En el oeste de Caracas hay sectores donde el agua nunca llega

En el oeste de Caracas hay sectores donde el agua nunca llega

Foto: Erick S. Mayora

 

 

 





Tras el apagón nacional que afectó 90 % del territorio nacional, hubo revuelo en muchos sectores de Caracas por la interrupción del servicio de agua. Sin embargo, en la ciudad existen sectores en los que el suministro nunca llega. En el contexto del Día Mundial del Agua, celebrado este 22 de marzo, Crónica Uno visitó comunidades a las que nunca llega el agua.

Por Erick Mayora @esmayora

Aunque el Estado venezolano se comprometió, en 2015, con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, y aunque en 2017 entregó un informe sobre los avances esta materia, la realidad de muchas comunidades caraqueñas indica que, por lo menos en lo relativo al ODS número 6 (garantizar la disponibilidad de agua), el Estado está en deuda con la gente.

En el oeste de la capital, específicamente en la carretera vieja Caracas-La Guaira -en la que habitan unas 65 mil personas-, vecinos de varias zonas padecen la falta del servicio, lo que evidencia el déficit en calidad de vida.

Entre los grandes barrios Blandín y Plan de Manzano están comunidades como Los Cedros, La Victoria y La Línea en los que recibir agua potable por tuberías es prácticamente una utopía.

En Los Cedros la problemática es grave. Abrir un chorro y que salga una gota es impensable. En la entrada del barrio hay un chorro al que llega agua cada 15 días y del que se surten 100 familias aproximadamente.

Ese tubo, único punto de abastecimiento para la centena de familias que habita en el lugar, está en plena carretera, así que a los vecinos de la parte alta de Los Cedros les toca subir las escaleras con sus tobos cargados sobre sus hombros. A los que viven en la ladera de la carretera, obviamente les toca cargarlos cuesta abajo.

La comunidad tiene más de 20 días que no cuenta con este chorrito improvisado, pues el agua no se asoma desde antes del apagón.

Dejar caer un tobo de agua, el drama de Omaira

A Omaira Morales se le derramó un tobo de agua en el baño. La escena es prácticamente dramática para una abuela que, a diario, debe buscar agua a kilómetros de su casa ubicada en la parte alta de Los Cedros. El lamento no se hizo esperar, pues valora cada gota como el último recurso sobre la faz de la tierra.

 

A pesar haber sufrido un ACV, Omaira recorre kilómetros para recolectar agua diariamente. Foto: Erick S. Mayora

 

“El agua llega al chorrito que está ahí abajo cada 15 días. Ahorita ha durado más porque desde antes del apagón no había”, dice desde la puerta de su casa, ubicada en la montaña.

“Hace falta que ponga una tubería para que nos llegue hasta las casas. Dios quiera que esto se resuelva. Tenemos que cargar todos los días”, exclama la abuela, quien vive con dos nietas, una de 7 y otra de 9 años.

A Omaira, un Accidente Cerebrovascular (ACV) le afectó la mano derecha. Y a pesar de la deformación, a diario toma sus seis pipotes, los amarra, se los tercia, abraza un botellón, y emprende la ruta por el agua. La escoltan sus dos nietas con garrafas en mano. “Allá abajo agarramos una cola para ir y otra venir”, dice.

Tiene 20 años residenciada en la zona. Llegó ahí luego de perder, en la tragedia de 1999, su casa en el barrio El Limón, unos kilómetros más abajo en la misma carretera vieja. “Vivía en El Limón, pero el ranchito se me cayó. Y desde ahí me mudé para acá pues nunca me salió una casa de esas que entregó el gobierno”.

“Estoy a punto de que me voy, lo que pasa es que no tengo para donde irme. Esta cargadera me tiene cansada. Sabes lo malo que es tener un baño hediondo. Ojalá nos ayuden con esto”, anhela Omaira.

Pastora Espinosa es vecina de Omaira. Ambas se acompañan en la búsqueda del agua. Tiene aproximadamente una década viviendo en la carretera y asegura que, aunque existen otros problemas en su comunidad, ninguno es como el del agua. “Necesitamos el agua para todo, para bañarnos, para la poceta, para limpiar la casa, para cocinar, por eso tenemos que ir por ella todos los días”.

“Nos gustaría que nos tomaran en cuenta, pero lamentablemente estamos en el olvido. Yo creo que este sector ni aparece en el mapa. Aparecerá Plan de Manzano, pero ¿Los Cedros? Los Cedros creo que no aparece”. Con esa sensación de marginación vive Pastora.

“Esto no se resuelve porque, en verdad, aquí no hay organización. La gente piensa es en el bienestar personal. Si se organizara Raimundo y todo el mundo, y si fuesen más comunicativos, las cosas fuesen distintas”, afirma.

 

Pastora cree que si los vecinos se organizan, pueden resolver el problema. Foto: Erick S. Mayora

 

 

Sergio Sánchez tiene más de 30 años viviendo en Los Cedros. Actualmente trabaja en una cauchera instalada al aire libre en la entrada del sector. Vive con una hermana y algunos sobrinos.

“Aquí nunca llega el agua. Llega una vez a la semana en el sector Planta Cantina y de ahí, si abren la llave, es que nos llega a nosotros. Si no, nos fregamos. Nos toca buscar agua en La Pedrera o en El Chorrito. Tenemos que agarrar cola porque es retirado”, explica.

Al igual que Pastora, Sergio no está muy contento con el rol de su consejo comunal. “Esa gente no sé, eso como que no camina, hacen diligencias pero en las instituciones no les paran, no les prestan atención”.

La problemática pone a la gente en aprietos. “A veces amanecen ahí (en el chorrito que está en la entrada) cargando agua. A veces llega en la madrugada y la gente aprovecha. O a veces llega a las 11:00 p.m. y de una vez se hace la cola porque puede que no amanezca”. Sergio comenta que si el agua llega a las 3:00 o a las 4:00 de la madrugada, la gente no come cuentos. “Bajan con sus envases y empiezan a hacer su cola”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que por ser un servicio básico, las personas deben “disponer de una fuente de agua potable protegida de la que se puede recoger agua en menos de 30 minutos”. Contrario a lo planteado por la OMS, en estas comunidades pueden invertir hasta siete horas de su tiempo para lograr llenar sus recipientes.

Siga leyendo en Crónica Uno