Humberto Calderón Berti: Aún hay mucho petróleo por descubrir

Humberto Calderón Berti: Aún hay mucho petróleo por descubrir

Humberto Calderón Berti, geólogo, expresidente de Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA), exministro de Energía y Petróleo y de Relaciones Exteriores del país vecino.
Foto: Abel Cárdenas / EL TIEMPO

 

No vive por estos lados, pero está pendiente de lo que ocurre en su terruño. Y, más aún, en su subsuelo: es Humberto Calderón Berti, el geólogo venezolano –egresado de la Universidad Central de Venezuela, con maestría en Ingeniería de Petróleo de la Universidad de Tulsa, Oklahoma–, expresidente de la empresa estatal Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA), exministro de Energía y Petróleo y de Relaciones Exteriores que hoy vive exiliado en España, publica El Tiempo.

Por Ricardo Ávila





Su vida podría escribirse en letras de oro negro. Ha escrito numerosos ensayos relacionados con la industria petrolera venezolana, entre los que figuran Hacia una política petrolera integral: la responsabilidad nacional, el compromiso internacional (1979), La coyuntura petrolera venezolana (1982), Venezuela y su política petrolera y La invasión a Kuwait. Ahora se muestra defensor a ultranza de una exploración sin barreras del petróleo y del fracking, como métodos para extraerle al crudo sus mejores virtudes: el progreso y el bienestar. En momentos en que a Colombia se le agotan sus reservas y debe explorar sus supuestas riquezas ocultas, Calderón Berti –socio de Vetra, una firma petrolera de mediano tamaño– enseña sus cartas.

¿Qué debe hacer el país en el tema del petróleo?

El petróleo ha sido determinante en la modernización del país y con precios a 100 dólares era un negocio muy atractivo, como lo fue durante los últimos 25 años. Pero ahora, con precios a 60 o 70 dólares por barril, si Colombia le apuesta al sector minero energético y al desarrollo petrolero, tiene que tomar medidas audaces en el sentido de que debe flexibilizar alguna de las trabas existentes hoy, como por ejemplo el tema de las consultas populares, que hacen perder tiempo. Un solo permiso ambiental, por ejemplo, toma un año.

Las comunidades ven pasar los carrotanques con petróleo y mientras tanto no tienen gas, no tienen electricidad, no tienen vías de comunicación: no hay Estado. La presencia sola del Ejército, y de las petroleras, hace que la gente crea que estas son las que deben solucionar los problemas sociales de la comunidad. Y es cierto en parte: estas empresas deben tener un programa de responsabilidad social empresarial para coadyuvar a la solución de problemas, pero no para sustituir al Estado.

¿Y entonces?

El costo de producción del petróleo es muy alto, porque la infraestructura es muy precaria. Veamos el ejemplo de Venezuela: allí no se transporta un barril de petróleo en carrotanques, mientras que aquí ruedan miles de ellos circulando por las carreteras. Tiene que haber un sistema de regalías flexible que se pueda ir adaptando en la medida en que vayan cambiando los precios del petróleo. Debe haber un impuesto sobre la renta, flexible también, que cambie según la variación de dichos precios. Y tiene que haber una determinación del Estado para facilitar la operación.

Pero el tema de los permisos, del tema ambiental, de las comunidades, ¿no es garantía precisamente de que se cumplan los estándares de calidad del crudo?

De acuerdo, pero me refiero a temas de producción. En Estados Unidos, por ejemplo, construir una plataforma para perforar cuesta 100.000 dólares, mientras que aquí esa cifra sube a 1’200.000 dólares. Allá, en cambio, es posible construirlas además sin permiso, en tanto que acá hay que buscar una aprobación previa y entonces todo se complica: es francamente muy duro trabajar en Colombia.

¿Pero ustedes van a seguir apostándole a Colombia?

Desde luego. Es el país más importante en el sector después de Venezuela. Y dispone además de un área virgen que nunca ha sido explorada por cuestiones de seguridad y de orden público en el Putumayo. Es la misma cuenca que viene del Ecuador y cuando uno mira el mapa, ve una hilera de plataformas perforadoras alineadas de sur a norte en ese país, que de pronto se interrumpe en la frontera: en el lado colombiano no hay nada. Sin embargo, el Putumayo tiene una oportunidad de crecimiento única, con una ventaja adicional: la de que, al lado de la frontera, a pocos kilómetros, se encuentra el oleoducto de crudos pesados del Ecuador con capacidad de transportar 450.000 barriles diarios y que hoy solo procesa unos 140.000, lo que representa una oportunidad excepcional porque van con destino a los mercados del Lejano Oriente.

Otra zona de impresionante futuro son los Llanos, en donde aún hay mucho petróleo por descubrir. ¿Aparecerá otro campo como el Rubiales? No se sabe. Lo que sí es cierto es que en la medida en que uno se aleja de la cordillera, pueden encontrarse yacimientos parecidos a los que tenemos en Venezuela en la faja del Orinoco.

¿Y los hallazgos recientes preliminares que se han descubierto en aguas profundas en el Caribe?

Esa zona tiene reservas de gas muy interesantes, pero es un área muy riesgosa y de más a mediano o largo plazo. Lo que yo creo es que Colombia avanza de una manera muy clara hacia ser un país importador de petróleo. Por eso está en la obligación de propiciar un desarrollo petrolero con grandes actores, que son los que tienen el músculo financiero y la tecnología para emprender grandes proyectos de alto riesgo.

Hablemos entonces del polémico tema del ‘fracking’…

Es un tema que se ha convertido en un fetiche. Mientras acá se discute y se polemiza al respecto, en los Estados Unidos se producen cerca de 3’500.000 barriles diarios de petróleo, lo mismo que más de 70.000 millones de metros cúbicos de gas con este sistema. Y no me vengan a mí con cuentos de que allá se ejerce menos protección del medioambiente que en otras partes.

Pero hay estados en donde está prohibido…

El ‘fracking’ siempre ha existido. Es una técnica que fractura la roca con agua y con algunos químicos e inyecta arena para producir la salida del petróleo.

¿Qué dice entonces de argumentos como el del aumento de sismicidad y de contaminación de los acuíferos?

El proceso utiliza métodos probados hasta la saciedad de protección de acuíferos. Ellos están en las partes superficiales del área de producción y se protegen con tuberías de revestimientos especiales. En el ‘fracking’ se llega a la roca que rodea el crudo, la cual se va fracturando de delante hacia atrás y se va apuntalando para sacar el petróleo por un hueco similar al del sistema tradicional de un pozo convencional. Y en este país las posibilidades con esta alternativa son impresionantes.

¿Por qué?

Colombia tiene la roca generadora de petróleo más importante del norte de Suramérica, que es la formación La Luna, la cual origina todo el crudo del Lago de Maracaibo y de la región del Magdalena. El secreto del ‘fracking’ es perforar muy rápida y eficientemente, al menor costo posible, porque la producción declina muy rápido. Eso lo pueden hacer solo grandes compañías que posean el respectivo ‘know how’.

¿Sería entonces un error para Colombia prohibir el ‘fracking’?

Absolutamente. El país debe empezar ya a producir en el Putumayo y en los Llanos orientales, pero antes debe liberar un poco las condiciones que impone para ello.

No obstante, personas como Gustavo Petro afirman que el país debe alejarse del petróleo y buscar su futuro en las energías renovables…

Es un planteamiento de una izquierda que no tiene vida en donde ha habido progresos materiales para la gente. El petróleo ha sido responsable de los cambios dramáticos de Colombia y seguirá siendo un actor importante en materia de ingresos fiscales. El de la izquierda es un planteamiento político. Pero si un país tiene la fortuna de poseer petróleo, pues buen provecho, porque, además, no va a durar para siempre…

Esa era la siguiente pregunta: ¿tiene futuro el petróleo?

En la medida en que el petróleo ha mejorado sus precios, ha mejorado su tecnología. Hace unos años, nadie pensaba que se podía ir al mar y extraerlo mediante tirantes a 2.500 metros de profundidad. Sin embargo, hay muchas opciones todavía, no solo para Colombia sino para muchos otros países, de perforar en las plataformas.

¿Pero tiene futuro por el lado del consumo?

En la medida en que haya más regulaciones para proteger el medioambiente se restringirá más, pero se empezará primero por el carbón. Luego vendrá el petróleo y finalmente le tocará el turno al gas.

Al mirar la bola de cristal, ¿cuál es la ventaja que le queda al crudo?

Le quedan no menos de 30 o 40 años de uso. No veo otras alternativas para sustituirlo. Las otras energías tienen sus limitaciones y están muy condicionadas a las políticas públicas, es decir a los subsidios gubernamentales, por lo que resultan muy costosas.

Como analiza lo que está pasando en el mercado con el petróleo: hace un mes estaba a 86 dólares por barril, con pronósticos de que llegaría a 100 dólares en enero próximo… Y ahora todo cambió…

Una de las cosas más complicadas de la economía es determinar el comportamiento de los precios del petróleo. En ese aspecto, la geología es determinante. El crudo está concentrado en el Medio Oriente, mientras que Estados Unidos y Rusia son grandes jugadores en el ambiente internacional. No obstante, cualquier cosa que suceda en el Medio Oriente afecta los precios. Así, los precios del petróleo son lo más parecido a una vaca lechera: si tiene buen alimento, produce 30 litros, pero si no, produce 8. ¿Cuál es el alimento del yacimiento de petróleo? La inversión: hay que meterle mucha plata porque cualquier yacimiento declina rápido.

Uno de los argumentos de Petro es precisamente que no queremos parecernos a Venezuela en el sentido de ser dependientes del petróleo…

El tema está en manejar de forma responsable los ingresos petroleros. La propia Venezuela es un ejemplo de ello: a comienzos del siglo XIX era un país paupérrimo, sin vías de comunicación, sin puertos, ni aeropuertos y a duras penas con tres universidades. Hoy tiene más de cien y todo ese desarrollo se le debe al petróleo. Es un elemento que puede ser una bendición o un estiércol del demonio, según lo maneje el Gobierno: también hoy, por ejemplo, la nación dispone de los mayores ingresos provenientes del crudo de la historia: más de un millón de millones de dólares. Pero se lo han robado. Saquearon el país. No hay gas ni gasolina para el parque automotor. Si allí se aplicara un esquema como el de Colombia, la cosa es diferente.

Por cierto, ¿qué está pasando en Venezuela?

La situación es extremadamente crítica. Hay una carencia absoluta de todo, lo mismo que una inestabilidad y una inseguridad desbordadas. Se ha convertido en un refugio de narcotraficantes y de terroristas. El general Chávez fue muy inteligente: usó los recursos petroleros para comprar solidaridades internas e internacionales, pero sacó a las grandes empresas petroleras y trajo nuevos actores con muy pocas credenciales dentro del sector. Luego desapareció Chávez y cayeron los precios del petróleo.

¿Cómo se explica entonces que se mantenga el régimen actual en medio de semejante crisis?

Existe un régimen represor muy tutelado por los cubanos, que ejercen una gran influencia en Venezuela. La solución de los problemas nacionales pasa por Cuba, que encontró en el país una fuente de alimentación muy importante no solo por los barriles de petróleo que se les suministraba –112.000 diarios, cifra que hoy se han bajado a unos 80.000, parte de los cuales se revenden en mercados internacionales–, sino que se convirtió en un agente triangulador de negocios internacionales de Venezuela. Si me pregunta qué sostiene el terror, respondería que es la persecución y también la corrupción. Hay mucha gente que se ha enriquecido groseramente –sin ser chavistas abiertos– y hoy conforma unas élites venezolanas que derrochan dineros malhabidos en Madrid o Miami, por ejemplo. No son venidos de la marginalidad, sino de clases favorecidas que hacen ‘lobby’ a favor del gobierno de Maduro y que, por ahora, son sus aliados.

¿Cree que va a seguir el flujo de venezolanos a Colombia?

Como venezolano, estoy profundamente agradecido con el país por la forma como ha manejado esta crisis. La primera camada importante que llegó a Colombia es del sector del petróleo, país al que llegamos luego del despido de miles de personas a comienzos del año 2000. No es una crisis fácil de manejar: nosotros recibimos a millones de colombianos que llegaron durante décadas a raíz de la violencia, mientras que los venezolanos ahora lo hacen de repente, lo que ha hecho que los sistemas de salud pública y de vivienda colapsen. Creo que cuando cambien las circunstancias en Venezuela habrá que reconstruir el país.

¿Cuál es entonces la solución?

La solución no es que haya cambios, sino que esta gente que está en el poder se vaya.

RICARDO ÁVILA
Director de PORTAFOLIO
En Twitter: @ravilapinto