Peregrinaje por Caracas para conseguir un plato de comida

Peregrinaje por Caracas para conseguir un plato de comida

Casa de María, que empezó dando de comer a unas cien personas, atiende ahora a más de 400 – Fotos: AYZ / Reportage

 

Al comedor comunitario Casa de María en Propatria, un barrio popular del oeste de Caracas, peregrinan multitud de personas en busca de un plato de comida, para la mayoría el único que consumen a lo largo del día. Este centro, situado a menos de cinco kilometros del palacio presidencial de Miraflores, atiende a más de 400 ciudadanos que acuden a diario desde cualquier punto de la capital venezolana para paliar el hambre que les abruma. Las colas se alargan hasta los alrededores de la plaza de enfrente, donde la gente espera bajo el sol a que abran las puertas. Así lo reseña abc.es

Por Jorge Benezra

Quienes aguardan la comida están acostumbrados. Nadie se desespera. La mayoría ha seguido la misma rutina durante semanas, meses, incluso años, pero lo que sí se deja escuchar es el debate entre los asistentes por lo que ocurre en el país. «Mercedes, no puedes tapar el sol con un dedo. Aquí estos gobernantes nos tienen pasando hambre», comenta Rosa Castillo, una habitante que baja desde la parroquia 23 de enero y luego vuelve a su casa.

Beneficiarios del comedor social Casa de María esperan su turno para poder disfrutar de su almuerzo – AYZ / Reportage

La hilera de personas empieza a formarse antes de las nueve de la mañana. El lugar es una pequeña casa de puertas azules, rejas y pared con baldosas, que se ha convertido en un punto de referencia de esa zona. Tiene pocas mesas. La gente se sienta muy junta, unos con otros, y come lo más rapido posible. Tan pronto como terminan de comer, los platos se lavan rápido para los siguientes. La prioridad de entrada es para las personas con discapacidad, mujeres, niños y, por último, los hombres.

La sopa de todos los días se prepara con caldo, arroz, pasta y legumbres. Si se acaba, se cocinan bollos de harina de maíz para los que llegan rezagados. «Conocí este sitio hace unas semanas y vengo por lo menos tres veces, por la necesidad de tener otra comida al día», dice Jesús Córdova, un vigilante privado descendiente de gallegos que asegura haber perdido unos 10 kilos de peso en el último año. Y agrega: «El menú en el comedor no es muy variado debido al alto coste de la vida, pero nunca falta un bocado para el que llega».

Un católico comprometido

Esta iniciativa nació hace dos décadas de la mano del médico Benito Prieto, un católico comprometido que, junto con un grupo de colaboradores, emprendió la idea de abrir un espacio para dar de comer a indigentes y niños de la calle. «Eran los tiempos en los que llegó al poder Hugo Chávez. Estábamos afrontando los problemas que arrastraban otros gobiernos. La idea era poder ayudar y recuperar a toda esa población que hacía vida en los alrededores del barrio, para que tuviesen un sitio no solo donde comer, sino también asearse. Eran unas cien personas en aquel entonces», comenta Prieto.

La realidad ha cambiado y ahora este centro que inicialmente solo era de paso se ha transformado en una válvula de escape para muchos que no tienen cómo mantenerse, como María Teresa, una pensionista de 75 años que siente que su vida se ha venido a menos. A pesar de tener vivienda propia en una zona de clase media de la capital, no le queda otra alternativa que recorrer varios días a la semana sitios donde le den algo para alimentarse. «Yo vivo en la Candelaria. Nunca pensé que me tocaría vivir esto a mi edad, pero la pensión de 18.000 bolívares (alrededor de cuatro euros) no me alcanza. En otros tiempos vivíamos mejor», dice.
Precios desbocados

Según datos de la Asamblea Nacional venezolana, los precios se incrementaron el pasado año más de un millón y medio por ciento, es decir, que aunque se encuentren los alimentos en los mercados, muchos no pueden comprarlos y se ven abocados a recurrir a la caridad.

El doctor Benito señala: «En todos estos años hemos sido testigos del deterioro del país. Tenemos en la memoria esa foto del antes y el después. No hubiésemos imaginado nunca que lo que se inició como un proyecto para rescatar a personas en situación de calle se convirtiera en un programa de alimentación. La mayoría de los venezolanos han perdido peso corporal. La crisis cambió los patrones de consumo de los venezolanos, que cada vez comen menos».

Los alimentos que se entregan en Casa de María están financiados por algunos comerciantes y personas que realizan donaciones. Nunca han aceptado ayuda gubernamental para evitar la politización de la obra, pero lo que llega en recursos no es suficiente y cada vez es necesario mayor apoyo, ya que la situación económica empeorará más este año y la hiperinflación llegará al 10.000.000%, según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El desastre económico de Venezuela ha provocado que la vida cotidiana de los ciudadanos se desplome. Es el único país de América Latina junto con Belice en el que aumenta el hambre, según un informe anual presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El número de venezolanos infraalimentados alcanza los 3,7 millones (aproximadamente el 12% de la población), según los últimos datos disponibles. Son casi un millón de personas más que una década atrás.

Sin embargo, Maduro ha decretado varios estados de excepción y de emergencia económica para remendar la crisis, encomendado el abastecimiento de los alimentos a los militares y aumentado varias veces el salario mínimo. Pero ninguna de las medidas ha proporcionado al Gobierno un cinturón que detenga la caída de la economía. Los ministros del régimen chavista y los miembros de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente insisten en que no necesitan aa nadie para arreglar los problemas de Venezuela, pues aseguran que se trata de «una excusa del imperialismo para intervenir militarmente» el país petrolero.

Apoyo de la ONU

António Guterres, secretario general de la ONU, aseguró que expandirá su asistencia para apoyar a los venezolanos que necesitan ayuda humanitaria. Guterres señaló que aproximadamente siete millones de personas en el país requieren ayuda humanitaria. Destacó que la organización multilateral trabaja para atender a los venezolanos bajo los principios de «humanidad, imparcialidad e independencia».

«Siete millones de personas en Venezuela necesitan ayuda humanitaria según las últimas estimaciones. Estamos trabajando para expandir nuestra asistencia, siguiendo los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia», indicó Guterres por Twitter.

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