El refrito Plan de la Patria, por Fernando Camino Peñalver

El refrito Plan de la Patria, por Fernando Camino Peñalver

 

En 2012 el candidato a la reelección por el régimen presentó al CNE su plan de gobierno: El Plan de la Patria 2013-2019. En las sobrevenidas elecciones de 2013 el régimen volvió a presentar el mencionado plan como su programa de gobierno. A pesar  de que la experiencia de la aplicación de este plan ha sido desastrosa para nuestra nación, el régimen usurpador viene nuevamente con el refrito Plan de la Patria para ofrecerlo como algo novedoso y necesario para sacar a nuestro país del desastre donde nos ha hundido la aplicación de este funesto plan.





El régimen, la primera vez que presentó el plan, propuso mantener dentro de su tiempo de ejecución un crecimiento del PIB de entre un 3% a un 4% interanual y un promedio anual de la tasa de inflación de un 20%. Un crecimiento de la producción petrolera hasta llegar a 6.000.000 de b/d en 2019. Pero más ambiciosa fue la propuesta del plan en relación al combate de la pobreza y del desempleo: vamos a reducir la pobreza a un 15% y la pobreza extrema hacerla inexistente, es decir llevarla a cero. En cuanto al desempleo, se prometió mantenerlo en una tasa de entre un 5% a un 7% anual entre 2012 y 2019. El régimen también se comprometió con los venezolanos a: “lograr la soberanía alimentaria para garantizar el sagrado derecho a la alimentación de nuestro pueblo”.

Pero el verdadero propósito del régimen con el Plan de la Patria, sin considerar las consecuencias, fue de carácter netamente ideológico. Ya en los dos anteriores planes lo venía haciendo: la  sustitución de la libre empresa privada por las unidades de producción “socialista”, incluyendo a Pdvsa y a las empresas básicas. Sin tomar en consideración que la ineptitud y la corrupción son la característica de este capitalismo de estado, hicieron caso omiso de ello, lo que generó la caída de la oferta nacional de bienes y servicio y afectó también el ingreso de divisas.

Mientras los precios del petróleo se mantenían en torno a los cien dólares por barril y por lo tanto, el financiamiento al sector público fluía a manos llenas, el producto interno bruto de nuestro país crecía de forma irracional. Pero a partir de 2014, el PIB inicia una caída indetenible debido a la disminución de los precios del crudo y al pésimo manejo gerencial y operativo de Pdvsa. El impacto sobre el crecimiento económico se debe también a que las empresas básicas fueron disminuyendo drásticamente su producción al igual que sucedió con el sector económico privado.

De allí que la promesa de crecimiento económico y social del Plan de la Patria, como toda mentira, tuvo patas cortas por la incapacidad del sector productivo interno de generar bienes y servicios, por la caída de las importaciones por falta de divisas y por la drástica disminución del consumo. Entre 2014 a 2017 la contracción del crecimiento económico fue de -45% del PIB y cerramos 2018 con una caída del crecimiento económico interno de -18% y una hiperinflación de 1.370.000%.

A partir de 2013 se inicia una escalada perversa del crecimiento de la pobreza en nuestro país, llegando en 2018 a niveles superiores al 90% y  a más del 60% de pobreza extrema. El desempleo en 2018 según el FMI creció hasta un 33%.

Pdvsa que genera más del 95% de nuestras divisas, en 2018 redujo drásticamente su producción de crudo a un poco más de 1.100.000 b/d. Es importante señalar aquí que en 1.998, la producción fue de 3.100.000 barriles diarios. Además que, debido al abandono de los planes de mantenimiento las refinerías están produciendo a niveles de un 30% de su capacidad instalada.

En 2012 cuando se presentó el Plan de la Patria, el régimen se comprometió a lograr la soberanía alimentaria y a garantizar el derecho a la alimentación. Pero ha sido todo lo contrario: estamos dependiendo en un 80% de las importaciones de materia prima y de alimentos de consumo directo y sin posibilidades de adquirirlas por falta de divisas. El poder de compra del salario integral (a pesar de los reiterados aumentos) es casi inexistente ante una hiperinflación de 3% diaria.

La producción primaria ha disminuido sustancialmente ya que en cada ciclo de siembra el suministro de semillas, fertilizante, agroquímicos, lubricantes, repuestos y maquinarias es acaparado por el gobierno y revendido por intermediarios a precios dolarizados. Una enorme cantidad de agroindustrias ha cerrado o está trabajando a un 25% de su capacidad instalada. Este gobierno está a años luz de alcanzar la seguridad alimentaria, mucho menos la soberanía alimentaria tan cacareada por el régimen.

Definitivamente ya es el momento de que con el concurso de toda la nación, salgamos de este régimen usurpador, que pretende de forma írrita seguir sometiendo la economía y a la población a los dictámenes arcaicos del Plan de la Patria.

Necesitamos cambiar hacia un modelo democrático que promueva la producción y la oferta de alimentos como una Política de Estado, mediante la aplicación de un Plan Agroalimentario para el Pleno Abastecimiento, alejado de posiciones autárquicas.

Este modelo de producción centrado en una oferta de alimentos de calidad de forma suficiente y oportuna al consumidor, debe estar fundamentado en: Garantizar la seguridad jurídica a productores y consumidores; reestructuración de la banca pública para que atienda debidamente las necesidades del sector agroalimentario; la creación de una Agencia de Desarrollo Agroalimentario para canalizar los recursos financieros externos a fin de garantizar la transparencia y la efectividad de su inversión y estimular la modernización de la producción de alimentos, para lograr la rentabilidad de esta importante actividad económica.

Tenemos ahora una oportunidad de oro de recuperar nuestra democracia, de ser el país productivo y feliz que nunca debió dejar de ser. Gritemos con brío: Democracia!

@fernandocaminop