su accionar por el déficit que registran en su per­sonal médicos.

Por: Ágatha Reyes | La Prensa de Lara

La realidad es que los pacientes crónicos en La­ra se sienten indefensos y desamparados por el Estado venezolano, pues a pesar de las manifestaciones de calle y solicitudes a los entes guberna­mentales, no reciben res­puestas en cuanto a tratamientos médicos de por vida que deben cumplir.





Según un estudio reali­zado por 14 Organizacio­nes que defienden los derechos de los pacientes crónicos en Lara, en lo que va de año han falleci­do al menos 257 pacien­tes por no contar con las medicinas necesarias. En el informe denominado “Emergencia humanita­ria compleja en Venezue­la”precisan que sólo en el 2018 han perdido la vi­da 86 pacientes renales.

Y es que según explica Jonaide Sánchez, repre­sentante de la ONG transparencia Venezue­la, las siete unidades de diálisis que hay en Lara se encuentran en una es­pecie de “cierre técnico” por la carencia de perso­nal médico (cuentan con una enfermera por cada 8 o 16 pacientes), equi­pos deteriorados, falta de insumos, además de las eventuales fallas en el su­ministro de agua potable.

Situación que acrecienta las dificultades de que los pacientes logren mantener estables los ni­veles de hemoglobina. Aunado a la carencia de medicinas, los pacientes renales también enfrenta la dificultad de ser some­tidos a cirugías de tras­plantes de hígado, pues el programa Procura se encuentra parado desde hace al menos tres años.

“No tenemos garantía de vida en nuestro propio país, irnos es imposible porque no tenemos có­mo costear un viaje al ex­tranjero. Lo que desea­mos es vivir con tranqui­lidad y que el gobierno permita se abra el canal humanitario”, dijo Susa­na Mujica, paciente renal diabética, quien cuenta las penurias que deben pasar para tratar de cum­plir tratamientos que son de por vida.”

Y es que el temor de morir por la crisis que hay en el país, se replica en las 1250 personas con deficiencias renales y diabéticas que conside­ran “estar en sentencia de muerte sin fecha de ejecución” como explica con tristeza Bayardo Ro­dríguez, miembro de la fraternidad dominicana y paciente diabético, quien pide al gobierno nacional “explique por qué el país está en tan crítica condición en ma­teria de salud”.

Los pacientes que pade­cen la enfermedad de Parkinson, también se unen al grito de auxilio, y es que en lo que va de año han muerto un total de 12 pacientes, según informa Isais Anzola, miembro de FundaPar­kinson, quien además denuncia que el servicio de atención que recibían desde Sanidad está para­lizado desde hace dos años.

“Un medicamento en el extranjero tiene un costo de 20 a 40 dólares, imposible de pagar en el país”, precisó.

En el caso de pacientes infectados por la bacteria Serratia, Gretna El Hala­bi dice que hay un apro­ximado de 143 niños afectados desde el 2016 a la fecha. “Sin duda lo que ha ocurrido en el estado es una situación sin pre­cedentes que debe ser atendida”.

Sin personal y servicio

Según el informe pre­sentado por las 14 ONG Lara tiene un déficit del 70% de enfermeras y personal médico que han salido del país por la crisis económica y del sector salud. A esto se le suman las deficiencias en centros asistenciales; en el Hos­pital Central Antonio María Pineda sólo fun­cionan dos de los 17 qui­rófanos, mientras que de los que hay en el Seguro Social Pastor Oropeza sólo funciona uno.

Además el 90% de los servicios de radiología están fuera de funciona­miento. “Es una crisis que debe ser atendida con prontitud, estamos en emergencia compleja. Pacientes no deben mo­rir por estas deficien­cias”, precisó Sánchez.