El gobierno bolivariano es pésimo… pero parece que InterCable es peor

Las fallas constantes, la falta de atención y el caradurismo son antivalores típicos del gobierno bolivariano. Es público y notorio que el país no funciona, la calidad de vida cada vez es peor, no se escuchan los verdaderos problemas y se hacen “los locos” tornándose agresivos cada vez que los venezolanos salen a reclamar DERECHOS.

Lamentablemente esta desastrosa espiral de desidia, conformismo y caradurismo se está volviendo la norma en muchos ámbitos de la vida del venezolano, y en este caso, en la empresa privada, en específico a la Corporación Telemic, conocida por muchos suscriptores como “Inter”.





Como si se tratara de un gran elefante blanco que mucho dice, obliga y poco hace (vaya la comparación con el gobierno bolivariano), lo único que se sabe de Inter es que prácticamente no existe. Su única naturaleza radica en estos instantes de la caótica Venezuela, en tener par de cuentas oficiales en Twitter @TuMundoInter e @InterCliente, que como entes inservibles no distan mucho de las cuentas oficiales del gobierno.

La razón es simple. Se limitan a dar los buenos días, despedirse y promover productos inexistentes que cada mes aumentan de costo, pero no de valor. La más reciente factura para un plan de 10 megas ilimitados de Internet con televisión digital pasa de los 18 mil paupérrimos soberanos cuando el mes anterior rompió la barrera de los 5 mil. A esto se le suma ahora cambios de planes arbitrarios en el servicio de Internet.

Si bien en un país donde la moneda es papelillo, los constantes apagones y el robo de infraestructura justifica que dar un servicio de altura sea cuesta arriba; no es justo para los clientes toparse con una muralla de hielo que tal vez deba ser derribada con un dragón zombie. Llamar al 0-500-Inter es caso perdido, acercarse a una oficina es imposible y ni siquiera tiene la delicadeza de emitir un comunicado oficial a los clientes cuyo servicio brilla por su ausencia.

Días, semanas, meses, quién sabe si años, pasan los clientes sin cable, telefonía ni Internet… y cuando llega lo hace a lo bolivariano: chucuto, chimbín y deficiente.

Eso sí, la plataforma que envía un SMS automático bajo amenaza de corte, funciona perfectamente y los honestos clientes cumplen, con o sin dificultades, con su DEBER de cancelar la cuota exigida a pagar.

Los ciudadanos venezolanos confían en que la empresa privada sea muchísimo mejor que el gobierno público. En que no hayan excusas de que todo puede hacerse mejor dentro del caos generalizado de hambre, oscuridad y suciedad en la que está sumida toda la nación.

Tal vez quejarse de Inter parezca superficial en un país con tantas carencias, pero cuando los DEBERES no se cumplen se exigen DERECHOS… o al menos, en este caso, se exige transparencia.