El Niño Jesús en aprietos por escasa oferta y altos precios de juguetes

El Niño Jesús en aprietos por escasa oferta y altos precios de juguetes

Niños miran juguetes de segunda mano en un mercado callejero en Caracas, Venezuela, 10 de noviembre de 2018. REUTERS / Manaure Quintero

 

Este año el Niño Jesús no les podrá regalar a Ana, de 4 años de edad, ni a Flor, de 7 años, la Barbie y los patines que le pidieron en sus cartas. “Les va a traer cositas que ustedes no quieren ni esperan porque prácticamente no tiene dinero. Eso fue lo que les dije a mis hijas”, contó Inés Silva, y recordó con nostalgia que antes los niños recibían emocionados lo que pedían, publica El Nacional.

Por CARLOS SEIJAS MENESES | @CARLOSGMENESES





Entre el severo desabastecimiento y los elevados precios, el Niño Jesús teme no poder cumplir los deseos de los pequeños que ansían recibir los juguetes que le encargaron. “Se respira tristeza”, expresaron no solamente comerciantes, sino también los padres que tratan de facilitarle el arduo trabajo al Niño Jesús.

El miércoles pasado la música alegre que sonaba en una juguetería, en el centro comercial Sambil, desentonaba con el panorama de la tienda. No había ni un cliente y las dos trabajadoras conversaban sentadas. La oferta era tan poca que no lograron llenar las dos vidrieras. En los estantes no había mercancía, solo bolsas de regalo. Los juguetes como pistas de carros, los muñecos-bebés, los superhéroes, las bicicletas y los patines quedaron en el pasado.

“Los papás ni entran. La gente normalmente llega y se queda afuera porque no hay mercancía”, dijo una de las empleadas. Su compañera añadió: “Esto es fatal”. Las muñecas oscilaban entre 716,53 y 691,82 bolívares. Un Power Rangers Super Samurai estaba en 3.587 bolívares.

En otra juguetería, del centro comercial, las dos únicas mujeres que estaban en la tienda salieron luego de preguntar por el precio de un Trans Warrior, que lo vendían en 2.700 bolívares.

“Ahora a los niños se les compra comida o juguetes”, lamentó una de ellas, docente en Propatria. “Donde doy clases observó que los padres les mandan a sus hijos arepas solas, y otras veces rellenas con arroz o pasta. Es duro ver eso”, expresó.

En el establecimiento también era muy reducida la oferta y la variedad. No lograban llenar un nivel de algún estante. En algunos anaqueles había, en vez de juguetes, artículos de cocina. El segundo piso de la tienda estaba cerrado y desabastecido. Las pocas opciones para las niñas eran muñecas, que iban de 1.100 a 2.500 bolívares.

“Esto es bastante triste. Esta Navidad es horrible”, afirmó la empleada. Otra trabajadora agregó: “Y eso que esta era la mamá de las jugueterías”.

En una tienda, en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco, se apreció la misma situación el jueves pasado. El segundo nivel estaba desolado y clausurado. Varios estantes ocultaban la mitad de la tienda que estaba desprovista. La única trabajadora, que lleva más de una década en el comercio, rememoró cuando ya en estos días la juguetería se llenaba de clientes y había una docena de empleados atendiéndolos.

Tenían la famosa muñeca Barbie, que costaba entre 1.800 y 6.500 bolívares, y un carrito a control remoto 10.350 bolívares, más de 5 salarios mínimo.

En una juguetería icónica, Boleíta Norte, los precios de la Barbie pasaban de 10.000 bolívares. El viernes variaban entre 13.480 y 25.640 bolívares. Una pista de Hot Wheels estaba en 51.880 bolívares: 857.420% más caro que a principios de diciembre del año pasado, cuando se conseguía en 6,05 bolívares (605.525 bolívares del cono anterior).

Para los varones más pequeños tenían un lego Funny Pasture en 3.560,01 bolívares y para las niñas una muñeca con instrumentos de cocina, en 19.160 bolívares, y un set de 3 piezas (corral, silla y mecedora) en 17.880 bolívares.

“¡Son 50 dólares!”. En una feria navideña los vendedores ofrecían los juguetes que desaparecieron de varias tiendas, como Lego, superhéroes, princesas Disney y muñecos de colección de Star Wars. Pero cuando alguien preguntaba por los precios, recibía una respuesta inesperada.

“Cuesta 50 dólares”, le contestó sin disimulo un empleado al posible cliente que preguntó por los muñecos de colección del Hombre Araña y Hulk. Los superhéroes de Los Vengadores costaban 30 dólares y los legos entre 5 y 80 dólares.

Una comerciante ofrecía las muñecas Barbie en 15 dólares, las princesas Disney en 28 dólares y un juguete de arena en 40 dólares. “Toda la mercancía la traigo de Estados Unidos”, aseguró.

“¡Me confundí! Pensé que estaba en Venezuela hasta que vi que todo está en dólares”, dijo una clienta al salir de la feria.

Algunos puestos tenían las etiquetas de los precios en la moneda estadounidense. En una vidriera de un puesto de artículos de colección reposaban figuras pequeñas de Star Wars y de X-Men. Valían entre 10 y 25 dólares.

Para las más pequeñitas de la casa, una Little Mommy con utensilios de cocina costaba 65 dólares. Otra sencilla, 45 dólares. La muñeca Sofi crece contigo 85 dólares.

Annabelle Rondón, que paseaba con su hija para observar qué le llamaba la atención a la niña, dijo que debido a los elevadísimos precios tendría que vender algunas cosas que ya no usa para ayudar al Niño Jesús a comprar los regalos. “Es la única manera. En Venezuela un asalariado gana menos de 5 dólares al mes. Soy consciente de que él y yo tendremos que pagar el juguete en dólares. Esta, lamentablemente, es nuestra realidad”, añadió.

Menudeo en otra moneda

Si bien la Constitución establece en el artículo 318 que “la unidad monetaria de Venezuela es el bolívar”, el economista Luis Oliveros recordó que el gobierno ha hablado de libre convertibilidad y no hay ninguna ilegalidad en que la gente establezca el precio en una divisa cuando quiere comercializar algo. “Esto ocurre porque Venezuela está en un proceso hiperinflacionario, en el que el sistema de precios está destruido, la moneda cada día cuesta menos y los comerciantes tratan de mantener el valor de reposición de sus inventarios en divisas”, explicó.

El diputado Ángel Alvarado, economista y miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, coincidió con Oliveros. Afirmó que en hiperinflación es muy difícil reponer inventario. “Si alguien coloca un precio de 1.000 bolívares en una vidriera o en el anaquel, cuando ese comerciante lo reponga cuesta 2.000 o más”.

Advirtió que lo grave de la situación es que la economía puede terminar completamente dolarizada si el gobierno no toma las medidas adecuadas para frenar el fenómeno, además que se podría generar una economía dual con dos tipos de personas: las que tienen acceso a divisas y las que no.