Robert Carmona-Borjas: Que no se equivoquen Rusia y China

Robert Carmona-Borjas / Archivo

Ayer el tema de Venezuela nuevamente pasó a ser debatido en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo que expresa la gravedad de nuestra crisis y las dificultades para una solución.

Lamentablemente Rusia y China, haciendo uso del Derecho de Veto que le confiere la Carta de las Naciones Unidas, impidieron la aprobación de un moderado proyecto de resolución presentado por Estados Unidos el cual recibió 9 apoyos, es decir, los dos tercios de los miembros del Consejo. Apenas tres votos en contra, el de Rusia y China con intereses económicos evidentes en el país y que apuestan a la estabilidad de la dictadura de Maduro; y de Sudáfrica que alega que todo lo que pasa en Venezuela es una cuestión del exclusivo interés de los venezolanos y que cualquier resolución que se adopte sobre la crisis humanitaria y la inestabilidad política, significaría una intromisión indebida en los asuntos internos de Venezuela.

Ignoran estos países el sufrimiento de los venezolanos, el hambre, la miseria, las penurias que sufrimos hoy por la imposición de un régimen criminal que engaña al mundo y manipula y desvirtúa la realidad. Ignoran deliberadamente las violaciones de Derechos Humanos cometidas por el régimen de Maduro, por sus fuerzas militares, policiales y de seguridad y por grupos colectivos creados y dirigidos por el mismo régimen, así como todos los crímenes internacionales que se cometen desde hace años en el país, verificados por las mismas Naciones Unidas, en particular por el Alto Comisionado de los Derechos Humanos.





Ignoran también estos países que se muestran revolucionarios y progresistas, que la protección de las personas debe prevalecer, ante todo, que ya no se está ante una cuestión de la exclusiva competencia de los venezolanos, sino que está bajo el interés de la Comunidad Internacional en su conjunto y que ese es precisamente uno de los grandes logros obtenidos después de 1945, más desde la aprobación de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948.

Es una lastima a la vez que una vergüenza que China y Rusia hayan impedido la aprobación de una resolución moderada que reafirmaba incluso lo que tanto esgrimen para sus atropellos internos, su compromiso con la soberanía, la independencia y la unidad y la integridad territorial de Venezuela y los principios de la Carta de la ONU, los que argumentan permanentemente para defender a la tiranía de Maduro y a otras en el mundo.

En el proyecto, en el que en nada se hizo referencia al uso de la fuerza, más bien a la solución pacífica a través de elecciones creíbles y libres, bajo supervisión internacional, a lo que tienen alergia los dictadores y regímenes totalitarios precisamente como el de Rusia y China; aunque aparentan desconocer, por supuesto, que el “proceso” Electoral de 2018 llevado a cabo por Nicolás Maduro no era sino una farsa y que por lo tanto no legitimaba una nueva presidencia de Maduro. También se refería el proyecto de resolución al proceso político pacífico a través de la amnistía ofrecida por la Asamblea Nacional, el órgano legítimamente constituido en el país.

Se pedía la ayuda humanitaria que debe darse para atender la crisis humanitaria que vive el país. Pero, nada de eso interesó a las delegaciones de Rusia y de China que ignoraron nuestra realidad y, sobre todo, las posibilidades de la solución a la crisis pues para esos gobiernos, vergonzosamente, la tiranía de Maduro hay que sostenerla para proteger sus intereses económicos y estratégicos, dejando abierta otras opciones que están sobre la mesa, vale subrayar, para encontrar una vía para solucionar la crisis.

Esto era previsible. El veto iba a funcionar una vez más. Pero, de todas formas, nuevamente el mundo vio la realidad y apreció los discursos de unos y de otros incluso del representante del régimen usurpador ante la ONU quien, de nuevo, como su superior Arriaza lo haría un día antes, mintió para justificar lo injustificable. Esta postura irreverente y grosera de países poco democráticos deja abierta la posibilidad al recurso a la fuerza, por lo demás legítima, pero a eso me referiré en la próxima oportunidad.

Al pueblo venezolano y a nuestros amigos democráticos del mundo, esto no significa para nada una derrota. La lucha continúa con el Presidente Juan Guaidó al frente, a quien todos debemos apoyar sin reservas y por el tiempo que sea necesario, hasta lograr la transición democrática. Por el contrario, son pasos de avanzada los que damos y en la dirección correcta.

El domingo o el lunes regresará Guaidó de su primera gira internacional que confirman su reconocimiento como Presidente Interino de Venezuela. Esperemos que el régimen no cometa el error de detenerlo o de atentar contra su persona a través de sus Colectivos, pues podría provocar reacciones que no le favorecerían demasiado. Ya se ha dicho y así se recogía en el proyecto de resolución presentado por los EEUU el día de ayer que el régimen debe respetar la vida y la integridad física de los opositores y de Guaidó más. Por último, dejamos claro que el ejercicio del Derecho de Veto de dos potencias en el Consejo de Seguridad no disminuye el valor y el contenido del principio que expresa la responsabilidad de proteger a nuestro pueblo que tiene la Comunidad Internacional ante situaciones tan graves como las que vive Venezuela. El deber de la Comunidad Internacional ante el sufrimiento y las penurias de los venezolanos y la imposición de un régimen que altera el orden internacional y que pone en peligro la paz y la seguridad internacionales está allí y no podemos olvidarlo.

¿Vamos bien, vamos muy bien!

@CarmonaBorjas