Asesino de Nueva Zelanda acusado tras el tiroteo

Asesino de Nueva Zelanda acusado tras el tiroteo

Brenton Tarrant, acusado de asesinato en relación con los ataques a las mezquitas, en el estrado durante su comparecencia en el Tribunal de Distrito de Christchurch, Nueva Zelanda, el 16 de marzo de 2019. Mark Mitchell / New Zealand Herald / Pool a través de REUTERS

 

El supremacista blanco australiano Brenton Harrison Tarrant, de 28 años, fue acusado de asesinato el sábado después de que 49 personas murieran y docenas resultaran heridas en un tiroteo masivo en dos mezquitas en Nueva Zelanda.

Tarrant, esposado y vestido con un traje de prisión blanco, permaneció en silencio en el tribunal del distrito de Christchurch donde fue retenido sin declarar. Deberá regresar a la corte el 5 de abril y la policía señaló que probablemente enfrentará más cargos.





El mortal ataque del viernes, que la Primera Ministra Jacinda Ardern calificó de terrorismo, fue el peor crimen masivo en tiempos de paz en el país, que había elevado al nivel más alto la amenaza a la seguridad.

Tarrant ha sido descrito como un presunto supremacista blanco dada su actividad en las redes sociales.

Imágenes del ataque a una de las mezquitas fueron retransmitidas en directo a través de Facebook y un manifiesto denunciando a los inmigrantes como “invasores” también fue publicado online a través de enlaces a cuentas en las redes sociales.

El vídeo mostró a un hombre conduciendo hacia la mezquita de Al Noor, entrando y disparando indiscriminadamente a las personas con un rifle semiautomático con cargas de munición de gran capacidad. El vídeo mostraba a los fieles, posiblemente muertos o heridos, yaciendo en el suelo.

En un momento de la retransmisión, el tirador regresa a su automóvil y recarga sus armas volviendo a entrar en la mezquita para iniciar de nuevo un tiroteo. La cámara, situada en su cabeza, graba la masacre enfocando el arma, como un macabro videojuego en primer persona.

En la mezquita de Al Noor el número de fallecidos ascendió a 41.

La policía dijo que el presunto tirador tardó siete minutos en desplazarse a la segunda mezquita en el suburbio de Linwood, donde siete personas resultaron muertas en un suceso del que no había imágenes disponibles.

Tarrant fue arrestado en un coche que, según la policía transportaba explosivos improvisados, 36 minutos después de la primera llamada de alerta.

“El agresor estaba en movimiento, había otras dos armas de fuego en el vehículo en el que se encontraba y su intención era claramente continuar con el ataque”, dijo Ardern a periodistas en Christchurch el sábado.

El equipo de cricket de Bangladesh, que estaba de visita en la ciudad, estaba llegando para rezar en una de las mezquitas cuando el tiroteo empezó, pero todos sus componentes estaban a salvo, dijo uno de los entrenadores a Reuters.

La policía dijo que otras dos personas estaban bajo custodia mientras se despejaba su posible implicación en los hechos.

Ninguno de los arrestados tenía antecedentes penales ni estaba en las listas de vigilancia de las autoridades en Nueva Zelanda o Australia.

TRIZTEZA Y SOLIDARIDAD

Más de 40 de las personas heridas fueron tratadas en doce salas quirúrgicas a lo largo de la noche, dijeron autoridades hospitalarias. El sábado 36 personas estaban siendo todavía tratadas, once de ellas en cuidados intensivos. Una de las víctimas falleció en el hospital.

“Muchas de las personas requieren muchas intervenciones quirúrgicas para tratar con una serie de complejas heridas”, dijo el responsable de cirugía del Hospital de Christchurch, Greg Robertson.

Una de las víctimas subió en Facebook un vídeo desde su cama en el hospital pidiendo que rezasen por él, su hijo y su hija.

“Hola, ¿cómo están?. Lamento mucho no atender sus llamadas y mensajes de texto… estoy realmente cansado… por favor, recen por mi hijo, mi hija y por mí … Solo publico este vídeo para mostrarles que estoy bien”, dijo Wasseim Alsati quien, según los medios, había recibido tres disparos.

Docenas de personas depositaron flores en los aledaños acordonados de las dos mezquitas en Christchurch, aún en reconstrucción después de que un devastador terremoto dejase casi 200 muertos en 2011.

Con una bufanda negra en la cabeza, Ardern abrazaba a miembros de la comunidad musulmana en un centro de refugiados de Christchurch mientras afirmaba que garantizaría la libertad de culto en Nueva Zelanda.

“Transmito el mensaje de amor y apoyo en nombre de Nueva Zelanda a todos ustedes”, dijo.

La mayoría de las víctimas eran migrantes o refugiados de países como Pakistán, India, Malasia, Indonesia, Turquía, Somalia y Afganistán. Los musulmanes representan poco más del uno por ciento de la población neozelandesa.

“No estoy seguro de cómo lidiar con esto. Perdonar llevará tiempo”, dijo en las puertas del tribunal Omar Nabi, cuyo padre, Haji Daoud Nabi, fue abatido en el tiroteo. La familia de Nabi dejó Kabul, Afganistán, para desplazarse a Nueva Zelanda en la década de los 70.

Abdikina Ali-Hassarn y su familia también se trasladaron a Nueva Zelanda desde Somalia hace cuatro años y eran fieles habituales en la mezquita de Linwood.

“Ni siquiera puedo ir a la mezquita ahora porque tengo miedo de que vuelva a pasar”, dijo el joven de 16 años a la televisión neozelandesa señalando que su madre, que estaba en la mezquita de Linwood con su padre y su hermano, vio a dos de las personas tiroteadas.

“Vino buscando paz … ahora está en estado de shock”, dijo para añadir que su madre tenía demasiado miedo para salir de casa.

Hombres y mujeres de la asociación musulmana de Nueva Zelanda en Auckland viajaron a Christchurch para asistir a los oficios funerarios, que incluyen lavar los cuerpos, envolverlos en una tela blanca y llevarlos al cementerio.

Pero los cuerpos de los fallecidos todavía estaban retenidos debido a la investigación, por lo que los familiares no podrán enterrar a sus muertos en el plazo de 24 horas habituales en el Islam.

REFORMAS EN LA LEY DE ARMAS

Ardern dijo que Tarrant era propietario de licencia de armas y que supuestamente usó cinco, incluyendo dos semiautomáticas y dos pistolas que habían sido modificadas.

“Puedo decirles una cosa en este momento: Nuestra ley sobre armas va a cambiar”, dijo Ardern a periodistas añadiendo que se considerará una prohibición de las armas semiautomáticas.

Nueva Zelanda ha intentado en el pasado endurecer las leyes sobre tenencia de armas de fuego, pero un fuerte lobby y una arraigada cultura de caza han obstaculizado estos esfuerzos. Se estima que, con una población de cinco millones de personas, hay 1,5 millones de armas de fuego, aunque el país tiene unas tasas de violencia bajas.

Tarrant vivía en Dunedin, una isla al sur de Nueva Zelanda, y era miembro del Club del Rifle Bruce, según información de medios citando a otros componentes del club que explicaron que solía practicar con un AR-15, un rifle semiautomático ligero.

El AR-15 es una versión semiautomática del estadounidense M16. La edad mínima para poseer un arma en Nueva Zelanda es de 16, 18 si se trata de armas semiautomáticas militares.

El presidente de la Asociación de Policía, Chris Cahill, respaldó la idea de endurecer las leyes de tenencia de armas señalando que las armas utilizadas en los tiroteos fueron prohibidas en Australia después de la masacre de Port Arthur en 1996, en la que 35 personas fueron asesinadas a tiros.

El AR-15 fue usado en Port Arthur y en otros tiroteos masivos en Estados Unidos.

CONDENA MUNDIAL

Líderes de todo el mundo expresaron su tristeza y disgusto por los ataques y algunos deploraron la demonización de la comunidad musulmana.

El presidente estadounidense Donald Trump, que condenó el ataque calificándolo de “horrible masacre”, fue elogiado por el acusado en un manifiesto publicado online en el que le cita como “símbolo de una identidad blanca renovada y propósito común”.

La primera ministra Ardern dijo que había hablado con Trump y él preguntó cómo podría ayudarle. “Mi mensaje fue de simpatía y amor para todas las comunidades musulmanas”, señaló haberle dicho al mandatario estadounidense.

Líderes políticos e islamistas en Asia y Oriente Medio expresaron su preocupación por los ataques contra los musulmanes.

“Culpo de estos ataques terroristas cada vez más crecientes a la islamofobia actual posterior al 11 de septiembre”, dijo el primer ministro pakistaní, Imran Khan, en las redes sociales. “1.300 millones de musulmanes han sido colectivamente culpados de cualquier acto de terror”. Reuters