Desgarradoras imágenes de venezolanos desnutridos que esperan que la ayuda humanitaria llegue pronto

Desgarradoras imágenes de venezolanos desnutridos que esperan que la ayuda humanitaria llegue pronto

Yaneidi Guzmán, de 38 años, se sienta en la cama de su suegra mientras su esposo, Jorge Pérez, la respalda en Caracas, Venezuela, el 31 de marzo de 2018 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins

 

 

En los últimos tres años, Yaneidi Guzmán ha perdido un tercio de su peso en medio del colapso económico de Venezuela que dificulta la compra de alimentos. Ahora, Guzmán espera que el gobierno interino de Juan Guaidó logre traer al país la ayuda humanitaria donada en el extranjero y tan urgentemente necesitada en el país.





La mujer, de 38 años, es una de muchos venezolanos que sufren de desnutrición en una nación que alguna vez fue próspera gracias a su petróleo, pero que ahora ha visto decaer su economía en los últimos cinco años bajo el mandato de Nicolás Maduro.

La dieta de los venezolanos se ha vuelto cada vez más deficiente en vitaminas y proteínas debido al control de divisas que restringe las importaciones de alimentos y a salarios que no van a la par de una inflación de casi 2 millones por ciento registrada el año pasado según la Asamblea Nacional, bajo control opositor.

La creciente desnutrición es una de las razones que esgrime Guaidó, a quien decenas de países reconocen como jefe de Estado interino de Venezuela, para llevar adelante un plan de traer alimentos y medicinas al país el sábado.

La iniciativa es rechazada por Maduro, quien niega que haya una crisis humanitaria en la nación OPEP y cataloga el proyecto de sus rivales como un “show” que busca socavar las bases de su régimen.

El jueves, Guaidó partió desde su residencia en Caracas en una caravana, acompañado por diputados de la Asamblea Nacional, para viajar 800 kilómetros hacia la frontera con Colombia, donde espera recibir los alimentos y medicinas.

Guaidó no ha dado detalles de cómo entrará la ayuda en momentos en que Maduro anunció el cierre, desde el jueves por la noche, de la frontera con Brasil, además de considerar una clausura total del límite con Colombia.

La ayuda humanitaria se ha convertido en objeto de una lucha de poderes en Venezuela, luego de que en enero, Guaidó invocara artículos de la Constitución para asumir como presidente interino tras calificar como fraudulenta la reelección de Maduro en mayo del año pasado.

“A mi me gustaría que dejaran entrar esa ayuda”, dijo Guzmán, quien a pesar de tener dos trabajos, ambos sueldos no le alcanzan para pagar por los exámenes médicos, las vitaminas y una dieta rica en proteínas, que su doctor le prescribió.

Ella y su esposo ganan menos de 30 dólares al mes, que utilizan para alimentar a sus tres hijas.

Aunque hay un vacío de información oficial, casi dos tercios de los venezolanos perdió en promedio 11 kilogramos de su peso en 2017, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, un estudio realizado por tres grandes universidades del país.

En la casa de Guzmán, en el barrio caraqueño de Petare, cuelga una placa de madera en la que se lee el salmo “Jehová es mi pastor, nada me faltará”.

En su nevera solo guarda unos paquetes de frijoles.

Hay ocasiones en las que ella se despierta sin saber qué comerá su familia durante el día. En muchas ocasiones, solo comen arroz, lentejas y yuca.

Si bien Guzmán dijo que le gustaría que entrara la ayuda, le preocupa que el envío sea una gota en medio de un océano de necesidades que aqueja a los venezolanos. “Uno no come un solo día”, agregó.

Algunos analistas políticos dicen que la prueba de fuerza del sábado entre el régimen de Maduro y el gobierno de Guaidó no es tanto sobre resolver las necesidades de Venezuela, sino sobre poner a prueba la lealtad de los militares a Maduro, si se atreven a bloquear el ingreso de la ayuda.

Lentejas y plátanos

Algunas organizaciones, como la católica Cáritas, ya están proporcionando la ayuda que se pueda.

En San Francisco de Yare, un pueblo a 70 kilómetros al sur de Caracas, el vientre del bebé de María Guitia luce distendido, mientras sus brazos son delgados.

La joven de 21 años vive con sus cinco hermanos y dos padres en una habitación con suelo de tierra y sin agua corriente.

Sin empleo, viven de trabajos informales y una entrega mensual de alimentos subsidiados por el gobierno.

Han tenido que inventar comida con lo poco que tienen, como lentejas y plátanos que poseen en terrenos de su patio.

Guitia dijo que su hijo ha perdido peso en los último cinco meses, hasta que Cáritas le dio algunos suplementos alimenticios.

Las Naciones Unidas y la Cruz Roja han advertido contra la politización de la ayuda. Estados Unidos, que presiona por una renuncia de Maduro, envió ayuda para Venezuela en aviones militares a la ciudad colombiana fronteriza de Cúcuta, en una demostración de fuerza.

Guzmán sueña con vivir de su propio trabajo, y no de la ayuda extranjera o donaciones del gobierno.

“No es que quiera ser rica o millonaria” dijo, “pero sí darle un futuro bien a mis hijas(…) que si se enferman uno las pueda llevar al médico(…) que se alimenten bien”


Con información de Carlos Garcia Rawlins y Shaylim Valderrama/Reuters

 

María Guitia lava a su hijo Yeibe Medina en su casa cerca de San Francisco de Yare, Venezuela, el 18 de febrero de 2019 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins IMÁGENES DEL DIA

 

Yaneidi Guzmán, de 38 años, muestra una vieja foto de sí misma en su teléfono, en su casa en Caracas, Venezuela, 19 de febrero de 2019. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Los huevos se fríen en una sartén en la cocina de Yaneidi Guzman en Caracas, Venezuela, el 31 de marzo de 2018 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
María Guitia sostiene a su hijo de un año, Yeibe Medina, fuera de su casa cerca de San Francisco de Yare, Venezuela, el 18 de febrero de 2019 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Jorge Pérez mira un teléfono en la casa de su madre en Caracas, Venezuela, 31 de marzo de 2018. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Yeibe Medina, el hijo de un año de María Guitia, se sienta en el suelo alimentándose en su casa cerca de San Francisco de Yare, Venezuela, el 18 de febrero de 2019 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Yaneidi Guzmán, de 38 años, se detiene mientras trabaja en barrer las calles de Caracas, Venezuela, 20 de marzo de 2018 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Yaneidi Guzmán, de 38 años, va a comprar comestibles en Caracas, Venezuela, 19 de febrero de 2019. Un cartel (R) anuncia una pequeña oferta combinada de un kilo de arroz, un kilo de pasta, un kilo de sal, un kilo de harina y Un medio kilo de mantequilla por 19500 bolívares. El salario mínimo mensual en Venezuela es de 18000 bolívares. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Yaneidi Guzmán, de 38 años, se para fuera de la casa de su suegra en Caracas, Venezuela, el 19 de marzo de 2018. Guzmán ha perdido un tercio de su peso en los últimos tres años debido a que el colapso económico de Venezuela hace que la comida sea inasequible y ahora espera que la oposición Tendrá éxito en traer urgentemente ayuda extranjera. Ella es una de las muchas venezolanas que sufren de desnutrición. “No es que quiera ser rico, o un millonario”, dijo Guzmán. “Pero quiero darles un buen futuro a mis hijos, para asegurarme de que puedo llevarlos a los médicos cuando se enfermen … y que coman bien”. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Yaneidi Guzmán, de 38 años, quien trabaja como barredora, trabaja en Caracas, Venezuela, 20 de marzo de 2018 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Antonia Torres, sentada en su casa en Caracas, Venezuela, el 19 de marzo de 2018 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Yaneidi Guzmán, de 38 años, peina el cabello de su hija en su casa en Caracas, Venezuela, el 19 de marzo de 2018 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Calcomanías del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez y de Nicolás Maduro están pegados a la puerta de la casa de María Guitia cerca de San Francisco de Yare, Venezuela, 20 de febrero de 2019. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
María Guitia lleva a su hijo Yeibe Medina después de bañarlo en su casa cerca de San Francisco de Yare, Venezuela, el 18 de febrero de 2019. . REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Maira Guitia, la abuela de Yeibe Medina cocina en su casa cerca de San Francisco de Yare, Venezuela, 20 de febrero de 2019. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Maira Guitia, la abuela de Yeibe Medina prepara plátanos en su casa cerca de San Francisco de Yare, Venezuela, 20 de febrero de 2019. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Una fotografía familiar cuelga en la casa de María Guitia cerca de San Francisco de Yare, Venezuela, 20 de febrero de 2019. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
María Guitia posa para una fotografía con su bebé de un año Yeibe Medina sobre su rodilla en su casa cerca de San Francisco de Yare, Venezuela, 18 de febrero de 2019 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Yaneidi Guzmán posa para una foto junto a sus hijas, Esneidy Ramírez (R), (delantera izquierda) Steffany Pérez y Fabiana Pérez, en su casa en Caracas, Venezuela, 22 de abril de 2016. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins
Yaneidi Guzmán, de 38 años, posa para una foto en su casa en Caracas, Venezuela, el 17 de febrero de 2019 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins/ Imágenes del día
Yaneidi Guzmán, de 38 años, camina a casa con su suegra en Caracas, Venezuela, el 17 de febrero de 2019 REUTERS / Carlos Garcia Rawlins