El salario mínimo queda de nuevo en seis dólares

El salario mínimo queda de nuevo en seis dólares

El 3 de enero de 2019, un hombre sostiene los billetes de Bolívar para pagar un boleto en una estación de autobuses de Caracas (Foto de Federico PARRA / AFP)

 

Los venezolanos suelen esperar los anuncios económicos en vilo. Cuatro días después de usurpar el mandato, Nicolás Maduro ordenó el aumento en un 300% del salario mínimo. También decretó un incremento de la criptomoneda petro y un encaje legal del 60% a toda la banca nacional, es decir, un límite de liquidez para que “no siga presionando al alza del dólar criminal”, en referencia al cambio paralelo.

La remuneración pasó de 4.500 a 18.000 bolívares soberanos al mes. El sueldo que entrará en vigencia el martes equivale a seis dólares en el mercado no oficial y los economistas temen que pierda su valor en unos días. Hace dos meses, Maduro subió el salario a 4.500,00 bolívares, lo que era equivalente al dólar libre de la época: 750,00 por dólar. Hoy, con el dólar negro a 3 mil bolívares, el sueldo mínimo vuelve a subir a los 6 dólares, pero economistas temen que la divisa aumente en los próximos días.





El economista José Guerra, diputado opositor del Parlamento, advirtió de que los ajustes solo profundizarán la recesión. “Son medidas inflacionarias, como el aumento salarial y otras contractivas de la economía como el aumento del encaje bancario al 60%. Una mezcla explosiva”, detalló. “La situación del encaje es esta: de cada 100 bolívares captados por la banca unos 31 se congelan en el Banco Central de Venezuela”, escribió en Twitter. “Esto claramente va a crear falta de liquidez. No lo veo bien. No conozco un solo ejemplo de una restricción monetaria draconiana como esta subida brutal del encaje que haya servido para frenar la depreciación de una moneda sin que la misma esté acompañada de un ajuste fiscal. Esto va a traer problemas de liquidez sin detener la devaluación”, lustró.

La medida iba a ser revelada el jueves, en su polémica investidura ante el Tribunal Supremo de Justicia en Caracas, pero Maduro decidió esperar unos días. No obstante, sus recetas suelen avivar la hiperinflación y despertar el descontento. En 2018, Maduro decretó varios aumentos salariales y eliminó cinco ceros al bolívar. Nada alivió la fracturada economía. La Asamblea Nacional, de mayoría opositora, calculó que la inflación acumulada se elevó a 1.698.488% el año pasado. Nunca antes el país había experimentado estas disfunciones.

El Banco Central de Venezuela oculta la cifra desde diciembre de 2015, aunque aportó datos exclusivamente al Fondo Monetario Internacional (FMI) hace dos meses. Pero Maduro ha presentado sus propias estadísticas en la entrega de su memoria. Según el mandatario, la pobreza extrema disminuyó de 4,4% al 4,3% en 2018 y Venezuela se convirtió en un país con mayor igualdad socioeconómica durante su Gobierno. En un discurso de cuatro horas alabó su gestión y prometió mejorar la economía. “Pasamos la prueba”, dijo.

Su versión de la crisis es optimista. La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, elaborada por tres universidades, indica que la pobreza extrema creció en un 61% en 2017. El estudio parece verosímil cuando se aprecia el salario mínimo vigente hasta hoy, equivalente al precio de 1,5 kilogramo de pollo.

Entretanto, la crisis ha entrado en una nueva dimensión. La conflictividad política amenaza con recrudecer la debacle. El Gobierno chavista perdió el apoyo y la credibilidad de gran parte de la comunidad internacional, mientras la industria petrolera está debilitada producto de la corrupción.

Además ordenó a 23 empresas básicas y estatales, incluida PDVSA, vender 15% de su producción en la moneda virtual petro, creada por el oficialismo y desconocida en el mercado internacional. “El que no pueda cumplir que me avise y me entregue el cargo”, advirtió. Su meta sería reducir la pobreza al mínimo y convertir al país en una “potencia” con el llamado “Plan de la patria 2019-2025”, un proyecto que encargó a la Constituyente discutir y transformar en ley.

Con información de MAOLIS CASTRO/El País