Memoria y cuentos del usurpador, por Antonio de la Cruz

Antonio De La Cruz

Cuando Nicolás Maduro, “el usurpador”, presentaba la Memoria y Cuenta de 2018 frente a representantes ilegítimos –constituyentes, jefes de los poderes públicos– y el cuerpo diplomático comprometido con su régimen, en la sede de la Asamblea Nacional el pasado lunes 14 de enero, recordé que Maduro lleva tres años contando cuentos.

En enero de 2017, cuando Maduro presentó el Mensaje Anual a la Nación de su gestión durante 2016 en la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, relató que: Venezuela había aumentado la inversión social a escala de récord mundial, 73% de la inversión total de la nación; 1.945.441 familias venezolanas habían sido atendidas por los CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción); 359.000 viviendas fueron construidas y entregadas por la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) para un total de 1.350.000 viviendas en 5 años; 454% había sido el incremento salarial, 4 aumentos de salario y cestaticket socialista; 100% de cobertura de Barrio Adentro en 8 estados de la República; el repunte de los precios del barril de petróleo, de 24 a 45 dólares, tras el acuerdo histórico promovido por Venezuela; y la cancelación de más de 70.000 millones de dólares en compromisos internacionales, entre otros.

En enero de 2018, cuando Maduro realizó la presentación de la Memoria y Cuenta de 2017 ante la asamblea nacional constituyente, contó que: 74,1% del ingreso del país fue destinado a la inversión social –supongo que fue otro récord mundial–; 60,8% fue el empleo formal, y 6% el desempleo; 18,1% la pobreza y 4% de pobreza extrema –exactamente igual a las cifras presentadas en 2017–; 582.869 viviendas fueron construidas y entregadas a la GMVV para un total de 1.932.869 viviendas en 6 años; 16.595.140 venezolanos tenían el carnet de la patria; 93,1% de los pensionados del país fueron cubiertos; 419.000 operaciones médicas fueron realizadas a través del sistema carnet de la patria; 860.000 jóvenes fueron beneficiados por el Plan Chamba Juvenil; y 1.500.000 familias recibieron bonos especiales del programa Hogares de la Patria, entre otros.





Hace 2 días, Maduro, el usurpador, repetía de nuevo los cuentos de 2016 y 2017. En esta ocasión, cuando contaba la Memoria y Cuenta de 2018, dijo que: 74,7% de presupuesto anual de 2018 fue consignado a la inversión social; 6% era el desempleo, la misma cifra del año 2017; 0,377% fue el coeficiente GINI –a nivel de los países nórdicos–; 1 millón de pensionados fueron incorporados para un total de 4.530.901; 6.000.000 de familias recibieron la caja CLAP; 567.131 viviendas se construyeron y entregaron a la GMVV para un total de 2.500.000 en 7 años; 1.000.000 viviendas fueron reparadas por la Gran Misión Barrio Nuevo Barrio Tricolor; 127.168.000 consultas médicas por Barrio Adentro –cada venezolano visitó 4 veces a los médicos cubanos–; 13 millones de venezolanos fueron vacunados, y 3.054 comunas están integradas, entre otros.

De acuerdo con sus cuentos, los últimos tres años de su gestión han sido fabulosos. A tal punto que su presidencia goza de “legitimidad social” (derecho a mandar), frente a la pérdida de legitimidad jurídica, de origen y acción. “El usurpador” dijo en cuanto a su legitimidad social: “En este ciclo histórico hemos tenido un aumento continuo de inversión en materia social, en salud, vivienda, cultura y comunicación social”.

La gran mayoría de los venezolanos sabe que el país no presenta las condiciones sociales de Dinamarca, Suecia o Finlandia, que tienen una inversión/gasto social (sanidad, discapacidad, jubilación, ayuda familiar, desempleo, vivienda, y reinserción) de más de 30% del PIB, según el Fondo Monetario Internacional.

“El usurpador”, al igual que Sherezade en Las mil y una noche, busca sorprender al pueblo contándole un cuento cada año que pasa. Las historias son muy diferentes. Incluye: Maduro y el petro, similar a la de “Aladino y la lámpara maravillosa”; Rafael Ramírez y los cuarenta ladrones, parecida a la de Alí Babá y los cuarenta ladrones; y Nicolás el presidente obrero, al estilo de “Simbad el marino”.

Antier, “el usurpador” agregó una línea más a la narrativa de Maduro y el petro.

Aumentó 300% el salario mínimo, para ver si puede vencer la adversidad de la legitimidad de origen. Lo subió a 18.000 bolívares soberanos. Y hace un mes, lo había incrementado 150%. Igualmente, contó que “tenemos que construir el ecosistema petro”, para lo cual se venderá en petro 15% de la producción de petróleo.

“El usurpador” piensa que al igual que en el cuento de Aladino saldrá el genio de la lámpara maravillosa, en su caso cree que es el petro, que le concederá sus deseos. Sin embargo, en la realidad, los anuncios del 14 de enero 2019 en la presentación de la memoria y cuenta traerán mayor inflación, que se ubicará en 4% diario, porque continuará con la monetización del déficit fiscal.

Además, el petro está sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Por lo que 15% de la producción actual de petróleo equivalente a 170.000 barriles/día que a un precio de 50 dólares por barril corresponde a 270 millones de dólares mensuales servirá para el lavado de dinero procedente de las actividades ilícitas y la corrupción.

Por lo tanto, la memoria y cuenta contada por “el usurpador” no son más que relatos basados en hechos ficticios. La realidad se impondrá. Y los venezolanos diremos “al usurpador” más pronto que tarde “colorín colorado este cuento se ha acabado”.