María Corina Machado: La responsabiliad de proteger

María Corina Machado: La responsabiliad de proteger

En solo una semana han ocurrido varios eventos que reafirman mi convicción de que Latinoamérica será una región en la cual imperará la democracia liberal con mercados abiertos y economías competitivas; libre de socialismo, populismo y mafias. Y en este proceso está claro que la urgente prioridad es liberar a Venezuela de la tragedia totalitaria y criminal que enfrentamos.

El jueves 21, tuvo lugar en la OEA en Washington, un foro sobre la Responsabilidad de Proteger (R2P) con la participación, entre otros, del SG Luis Almagro y Diego Arria, donde exigieron la actuación inmediata y preventiva de la comunidad internacional en Venezuela para detener la escalada de la tragedia humanitaria.

En Santiago de Chile se reunió Prosur, el nuevo foro político de los países de América del Sur decididos a fortalecer la institucionalidad democrática y prevenir el resurgimiento de modelos corruptos y socialistas.





En Washington se reunieron los presidentes de Brasil y Estados Unidos y enviaron un mensaje inequívoco de su compromiso con la impostergable transición democrática en Venezuela y su decisión de actuar conjunta y efectivamente.

También, esta semana se conoció la actualización del informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, en el cual se registra de manera descarnada la magnitud de la tragedia humanitaria y se denuncia la brutal represión y persecución que ocurre en nuestro país.
Venezuela se ha convertido en un serio problema global, la tragedia humanitaria ya no puede ser silenciada con el aparato propagandístico cubano-venezolano y el estado criminal aquí instalado, es considerado una amenaza real y creciente para Occidente.

La convergencia de redes criminales globales que se han repartido el territorio, los recursos y las instituciones venezolanas, exige que los venezolanos contemos con las fuerzas democráticas del mundo para lograr tres objetivos: 1. quebrar las estructuras mafiosas del régimen, 2. expulsar de hasta el último milímetro de territorio venezolano a los agentes cubanos, a la guerrilla, al narcotráfico, al terrorismo y a los paramilitares y 3. reconstruir nuestra Nación.

La pretensión comprobada de tiranos genocidas, que esgrimen el principio de “autodeterminación de los pueblos” para justificar la inacción mundial ya no puede ser tolerada. Los derechos naturales a la libertad, a la dignidad y a la vida, son superiores y de allí se deriva la responsabilidad ineludible de los países del mundo de reaccionar ante crímenes de lesa humanidad como los que se cometen en Venezuela.

Nuestra demanda de auxilio internacional en los términos y tiempos que requiere la acelerada destrucción de nuestro país, no implica ceder el liderazgo ni la responsabilidad de los venezolanos con nuestra liberación. Al contrario, representa la conciencia y la obligación de buscar y canalizar las fuerzas externas necesarias para la causa libertaria, como en su momento lo hicieron Bolívar y Betancourt.

El grito de la gente, clamando por la Responsabilidad de Proteger internacional, ejercida a través en una Misión Internacional de Paz, está respaldada por la decisión del Tribunal Supremo de Justicia legítimo, que la considera procedente y necesaria. Cuenta también con el apoyo de firmes voces democráticas del mundo, como las que esta semana en la OEA reconocieron la legitimidad y la urgencia de este clamor.

El hecho que reconozcamos que no podemos solos, no significa que asumamos que sea un proceso dirigido desde afuera. El liderazgo y la responsabilidad en la liberación de Venezuela es de los venezolanos. Es por eso que hoy la Asamblea Nacional, representante del pueblo, debe también asumir su responsabilidad y enviar un mensaje inequívoco a las Fuerzas Armadas, a la comunidad internacional y al régimen de Maduro, al activar el artículo 187 numeral 11 de la Constitución Nacional. Con ello se abrirá el camino y se acelerará el proceso para avanzar en la obtención de la asistencia global que requerimos para detener el genocidio, ya no silente, que ocurre en nuestro país.

Los venezolanos hemos entregado todo por nuestra causa.

En medio de una hiperinflación desbocada que ahorca con el hambre, sin agua potable y sin luz en medio país; la determinación de luchar hasta vencer es indetenible. Lo comprobé, también esta semana, en Maracaibo; la encontré saqueada, desolada, pero nunca derrotada. Mi orgullo es profundo, mi confianza es total.