EL DATO: Todo lo que debes saber sobre el poder de la leche

EL DATO: Todo lo que debes saber sobre el poder de la leche

Foto: Men’s Health

 

Existe gran controversia en torno a ellos, por eso te ayudaremos a descubrir el secreto para añadirlos de manera sana a tu dieta de acuerdo con la etapa de tu vida.

Por: Alex Villatoro | Men’s Health





El ser humano es el único mamífero que consume lácteos y derivados después de la etapa de lactancia, lo cuál ha generado cuestionamientos, sobre todo porque algunos especialistas advierten que las bondades que brindan pueden irse modificando, teniendo un efecto contrario al de los primeros años. De acuerdo con una investigación de la Universidad de Bristol, aquellos que llevaron una ingesta diaria alta de lácteos, cuando eran niños, tienen una mayor protección contra accidentes cerebrovasculares y otras causas de mortalidad.

Uno de los nutrimentos esenciales es el calcio, en infancia y adolescencia es un elemento fundamental para alcanzar el desarrollo de huesos, así como la constitución de estos para obtener rigidez. En la edad adulta y vejez, tiene el papel de seguir dando soporte a los huesos y a su vez evitar el desgaste. Se debe tomar en cuenta que el sistema óseo se encuentra en su punto más fuerte durante la edad adulta, su densidad continúa creciendo hasta el inicio de los 30, esto no significa que después ya no importe consumir lácteos, al contrario deben seguir como un elemento básico de una dieta equilibrada para una buena salud, lo que puede cambiar es la manera y la cantidad en la que los integres a tu alimentación.

¿QUÉ PASA DURANTE LA EDAD ADULTA?

Como explica la nutrióloga Peralta, el organismo tiene la capacidad de degradar parcial o totalmente los alimentos para aprovechar sus nutrientes, en cuanto a los productos lácteos solo se logra de manera parcial y con el paso de los años no lo hace de la misma manera, por lo que comienza a generar diferentes efectos. Seguro has escuchado o conoces a alguien que afirma que con el tiempo se volvió intolerante a la lactosa, según la especialista, (en la mayoría) esto se debe a que no hay una separación adecuada de los nutrientes, algo natural del proceso de envejecimiento. Existe una pérdida en la capacidad de producir enzimas, por lo que se presentan malestares y aparece intolerancia que cuenta con síntomas como náuseas, dolor, inflamación y distensión abdominal, diarrea e incluso vómito. En estos casos lo más recomendable es optar por opciones deslactosadas. Estas solo eliminan la lactosa, es decir su azúcar, lo cuál no representa una pérdida en el resto de los elementos, en especial hablando del tan valorado calcio.

LOS EXPERTOS DICEN…

La fundación Británica del Corazón considera que es importante incluir productos lácteos como parte de una dieta balanceada, pero en adultos sugiere optar por aquellos bajos en grasa, desnatados o deslactosados. Esto ayuda a mantener bajo el consumo de grasas, las razones por las que se creer que son malos, siendo una alternativa para combatir o prevenir las intolerancias.

Aparte del calcio, este grupo de alimentos puede tener un papel vital en la circulación sanguínea, gracias a una hormona llamada Factor de crecimiento insulínico 1 que se relaciona con una reducción de fallos cardíacos. El Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca, determinó que el consumo de lácteos desnatados contribuye a mejorar la salud cardiovascular. Después de evaluar a 265 pacientes, concluyeron que al eliminar las grasas previenen enfermedades como aterosclerosis o acumulación de lípidos en las paredes arteriales. Mientras que un estudio publicado en Arthritis Care & Research, afirma que un vaso de leche al día reduce los síntomas de osteoartritis, una enfermedad que provoca dolor e hinchazón.

No existe razón para tacharlos como algo maligno, “al eliminar cualquier alimento de la dieta, estamos restringiendo a nuestro organismo de nutrientes, si bien el calcio no solo lo podemos encontrar en los lácteos, la ventaja es la disponibilidad que brindan para poder utilizar el que contienen, en comparación con otros alimentos”. En este sentido, aclara que no son un ingrediente malo o nocivo para la salud, como se puede creer y la recomendación va más allá de consumirlos en la adultez, pero debe vigilar- se la cantidad, misma que solo puede ser determinada por un especialista de acuerdo con las condiciones fisiológicas de cada persona.

Por otra parte al hablar del momento del día en el que es mejor o peor consumirlos, la nutrióloga Dulcelina, asegura que la ingesta no depende de una hora, pues se debe tener una dieta variada y corresponde a cada profesional brindar el horario adecuado. Te presentamos algunos de los beneficios específicos que te brindan de acuerdo con el momento:

DESAYUNO

A esta hora la leche y el yogur son los favoritos, puedes comerlos solos o combinarlos con un poco de cereal y fruta, esto te ayudará a que la vitamina D que tu cuerpo produce cuando te expones al sol se absorba mejor, mientras que la vitamina A que te brinda protegerá tus ojos
de la luz.

MEDIO DÍA

El aporte de proteína permite calmar el hambre y otorga la energía que necesitas para continuar tus actividades, lo mejor es que no tendrás el pico de glucosa que otras formas de azúcar suelen darte.

COMIDA

Funciona como un buen ingrediente para sopas o ensaladas, también es una gran opción de postre. En cuanto a sus beneficios mejora la concentración y evita el bajón común en este momento del día.

DESPUÉS DEL EJERCICIO

Su proteína, suero y caseína ayudan a mantener tus músculos en buen estado, mientras que el potasio es ideal para prevenir calambres. Te recomendamos un licuado con leche, plátano y avena.

CENA

Aportan un aminoácido llamado triptófano, que a su vez promueve la producción de
la serotonina, un neurotransmisor que fomenta el sueño.

Finalmente lo que no debes olvidar es que siempre es una buena idea consultar a un experto en nutrición que te ayude a determinar la manera en que debes comer estos alimentos. Todo es cuestión de una correcta educación para entender que ningún ingrediente es malo, las cantidades adecuadas y una buena orientación marcan la diferencia.

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