Voces de Libertad | La Ayuda Humanitaria, por Omar González Moreno

Mientras el usurpador en Miraflores sigue negando la entrada de la Ayuda Humanitaria a Venezuela, en las calles de toda la nación, la ciudadanía clama por que llegue el apoyo que los envían desde las democracias del mundo.

Maduro testarudo e inhumano sigue aferrándose a su política de matar de hambre y de enfermedades a toda la población, el presidente encargado y legítimo, Juan Guaidó, ha sido rotundamente claro en apoyar la entrada de la ayuda a la nación.

El presidente Guaidó le ha ordenado a las Fuerzas Armadas Nacionales que permitan el acceso de la Ayuda Humanitaria, y le ha advertido al usurpador que al evitarlo o atacar a aquellos que buscan ayudar a los ciudadanos del país recibirán aún más sanciones del mundo civilizado.





Desde la presidencia interina se abren los caminos que obstinadamente Maduro quiere obstruir, pero no lo logrará.

Estoy seguro que la Ayuda Humanitaria pasará, ya sea porque los militares venezolanos asuman su deber constitucional y moral y permitan la entrada de medicinas y alimentos, o ya sea porque la ciudadanía movilizada se haga obedecer.

Sí, aquí no podemos olvidar, y sobre todo los efectivos militares y policiales, que los venezolanos son el único soberano de acuerdo con los preceptos constitucionales. Y esa ciudadanía, en el ejercicio de su soberanía, ha expresado en reiteradas ocasiones que apoyan la transición y la entrada de la Ayuda Humanitaria.

Desde mi óptica, estoy convencido que Maduro reculará como ya lo ha hecho en estas últimas semanas. Maduro teme que un paso en falso de su parte acelere su caída.

Ya lo vimos como retrocedió con relación a lo de la embajada de los Estados Unidos. A pesar de su perorata agresiva y ensordecedora, no hizo nada cuando desde Washington le dijeron que no se iban de Venezuela y que no lo reconocían como presidente de Venezuela.

No quiso dar el paso, porque sabía que tomar la sede diplomática de los EEUU era un acto de guerra. Igual sucederá con la Ayuda Humanitaria, no se atreverá a prohibirle la entrada al país a grupos humanitarios, no se atreverá a dispararle.

Sabemos que Nicolás Maduro está totalmente desesperado, pero su demencia por conservar el poder no llegue a tales niveles. Él sabe, en lo más profundo de su ser, que se encuentra perdido, sin embargo se niega a aceptarlo y prosigue en su afán de eternizarse en el poder.

Lo peligroso de todo el escenario actual, es que dentro del régimen existen una serie de radicales que harán todo por no ceder. Éste es el caso de Diosdado Cabello, quien se sabe el más perjudicado por el final de esta pantomima corrupta y violadora de los derechos humanos que ellos denominan revolución.

La partida está cantada, Maduro no podrá hacer nada por evitar su derrota definitiva, no podrá detener el deslave de su régimen. Él lo sabe y lo único que hace es ganar tiempo, el cual solo obtiene gracias a que se sostiene de una sola pierna: Los militares.

¡La Ayuda Humanitaria viene y nada la detiene!