Ramón Flores: Los pemones ensangrentados por la estafa de Maduro con el Arco Minero

Ramón Flores: Los pemones ensangrentados por la estafa de Maduro con el Arco Minero

 

 

Foto: Comunidad indígena en el ambulatorio ubicado en Canaima luego de trasladar a los heridos en los hechos violentos del pasado sábado 9 de diciembre / Vía @PableOstos – twitter

Desde el Parlamento Amazónico que me honro en presidir, rechazamos de forma categórica la violencia orquestada por el régimen de Nicolás Maduro que se registra a diario en la región del Arco Minero, que cobra la vida de nuestros hermanos indígenas, al igual que aniquila selvas y envenena nuestros ríos con el objetivo de saquear el oro, los diamantes, el coltán y la bauxita que yacen en nuestros suelos.





Este pronunciamiento es debido a que -acorralado por los hechos que demuestran una vez más que es la cabeza de un Estado terrorista y fallido-, con el nuevo hecho de sangre registrado en el sur de Venezuela, Maduro apela al viejo modus operandi de los malandros, que consiste en gritar “allá va el ladrón” luego de cometer su fechoría, por lo que debemos estar alertas para no dejarnos embaucar por la propaganda y manipulación mediática de este régimen traficante de miseria y corrupción.

Y es que aún estaba tibio el cadáver del indígena Carlos Peñaloza, asesinado de un tiro en el estómago la noche del sábado por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), cuando el principal cómplice del saqueo de nuestras riquezas y de la violación de nuestra soberanía, el ministro de Defensa Vladimir Padrino López, acusó a los pemones –cuyas armas son arcos y flechas- que habitan cerca del parque nacional Canaima del estado Bolívar, de enfrentarse con fusiles a las autoridades durante un operativo que, supuestamente, estaba dirigido contra la minería ilegal. Horas más tarde, el propio dueño de ese nefasto circo reiteró ante medios de comunicación internacionales las declaraciones de su secuaz, afirmando que los “indios” dispararon contra los uniformados durante la incursión militar que además dejó heridos a otros dos aborígenes. Pero la acusación de Maduro no quedó solo allí: también culpó a los pueblos originarios de tener responsabilidad en el ecocidio que se perpetra en esa zona.

 

Indignación indígena

Por supuesto que tal muestra de cinismo desde la mismísima cúpula podrida de ese poder “rojo rojito” no podía más que generar el repudio y la indignación de las comunidades indígenas, con las que además de solidarizarnos hacemos nuestras sus palabras de rechazo a las acciones y pronunciamientos de ese dueto de maldad conformado por Maduro y Padrino López.

La primera respuesta vino del Consejo de Caciques Generales del Pueblo Pemón, que tildó al ministro de Defensa de “cobarde”, “colonizador”, “ignorante”, “mentiroso” y “ladrón” por afirmar que lo ocurrido esa sangrienta noche del sábado 8 de diciembre fue un “enfrentamiento”, cuando la verdad es que los indígenas no tienen armas. “Es usted un difamador”, le recalcaron a Padrino López.

De todo el comunicado leído por los pemones, rescatamos también este extracto porque reafirma lo que llevamos tiempo denunciando sobre cómo el régimen chavista –primero con Hugo Chávez y ahora con Maduro-, se ha convertido en toda una estafa y una desgracia para los pueblos originarios, al acentuar aún más las desigualdades y carencias que han sufrido nuestros aborígenes por siglos: “Los pueblos indígenas existíamos, existimos y existiremos en resistencia permanente, y lo que hoy sucede es la profundización de la lucha libertaria y una verdadera revolución antiimperialista (…) ya que como principio tenemos mantener nuestra identidad ancestral, manteniendo el paralelismo con la autosustentabilidad, destacando muchas de nuestras habilidades en áreas como el turismo, la actividad agrícola y la artesanía”.

Y luego de las acusaciones del que usurpa el poder desde Miraflores contra nuestros hermanos indígenas, vino una demoledora respuesta del cacique pemón de Kumarakapay, Ricardo Delgado, que en un video difundido a través de las redes sociales “le leyó la cartilla” a Maduro al que culpó de ser el primero que comete delitos en Venezuela, “cuando no presentó su partida de nacimiento para postularse a la Presidencia, el delito se cometió cuando se nombraron de manera ilegítima los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, el delito se cometió cuando se convocó a una constituyente de manera fraudulenta”.

Igualmente, el cacique Delgado reiteró otra denuncia que tanto desde el Parlamento Amazónico como desde la Asamblea Nacional hemos venido realizando, que trata sobre cómo mediante la explotación que ejecuta el régimen de Maduro en el Arco Minero se está regalando nuestra soberanía a los chinos, rusos, iraníes, canadienses y, de paso, a guerrillas narcoterroristas colombianas como el Ejército Nacional de Liberación (ELN) y a disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).  

Asimismo, en ese comunicado nuestros hermanos pemones demostraron que están más claros que muchos de los que viven en Caracas sobre esta pesadilla que en mala hora gobierna en Venezuela: “Nicolás, demostraste que no fuiste a la escuela, que no estás preparado para ser presidente, porque nosotros no somos indios. Somos aborígenes, indígenas y habitantes de esta tierra ancestral. Fuera de aquí Nicolás, porque tú eres colombiano”.

 

El trasfondo de la masacre

 

Si bien Maduro denuncia un “crimen ecológico” en el estado Bolívar y carga parte de la culpa en nuestros pueblos originarios, manipula los hechos al no contar la historia completa de lo que ocurre en el Arco Minero. Ante los medios internacionales nada dijo sobre cómo el uso del cianuro y el mercurio que auspicia su régimen pone en riesgo el principal reservorio de agua dulce del mundo, que incluye la cuenca del río Caroní, que genera el 70% de la energía hidroelétrica del país. Tampoco dijo sobre los campamentos de los irregulares colombianos que también explotan sus minas en nuestro suelo patrio. Y, por supuesto, “fingió demencia” para no referirse a la mafia conformada por sus militares que se enriquece con esta minería ilegal y que permite que nuestra soberanía sea violada por cualquier mafioso extranjero que se preste a pagar vacuna para operar de forma ilegal en nuestra Amazonía.

Y la principal pregunta sobre esa sangrienta incursión militar que, obviamente, Maduro jamás responderá: ¿ese operativo era para desplazar a nuestros hermanos pemones de esa zona del Arco Minero para poder entregársela al régimen del presidente turco Recep Tayyip Erdo?an, cuyo país es uno de los pocos lugares del mundo donde los “bolimalandros” de cuello rojo pueden esconder el oro que saquean a costa del mayor ecocidio ocurrido en la historia de la humanidad?

 

Ramón Flores

Diputado a la Asamblea Nacional

Presidente del Parlamento Amazónico

@liderhumano