Juzgan en París a libaneses que blanqueaban dinero para el Cartel de Medellín

Juzgan en París a libaneses que blanqueaban dinero para el Cartel de Medellín

Pablo Escobar, quien fue el cabecilla principal del Cártel de Medellín. Foto Infobae

 

Autos de lujo, relojes de colección o un sistema de letras de pago como el utilizado en la Edad Media: muchos fueron los sistemas que, según la justicia francesa, usó un grupo de libaneses para blanquear dinero del cartel de Medellín y por el cual serán juzgados desde el martes.

Una quincena de personas, cuya cabeza visible es el empresario Mohamad Noureddine, 44 años y experto en bienes inmobiliarios y comercio de joyas, serán juzgados desde el martes en París sospechosos de blanquear decenas de millones de euros.





El asunto aterrizó en las cortes francesas gracias a la labor de las pesquisas de la agencia estadounidense antinarcóticos, la DEA, que siguió desde 2012, a sol y a sombra, este red extendida por América Latina, Oriente Medio y Europa.

En efecto la DEA pudo identificar que el epicentro de la operación en Europa estaba en Francia, donde tienen residencia varios de los acusados.

De acuerdo con la investigación para blanquear las fortunas recolectadas con la venta de cocaína en Europa, se recurría, entre otras herramientas, al antiquísimo sistema del “halawa” (mandato en árabe).

Este es el método que se utilizaba en la Edad Media, antes que los venecianos comenzaran a desarrollar los sistemas bancarios, y que permitía el comercio por las rutas de la seda y de las especias entre Europa y Extremo Oriente.

La circulación de fondos requería de seguridad, garantías y confianza. Era allí cuando entraban a jugar los “sarafs”, que intercambiaban los documentos de pago de sus clientes, algo a medio camino entre un banco y un agente de cambios.

El método, que parecía ser algo del pasado frente al sistema bancario internacional, Internet, computadoras, giros y códigos SWIFT, resucita porque tiene –para los traficantes– una simple y demoledora ventaja: no deja rastros… O casi no los deja.

¿Un camión o un Mercedes?

La investigación en Europa llegó a una serie de redadas casi simultáneas en Francia, Italia, Bélgica y Alemania en enero de 2016.

Los operativos y elementos recogidos apuntan hacia un tal Mohamad Ammar, alias Alex, que iba y venía entre Colombia y California. El sujeto fue detenido meses después en Estados Unidos y reconoció sus vínculos con los carteles colombianos.

La investigación francesa sobre la “conexión libanesa”, bajo nombre clave “Cedar” (por el cedro, árbol que es el emblema nacional de Líbano), descubrió una “red particularmente estructurada y organizada” que permitió blanquear decenas de millones de euros.

El beneficiario sería ‘El Chapulín’, un traficante colombiano, a pesar de su seudónimo mexicano (chapulín significa insecto saltarín en idioma nahuatl).

Ingresar en los detalles de las operaciones recuerda a más de una película: grandes cantidades de teléfonos celulares regularmente desechados y reemplazados, lenguaje codificado, escondites de doble fondo en los autos…

Menuda tarea para los investigadores, que en sus intercepciones telefónicas tuvieron que descifrar que, cuando se hablaba de un Mercedes 250, en realidad se informaba que se había recaudado 250.000 euros. Y si evocaban un camión, la cifra subía al millón.

Y si se había dejado algo en el horno, había que buscarlo en Holanda.

La red tenía una organización muy completa: recolectores, transportistas, jefes de equipo y los pasos simples, pero efectivos.

En primer lugar la cobranza en Europa y concentración de fondos con los “sarafs”, luego compra de joyas, relojes y autos de lujo, a continuación la reventa de esos artículos en Oriente Medio y Africa y finalmente el envío del dinero blanqueado a los colombianos a través de casas de cambio.

Mohamad Noureddine, el principal acusado, reconoce haber organizado la colecta pero niega que haya conocido el origen de todo ese dinero.

También rechazó que parte de los fondos hayan ido a dar a manos de Hezbolá, pista evocada por la DEA pero que los sabuesos franceses no tomaron en cuenta.

En opinión de William Julié, abogado de uno de los detenidos y experto en expedientes criminales con ramificaciones internacionales, la cooperación entre servicios de varios países “a menudo se ve afectada por mecanismos deformantes” para tratar de atrapar a todos los implicados.

En esos casos, agrega Julié, pueden caer en las redadas individuos que no tendrían que estar allí, entre ellos su cliente, que siempre se dijo inocente y que tras 18 meses de prisión obtuvo libertad vigilada.

Detalle a considerar: todos los acusados inician este martes el juicio con sus expedientes judiciales virgen, al menos hasta las sentencias previstas para el 25 de noviembre.

AFP