Acuerdo usurpador, por Luis Manuel Aguana

Acuerdo usurpador, por Luis Manuel Aguana

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El día 15 de Enero de 2019, cuando todo el mundo esperaba la juramentación de Juan Guaidó como Presidente Constitucional Encargado de la República Bolivariana de Venezuela, la Asamblea Nacional aprobó en su lugar el “Acuerdo sobre la declaratoria de usurpación de la Presidencia de la República por parte de Nicolás Maduro Moros y el restablecimiento de la vigencia de la Constitución” (ver Acuerdo en http://www.asambleanacional.gob.ve/actos/_acuerdo-sobre-la-declaratoria-de-usurpacionde-la-presidencia-de-la-republica-por-parte-de-nicolas-maduro-moros-y-el-restablecimiento-de-la-vigenciade-la-constitucion).





En el marco del mencionado Acuerdo se decide: “TERCERO: Aprobar el marco legislativo para la transición política y económica, fijando las condiciones jurídicas que permita iniciar un proceso progresivo y temporal de transferencia de las competencias del Poder Ejecutivo al Poder Legislativo, con especial atención en aquellas que permitan adoptar las medidas necesarias para restablecer el orden constitucional y atender la emergencia humanitaria compleja, incluida la crisis de refugiados y migrantes”. (resaltado nuestro).

En otras palabras los ciudadanos diputados decidieron resolver una usurpación con otra. Luego de crear los “incentivos para que los funcionarios civiles y policiales, así como los componentes de la Fuerza Armada Nacional, dejen de obedecer a Nicolás Maduro Moros y obedezcan, de conformidad con los artículos 7 y 328 de la Constitución, las decisiones de la Asamblea Nacional a los fines de cumplir con el artículo 333 de la Carta Magna”, y entonces, poco a poco, se restituirá el orden y el Estado de Derecho. Y después me preguntan porque soy radical y me molesto al ver estas cosas. ¿En qué lugar de nuestro ordenamiento jurídico y constitucional aparece que la Asamblea Nacional puede asumir las funciones del Poder Ejecutivo? Insisto, ¿Dónde carajo viven estos Diputados? ¿Saben con quién se enfrentan? ¿O si lo saben y están deliberadamente saboteándonos para que no salgamos de esta crisis?

¿Se está dando cuenta el Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó que con este acto esta DELEGANDO Y ENTREGANDO la condición que le confiere el Artículo 233 como Presidente Encargado de la República por la falta absoluta del Presidente electo, a un ente colegiado como la Asamblea Nacional?

Algunas preguntas me surgen de esta nueva situación: ¿Podría Guaidó juramentarse como Presidente Encargado, si así lo decidiera luego de esta sesión, después que la Asamblea Nacional a través de este acuerdo legislativo le quito las competencias como cabeza del Poder Ejecutivo? No lo creo. El mismo se hizo el “harakiri”, cerrando toda posibilidad de echarse para atrás.

De la misma manera, ¿podría juramentarse otro Presidente Encargado de la República como lo establece el Artículo 233, después de este Acuerdo? Tampoco lo creo. Los Diputados decidieron inconstitucionalmente ejercer el Poder Ejecutivo de manera asamblearia, cosa que no existe, repito, en nuestra constitución.

Salvo que alguien denuncie por inconstitucional este Acuerdo ante el Tribunal Supremo de Justicia legítimo, el mismo estará vigente y nada, salvo el régimen se moverá. Mientras tanto el tiempo pasa y el régimen avanza, con su secuela de muertes por hambre y falta de medicinas, hiperinflación y destrucción del país. ¿Cuál era el problema de no juramentar a Juan Guaidó como Presidente Constitucional Encargado de la República? Eso solo tiene una razón: negociación con el régimen. Los únicos que se salvaron de eso son los Diputados de la Fracción 16 de Julio que salvaron su voto a ese adefesio inconstitucional (ver https://www.lapatilla.com/2019/01/15/fraccion-16-de-julio-aclara-que-es-inconstitucional-transferir-atribuciones-de-la-presidencia-a-toda-la-an-tuit/).

Muchos me gritaron en twitter que porque insistía en esa juramentación si ya prominentes juristas habían dicho que no era necesaria. Deseo repetir mi respuesta: Absolutamente toda la Comunidad Internacional esperaba el acto legal y formal de esa toma de posesión. Adicionalmente la juramentación es obligatoria y constitucional (Articulo 231). Así lo expresa el jurista Asdrúbal Aguiar: “lo que correspondería es que, de manera inmediatael primer vicepresidente de la Asamblea Nacional ante el cuerpo le tome juramento como presidente encargado de la presidencia de la República” (ver Aguiar: lo que corresponde es que Zambrano Juramente a Guaidó como Presidente, en https://maduradas.com/lo-dijo-clarito-asdrubal-aguiar-lo-que-corresponde-es-que-zambrano-juramente-a-guaido-como-presidente-video/).

De acuerdo al criterio del Dr. José Vicente Haro, Presidente de la Asociación Venezolana de Derecho Constitucional,  “cuando se es Presidente, como lo es en este momento Juan Guaidó, de la República de Venezuela, se es también Jefe de Estado, se es también Jefe de Gobierno, y se es también Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional. Solamente le falta a Juan Guaidó, la juramentación, la toma de posesión en su carácter de Jefe de Estado…” (ver entrevista CNN en Español https://twitter.com/TemplarioResisT/status/1084125783982030849).

Para nosotros como venezolanos es algo que nos tomamos a la ligera pero para el resto del mundo políticamente esa es la alcabala para acceder al poder. Para ellos no se puede entender si algo que esta tan claro en la Constitución –porque ellos también saben leer e interpretar- no lo es para el pueblo venezolano. De hecho para el constituyente de 1999 esa es la única juramentación mencionada para un funcionario público, no hay otra, en todo el texto constitucional precisamente porque se trata de la formalidad más importante y necesaria para que le sea otorgada a una persona la Jefatura del Estado, del Gobierno y de las Fuerzas Armadas. El acto de juramentación es el paso político fundamental para la toma del poder. Y si esto no se hace Guaidó simplemente no es Presidente y dudo que ya lo pueda ser a partir de hoy al firmar ese fatídico Acuerdo.

Realmente el Acuerdo que se firmó en la Asamblea Nacional fue histórico, como lo refirió el todavía Presidente de la Asamblea Nacional (ver https://twitter.com/jguaido/status/1085267637364555777?s=03)  pero no en el sentido que le quiso dar. Fue histórico porque además de inconstitucional por usurpador se constituyó en una táctica perversa de orden político digna de ser reseñada para la historia como un mecanismo para evitar el pronunciamiento del TSJ legítimo para poder  argumentar que no hay omisión legislativa, logrando que el Alto Tribunal se vea impedido de pronunciarse en torno a un nuevo Gobierno de Emergencia Nacional que Venezuela necesita desesperadamente, y al que el mismo Juan Guaidó se prestó para detener. Pero solo lo han retrasado. Ese es el tipo de argucias leguleyas que han lesionado la institucionalidad de Venezuela en toda su historia republicana ocasionando malestar y zozobra en la población.

Lo único que se les pedía a los políticos de la Asamblea Nacional era que entendieran el clamor de los venezolanos por un cambio inmediato de la situación política, económica y social del país. No lo entendieron. De haberse juramentado el Presidente de la Asamblea Nacional y convertirse en Presidente Constitucional Encargado de la República, toda la ecuación política de Venezuela hubiera cambiado instantáneamente ese mismo día. El llamado del nuevo Presidente Encargado a la Fuerza Armada Nacional no hubiera sido una simple solicitud hecha por un Diputado para que “lo acompañaran” pasándose de “bando” sino una orden directa del Comandante en Jefe a la Fuerza Armada a que le obedecieran como establece la Constitución. Si los policías del SEBIN que intentaron detener a Guaidó no lo hicieron por detentar una menor investidura, ¡imaginen como hubiera sido siendo Presidente de la República!

La convocatoria a la sociedad civil no hubiera sido hecha por un Diputado en su condición de Presidente de la Asamblea Nacional, sino por un joven Presidente Constitucional Encargado de la República, quien engrandecido en su liderazgo, entendió el clamor de su pueblo, poniendo los supremos intereses de Venezuela por encima de los negociados y solidaridades partidistas. El país entero lo hubiera seguido, no el 23 de Enero sino ese mismo día, labrándose para la historia su propia fecha para las futuras generaciones. ¡Ese es el tamaño de la oportunidad perdida! Los cimientos de la estructura de gobierno se hubieran estremecido y muy posiblemente la historia que estaríamos contando sería otra. No perdamos la fe ni abandonemos el terreno. El partido no se acaba y todavía faltan por pasar muchas cosas en Venezuela…

Caracas, 16 de Enero de 2019

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