En Indonesia, en la región de Célebes habitan los torajas, una comunidad indígena que como muchas otras culturas del mundo, tiene un ritual funerario de lo más particular: los rituales funerarios son una cuestión íntima y personal, una de las ventanas más especiales en las que uno puede conocer una cultura en particular, a su gente y a las extrañas fusiones entre los rituales ancestrales y las religiones.
Por Beatriz Esquivel / Cultura Colectiva
Esto no es excepción en ninguna parte del mundo. En México tradicionalmente cada noviembre veneramos a los muertos y las familias acuden a las tumbas de sus muertos; hasta hace un par de décadas en África los fores consumían el cuerpo del fallecido junto con sus prendas, o, por ejemplo, en Manila toda una comunidad se ha juntado en sus cementerios por lo que viven entre las tumbas.
En ese sentido los torajas destacan porque a diferencia de otras culturas, tienen dos rituales conectados entre sí. El ma’nene’, un segundo funeral, realizado exclusivamente en agosto, donde la gente suele exhumar los cuerpos para volver a lavarlos y embalsamarlos.
También suelen mantener los cuerpos de sus fallecidos en sus hogares, puede ser desde meses hasta años. En ese tiempo los cuerpos son tratados con formaldehído y agua para que no se descompongan tan rápido. Entonces los familiares tratan a sus muertos como si no lo estuvieran. Se refieren a ellos como si estuviesen enfermos o dormidos; platican, les dan de comer —o comen alrededor de éstos—, incluso encienden cigarros y se los dan a fumar.
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