Ahogado sin divisas, el régimen de Maduro ofrece mejor precio por los dólares que el mercado negro

La gente hace cola afuera de una casa de cambio de divisas en Caracas, Venezuela, 5 de febrero de 2019. REUTERS / Andres Martinez Casares

 

 

Los venezolanos que se ven obligados a cambiar sus ahorros en dólares para afrontar sus gastos corrientes se encontraron esta semana con un hecho único en el país desde que se instauraron los controles de cambios de divisas: el precio oficial es más alto que el ofrecido por el mercado paralelo.





El régimen de Nicolás Maduro, ahogado en las últimas semanas ante las sanciones de EEUU contra su sector petrolero (casi la única fuente de divisas extranjeras) se vio obligado a aplicar una nueva devaluación al bolívar, la moneda local, lo que lo acercó a niveles inusuales con el llamado “dólar lechuga”, el que se ofrece en las calles por negocios no autorizados. El cambio del Banco Central fue grande, pero pasó casi desapercibido entre la turbulencia política de las últimas semanas.

Según registra Dolar Today, portal usado como referencia por millones de venezolanos para el mercado cambiario, el gobierno ahora compra un dólar por unos 3.305 bolívares, mientras que el mercado informal se pagan 3.120 bolívares. Según los analistas locales, es la primera vez en más de una década de controles que la tasa oficial es más alta que la del mercado negro.

Italcambio, una casa de cambios autorizada en el centro de Caracas, protegida por ventanas polarizadas y un guardia armado que revisa los documentos de cada cliente, habitualmente tiene poco movimiento, pero ante la nueva situación, el panorama cambió.

“La fila acá es larga… y demora varios días para que te den tu dinero, pero tal vez vale la pena”, expresó José Humberto Vivas, quien se gana la vida vendiendo productos lácteos y solía ignorar los controles cambiarios, prefiriendo el mercado paralelo.

Los controles comenzaron en el 2003 bajo el gobierno de Hugo Chávez, quien impuso un sistema socialista en el país, y convirtieron lo que era una operación sencilla -el cambio de divisas- en algo estresante, que involucra la búsqueda de cambistas ilegales, registrarse en portales prohibidos por el chavismo y hacer transferencias bancarias al exterior.

Buscando los dólares de la diáspora

A medida que el régimen de Maduro se queda sin dólares en el marco de las presiones internacionales y de sanciones económicas, está tomando una medida capitalista, alentando a los venezolanos a vender sus dólares en el sistema financiero oficial.

Analistas opinaron que se trata de una medida desesperada para conseguir dólares en un país agobiado por sanciones de Estados Unidos, que bloquean la llegada a Venezuela de los petrodólares de ese país y podrían costarle al gobierno 11.000 millones de dólares en los próximos 12 meses. Sin una de sus fuentes de ingresos más importantes, Venezuela tendrá problemas para adquirir alimentos y otros productos importados, agravando posiblemente la escasez de todo y el derrumbe económico de la nación.

Russ Dallen, director general de Caracas Capital Markets, dijo que las arcas vacías del estado podrían recibir ahora dólares a través de transferencias de los aproximadamente 3 millones de venezolanos que le escaparon a la inestabilidad económica del país y se fueron al exterior.

Hasta ahora, usaban mayormente cambistas del mercado negro para enviar aproximadamente 1.000 millones de dólares anuales a sus seres queridos, pero ahora podrían verse inclinados a usar los canales oficiales si ofrecen mejores tasas de cambio. “Están yendo por los dólares de la diáspora”, afirmó Dallen.

El gobierno trata asimismo de captar más dólares de los venezolanos más ricos y de los pocos turistas que visitan el país y usan tarjetas de crédito extranjeras, que emplean las tasas de cambio oficiales, algo que hubiera sido impensable hace algunas semanas.

Pero la estrategia es controversial. Los opositores de Maduro dicen que venderle dólares al gobierno equivale a financiar la represión. Otros afirman que la medida no podrá anular la brecha entre las dos tasas, que permite a los venezolanos ricos aprovecharse de la distorsión y acumular grandes ganancias.

Medida insuficiente

Asdrúbal Oliveros, consultor de economía de Caracas, pronostica que el régimen no logrará recaudar los dólares que necesita para resolver sus problemas financieros. Las sanciones estadounidenses, por otro lado, podrían hacer que algunos bancos extranjeros suspendan las transacciones con tarjetas de crédito en Venezuela, como ya hizo hace poco el Bank of America.

El régimen y las entidades oficialistas deben unos 150.000 millones de dólares a acreedores del exterior y las reservas de divisas extranjeras que tiene el gobierno son de solo 8.000 millones de dólares.

Obligado a pagar los intereses de los pocos préstamos y bonos en los que todavía no está en mora, el gobierno de Maduro debe financiar su enorme déficit fiscal emitiendo nuevos bolívares, lo que a su vez genera inflación.

El año pasado, la inflación de Venezuela llegó a 1 millón por ciento. “El problema de la hiperinflación es en esencia fiscal”, expresó Oliveros. “Si tú no trabajas en un esfuerzo de disciplina fiscal, de reducir el déficit, de reducir el financiamiento monetario del banco central, no vas a poder reducirla”.

Otros obstáculos podrían limitar la capacidad del banco central de recaudar dólares. Actualmente toma cuatro días -una eternidad en la Venezuela hiperinflacionaria de hoy- el que los bolívares adquiridos en las casas de cambio oficiales sean depositados en una cuenta personal. Las transacciones cambiarías en efectivo dejaron de hacerse hace meses, debido a las escasez de billetes. “La confianza, rapidez y facilidad pesan mucho en las transacciones cambiarias”, manifestó Oliveros.

La semana pasada, decenas de personas que trataban de vender pequeñas cantidades de dólares y euros a la tasa oficial no pudieron hacerlo porque se suspendieron las transacciones debido a una falla en la plataforma cambiaria del banco central.

“Me siento frustrado y engañado”, declaró Adolfo Estanford, un abogado que quería cambiar 20 dólares. Dijo que necesitaba el dinero para comida y transporte. “Parece que hay muchísima improvisación”, agregó.

Vía Infobae/Con información de AP/Manuel Rueda