Carlos Ochoa: La debilidad del usurpador

Carlos Ochoa: La debilidad del usurpador

Una de las enseñanzas del arte de la guerra y la política, es no mostrar debilidad y hacer creer que se tiene más fortaleza  que el oponente. Esto es lo que hizo el usurpador Maduro en su discurso en la ANC. El recuento de los supuestos logros se estrelló contra la realidad, no hace falta ahondar mucho al respecto, los venezolanos estamos padeciendo la peor y mayor crisis de toda la historia de la república, y es imposible escapar de ella buscando otros culpables, que no sean los que nos han gobernado en las últimas dos décadas.

Maduro no la tiene fácil, y por eso intenta en vano vender la ilusión de que su gobierno es fuerte y traerá prosperidad en un futuro que nunca se hará realidad. La estrategia de la Asamblea presidida por Guaidó ha calado, y abre una puerta que los venezolanos perciben como alternativa posible, por la unidad con la que se ha planteado.  Por primera vez en muchos años de estrategias fallidas, los tres puntos, de cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, tiene a Maduro contra la pared, entre otras cosas porque sabe que como usurpador no tiene capacidad de negociación interna ni internacional, a menos que sea la de la entrega de la Presidencia a quien corresponda constitucionalmente, y eso no está contemplado en sus planes, que apuntan a mantenerse en el poder cueste lo que cueste.

La convocatoria al país para movilizarse el 23 de enero que propone la Asamblea Nacional, tiene más contundencia que cualquier otro llamado que se haya hecho en el pasado reciente, lo que da a entender que la mayoría del país y  sectores del llamado chavismo, responden en este momento más a la institucionalidad que representa la Asamblea Nacional como conjunto, que a la parcialidad de las organizaciones políticas, fundamentalmente porque Maduro al juramentarse sin el reconocimiento de la Asamblea Nacional, y la mayoría de naciones democráticas para un nuevo período, lleva al país a una dictadura inepta, sin ideas, planes, recursos y financiamiento, para recuperar lo que botaron y se robaron, enarbolando un discurso populista y socialista, que arruinó y dividió al país.





Maduro está en su peor momento, el incremento del salario con dinero sin respaldo, y sin consultar a ningún sector, con las otras medidas que afectan la economía, nos llevará en los próximos días a una crisis humanitaria de consecuencias impredecibles, que por cualquier camino lo desalojará del poder este año, cerrando uno de los ciclos políticos más agitados y negativos que hayamos vivido en Venezuela.

Llegó la hora de mover las piezas con inteligencia, la oposición realizó un movimiento de ataque, y cuenta con sumar a los ciudadanos a la lucha de calle con un objetivo claro y definido, que propicie a la vez el apoyo constitucional  de la FAN a un gobierno de transición. Maduro respondió atrincherándose, toca evaluar que tan débil está, y con cuanto apoyo cuenta para resistir la tormenta que se le viene encima.