Síndrome del impostor, eso que pasa cuando tienes éxito y te sientes un fraude

 

La primera vez que escuché sobre el síndrome del impostor creí que me explotaba el cerebro. Al asentir mi cabeza, boquiabierta, mientras me explicaban de qué trataba me sentí expuesta y acompañada a la vez. La sensación del impostor era familiar, la había tenido entregando artículos de opinión o algunos temas especializados. La sentí aplicando para el máster y después de entregar alguna propuesta de estrategia comunicacional para un cliente. Claramente no se lo había dicho a nadie, el miedo de ser descubierta era paralizante, este era mi secreto, o al menos eso creía. El síndrome del impostor es un término acuñado por dos psicólogas clínicas, Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes, en 1978 para referirse a un fenómeno que identificaron en un grupo de mujeres exitosas alrededor de la universidad en la que trabajaban. Estas mujeres temían haber estafado a sus colegas, no se sentían responsables de sus logros, los cuales asociaban a agentes externos como suerte, timing, encanto o mucho esfuerzo, en lugar de su inteligencia o habilidades internas.





Por: Sofía Angostini / vogue.mx 

Los síntomas incluyen terror de ser descubierta, perfeccionismo y workaholismo, miedo de no poder mantener el éxito obtenido, creer no contar con la capacitación adecuada para emprender un proyecto y minimizar los halagos recibidos (“¡Felicidades por haber conseguido una nueva cuenta para la agencia, qué buena eres!”, “La verdad es que creo que el cliente se quiere acostar conmigo” por ejemplo).

Si bien 70% de las personas han experimentado síntomas en algún momento de sus vidas, Clance e Imes sostienen que las mujeres exitosas u over achievers tienen más posibilidades de experimentarlo y con mayor intensidad (estudios realizados después de 1978 sugieren que hombres o mujeres pueden sufrirlo por igual).

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