Marcos Hernández López: ¡Desesperanza revolucionaria!

Marcon Hernández López @Herconsultores

En el ocaso de la cuarta república y tiempos de la anti política, Hugo Chávez supo en un momento histórico apoyarse con discursos redentores como resultado ganó la presidencia de la república en el año 1999, un triunfo también llamado por sus seguidores victoria popular. Desde un primer momento el comandante conectaba con un pueblo que buscaba desesperadamente un líder para construir los cambios necesarios en lo político, económico y social, los estratos D y E creían que habían encontrado una esperanza, aliado, mesías, una luz en su invisible vida. Lo que emergía como un proyecto económico y social libertador no termino de fraguar según sus expectativas. Sin embargo, un grupo significativo de opositores siempre interpelaban a la revolución por sus diversas contradicciones en sus objetivos y resultados que se trazó el gobierno chavista en corto tiempo, la mayoría de los proyectos quedaban gravitando dentro de una dimensión de lo imaginario llamado Socialismo Siglo XXI. Quedo revelado que de nada valió tantos incendiarios discursos en favor de la justicia social, de los desposeídos… un proceso político apuntalado sobre un andamiaje de números económicos que no se articulaban a la realidad del boom en los precios del petróleo. Así fue pasando el tiempo moviéndose en una dinámica política, económica y social muy compleja y perversa hasta llegar 2013 con el “triunfo electoral” Nicolás Maduro, su cuestionada victoria configura rápidamente amenazas políticas para quienes desafíen su triunfo presidencial en conexión con su proyecto político – económico, las estrategias y tácticas utilizadas por el gobierno nacional finalmente germinaron en un tipo de violencias selectivas / efectista, muy difícil de ver a simple vista, ya que son las propias estructuras psíquicas de las personas las que se hacen frágiles. Nuestro análisis, se pueden explicar desde un enfoque psicosocial y político, la sociedad venezolana, indiscutiblemente, percibe, comprende, interpreta y reacciona ante la amenaza política de diversas formas inducidas por el gobierno Maduro para frenar su proceso revolucionario en decadencia.

Hoy día protestar en Venezuela, es considerado traición a la patria, la consigna de Chávez fue “no importa que se pase hambre, lo importante es mantener la revolución cueste lo que cueste”. No obstante, la amenaza, la violencia y el miedo se mueven sobre la conciencia y la conducta de todos los venezolanos, millones han optado por varias razones existenciales por el éxodo. Es un axioma, el gobierno del comandante Chávez y Maduro trasfiguraron la vida normal de la gente, la modificación de lo cotidiano ha puesto a la mayoría de los venezolanos en niveles vulnerables y precariedad en su calidad de vida.

La agresión al adversario ya es práctica gubernamental común, las manifestaciones más recientes: los vejámenes a estudiantes y dirigentes políticos, a los sindicatos, gremios, las continuas amenazas despidos a empleados públicos por sospecha de “infidelidad” electoral hacia el Socialismo Siglo XXI, negación de la bolsa de comida entregada por los CLAP y el carnet de la patria o cedula para votar, son todo un verdadero chantaje, en otras palabras son instrumentos que pretenden someter y a la vez recompensar la lealtad 15,0% del capital político electoral que aún se mantiene estoicamente en el Madurismo.





Lo que no razona o no quiere razonar Maduro, que lo grave está el 77,7% de la gente ya no cree en sus narrativas apuntando a los actores políticos como responsables de las crisis: económica, eléctrica, humanitaria… es causada por  dirigentes políticos apátridas que reciben órdenes directas del Imperio Norteamericano, Parlamento Europeo, OEA, Grupo de Lima…

Evidentemente, se perdió la magia revolucionaria redentora que los atornillo durante 20 años en el poder, emergió el desamor hacia un proyecto político que ilusiono porque lo tuvo todo a su favor, pero no concreto los sueños de los que aspiraban un mejor país, es casi imposible la resurrección del proyecto Chavista con una opinión nacional e internacional en contra, el tiempo se le agotó a la marchita revolución, 75,5% de los venezolanos lo siguen interpelando como el gobierno más desastroso, corrupto y malo de la historia moderna venezolana. Haciendo analogías con otros gobiernos llamados revolucionarios, en su mayoría estos también se defienden a través del psicoterror, utilizan la violencia, el caos y siembran el miedo, en su desorden tienen un orden, son prácticas perversas para aferrarse al poder… pero, nuestro caso concreto – caso Venezuela – cada responsable de la crisis tiene un mañana, si existe. Los ojos del mundo están mirando en Venezuela el saqueo, crisis humanitaria y las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

 

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