El saqueo socialista destruyó a Venezuela y volvió míseros a sus habitantes. La Industria Petrolera Nacional (IPN) no escapó a esa desgracia. Hoy Pdvsa apenas produce algo más de 300 mil b/d por esfuerzo propio, mientras que sus socias extranjeras extraen unos 600 mil b/d en el primer trimestre de 2019. Las refinerías nacionales, con más de 1 millón b/d de capacidad de procesamiento no llegan hoy al 15% de esa capacidad. Endeudada y sin crédito, con una gerencia corrupta e inepta, el daño a la IPN es irreversible.
Mientras en EEUU, en una extraordinaria mezcla de innovación, adelantos técnicos y financiamiento disponible se está extrayendo petróleo y gas de las cuencas de lutitas, a unos 5 kilómetros de profundidad. Desde el año 2012, las empresas privadas de EEUU vienen duplicando año a año sus exportaciones de petróleo crudo, que en 2018 totalizaron 2 millones b/d, superando ampliamente los 1,2 millones de b/d de Venezuela. Hoy EEUU es el mayor productor mundial de crudo.
Las refinerías de la Costa del Golfo de EEUU se encuentran haciendo las inversiones para cumplir con las exigencias de la norma IMO2020 sobre combustibles marinos, que ha causado un efecto dominó en la industria de la refinación, aumentando la demanda de combustibles con bajo contenido de azufre, diesel, bunker marino y crudo más ligeros y dulces. A medida que el mundo se mueve hacia combustibles con bajo contenido de azufre, se espera que el mercado de los combustibles con alto contenido de azufre se hunda. Ahí el crudo pesado y con alto contenido de azufre de Venezuela pierde atractivo. Pero tampoco las refinerías nacionales han iniciado los trabajos para producir combustibles que cumplan con la IMO2020
Proveedor nada confiable
Es poco probable que Pdvsa pueda conservar la propiedad de la refinería Citgo, en EEUU, empresa que fue irresponsablemente hipotecada por el régimen de Maduro. Aún así, ya en el año 2017, Citgo compraba la mayoría de sus crudos, para sus tres refinerías, en lugares distintos a Venezuela. La refinería Lemont, en el estado de Illinois, cuya compra de crudo alcanzó un promedio de 139.000 b/d en el año 2017, no compró crudo al país. La de Lake Charle, que compró de 381.000 barriles diarios de crudo en 2017, PDVSA sólo entregó 27% de ese volumen, 103 mil b/d. Y la de Corpus Christi, en Texas, que de un total de 145.000 barriles diarios de crudo comprado en 2017, sólo adquirió el 38% desde Venezuela, unos 55,1 mil b/d.
Los demás clientes estadounidenses del crudo venezolano, durante los años 2017-2018 compraban apenas unos 340 mil b/d. Luego de las sanciones de la admistración Trump del 28 de enero de 2019, esas compras cayeron a mínimos históricos, por debajo de los 60 mil b/d.
El saqueo socialista convirtió a la IPN en un proveedor nada confiable. Al desastre administrativo, a los problemas de calidades de crudo, como el contenido de agua, la corrupción rampante, se unen ahora los problemas operacionales que le causan a la IPN los apagones nacionales, de otra empresa estatal destartalada como Corpoelec. La producción petrolera del país de ha desplomado desde el año 2016.
Entre los años 2016 y 2017, el país perdió el 25% de la capacidad de producción que tenía en enero de 2014 (2.350 kbpd). En el año 2018 perdió otro 25% adicional. Y en marzo de 2019, apenas produjo 732 kbpd, el 31,15% de lo que produjo en enero 2014.
Tal desplome de la producción no se había visto nunca en la historia petrolera mundial.
Las empresas estadounidenses saben perfectamente que lo causó. Y también saben que aunque Maduro salga mañana del poder (más que deseable) al país le tomará años retomar la condición de proveedor confiable.
Mientras tanto, esas empresas, tienen que colocar diariamente en los mercados millones de barriles en productos de refinación, y por nosotros no van a esperar. Y hay bastante petróleo fuera de Venezuela, como por ejemplo en el nuevo “hotspot” petrolero mundial: Guyana
Acá, cerquita, al lado de nosotros.
David Morán Bohórquez es ingeniero industrial y articulista venezolano | @morandavid