César Morillo: Protestó el Oeste

César Morillo: Protestó el Oeste

La noche del lunes resultó bastante larga en la desvencijada Caracas. Ayer Maduro no durmió como un bebé. El oeste caraqueño, muy cerca de Miraflores, fue sacudido por caóticas protestas en las barriadas populares. Esta vez no fue el “Este de clase media” quien salió a protestar, sino el barrio. Antímano, Catia, Cotiza, El Valle y el emblemático 23 de Enero salieron a las calles a protestar. La movilización de los cuerpos de seguridad tuvo que intensificarse ante las múltiples protestas. La cuantía de las barricadas hizo colapsar a las policías represivas que tuvieron que ser auxiliadas por las temibles brigadas de choque, los llamados colectivos. Pero una cosa es amedrentar en las urbanizaciones de clase media y otra muy distinta entrar en un barrio. Aquí la situación es diferente. Los motorizados y pistoleros, asalariados por el régimen, saben que en el barrio no asustan, que un arma es repelida por otra. Aquí no se juega.

La calle se calienta a escasas horas de la icónica fecha del 23 de enero, cuando se conmemora un nuevo aniversario de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez y fecha para la cual la Asamblea Nacional está convocando a una movilización que se presagia será impactante. Maduro, mientras tanto, medita qué hacer para impedirla. Ayer, el TSJ del régimen desconoció a la junta directiva de la Asamblea Nacional, como para quitarle autoridad a la repotenciada Asamblea Nacional, pero el presidente del parlamento apenas se dio por enterado. La fragilidad institucional es notoria. Por otro lado, Maduro le lanzó un SOS al mismísimo presidente Trump invitándolo a dialogar y éste respondió con una contundente declaración de su Jefe de Seguridad reiterando el apoyo de EEUU a la Asamblea Nacional y a su presidente Guaidó. La jugada no le salió bien.

Una movilización masiva puede amenazar la precaria estabilidad de régimen. Cabello, el díscolo segundo a bordo en el poder, ha propuesto sacar al ejército, no se sabe si con el afán de ayudar o para enlodarle mas el panorama a Maduro. Si el ejército sale es porque se suspenderían las garantías. No hay cosa mas peligrosa que soldados con armas de guerra intenten poner orden a una multitud enardecida. Hay gran expectativa por lo que ocurrirá mañana 23 de enero y ello llena de tensión estas horas preliminares.





Finalmente ¿Se juramentará Guaidó como presidente interino? Hay quienes abogan para que lo haga, otros, mas cautelosos, preferirían ir con prudencia, es tiempo de acumular fuerzas, piensan.

Mientras las horas transcurren, los cuarteles siguen expectantes, atentos a la calle y sus señales. La historia los ha colocado, una vez mas, en una encrucijada. Si se inmolan junto a la pestilente camarilla gobernante, de la cuál han formado parte durante estos años, o deciden pasarse del lado de la constitución y dan el último empujón hacia la institucionalidad democrática.

Lo cierto es que en 20 años de chavismo-madurismo, no se recuerda una protesta masiva del pueblo del oeste. Ese pueblo era chavista, vivió por casi dos décadas esperanzado en que le llegaría un poquito de revolución. Parece estar cansado de no comer mientras observa al voluptuoso presidente hablar por enésima vez de un nuevo aumento salarial que a los días es pulverizado por la hiperinflación.

Carlos Tablante, político de fino olfato, alguna vez comentó que sabríamos lo próximo del final cuando las protestas las protagonizaran los barrios vecinos a Miraflores, pues quizás estemos cerca.

No, Maduro no durmió bien anoche. Su sueño está siendo perturbado por el ruido ensordecedor de unas cacerolas que se hacen acompañar con el grito de ¡Maduro vete ya! ¡Maduro vete ya!