David Morán Bohórquez: El cuento de la “invasión militar”

David Morán Bohórquez: El cuento de la “invasión militar”

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(Foto vía Reuters)

 

Son los cubanos que, desde agosto del año pasado, han estado impulsando por medio de sus sistemas de propaganda, la tesis que Venezuela será objeto de una “guerra proxy”, que es cuando dos o más potencias se enfrentan, en este caso EEUU con Rusia y China, en un tercer país, Venezuela, quien pondría los muertos civiles y la devastación de sus activos e infraestructura.

Estaríamos entonces hoy, en medio de una nueva “guerra fría”, un ejercicio intenso de “deterrence” (disuasión) entre esos grandes poderes militares y sus intereses.





Esos medios, propagan la tesis de la “invasión”, la entrada de soldados para controlar el territorio nacional y lograr el cambio de gobierno. La respuesta, según ellos, sería terrible por el apoyo de las potencias aliadas al régimen de Maduro, lo que causaría que Venezuela entrarìa en una guerra civil, convirtiéndose en una nueva Siria, pero en América Latina.

Malas noticias

Para los propagandistas, les traigo malas noticias. Sin otros medios de intercambio, el único elemento disuasivo que ha utilizado Maduro y su régimen es el de la represión interna, la persecución política, la censura y la  violación sistemática de los DDHH. Actúa como el secuestrador sitiado, que va lanzando muertos por la ventana en la medida que siente que aumenta el asedio. Y eso es precisamente lo que lo ha hundido sin remedio. Ya en la Corte Penal Internacional cursa una acusación iniciada en septiembre por Argentina, Chile, Colombia, Paraguay, Perú y Canadá donde solicitaron a la fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) que investigue los crímenes de lesa humanidad y abusos a los derechos humanos ocurridos en Venezuela desde el 12 de abril de 2014 bajo el régimen de Nicolás Maduro.

La solicitud de investigación contra Maduro y su régimen se fundamenta, entre otros elementos, en tres informes sobre violaciones a los derechos humanos en ese país elaborados por la ONU, la Organización de Estados Americanos (OEA) y por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esa acusación no la elimina reprimiendo atrincherado, por el contrario la alimenta y alienta a todos a buscar su salida del poder.

Los tres elementos ausentes

Para que se realice una invasión debe haber al menos tres elementos claves en la decisión de la potencia:

1. Un interés mayor genuino y vital para impulsar la acción. ¿Qué tiene Venezuela? Aparte de la ubicación geográfica tiene además mucho petróleo (pesado). Pero EEUU también tiene mucho y produce mucho más. Hoy es el mayor productor mundial de petróleo, por encima de Arabia Saudita y Rusia, exporta 2 MM de b/d, el doble que Venezuela, sólo el estado de Texas produce más que Irak, el segundo mayor productor de la Opep y 5 veces más que nosotros. En la zona, Guyana y Brasil con sus campos costa afuera, son los nuevos hotspots petroleros, con un potencial petrolero a corto plazo mucho mayor que el de Venezuela. Al menos en el corto y mediano plazo no parece ser el petróleo. Pero si el régimen inepto, corrupto y violador de DDHH, -que ha causado la mayor crisis humanitaria reciente en el planeta- es además hogar de grupos narcotraficantes, contrabandistas y terroristas los intereses genuinos de cortísimo plazo parecen justificarse. Pero son intereses de una lucha anticriminal que aún así no justifican una invasión militar. En todo caso, Venezuela no tiene en el corto ni mediano plazo la capacidad de repagar el costo de la acción militar a la potencia que lo decida.

2. Un férreo control social y territorial del régimen. El país está somalizado. En vastas zonas del país el control social y territorial lo hacen bandas criminales en pugna, que viven del narcotráfico, el secuestro, la minería ilegal y el contrabando. No las controla el régimen de Maduro, que convive con ellas. El 90% de la población quiere que Maduro se vaya ya, un poco más sería unanimidad. Su nefasta gestión no puede garantizar electricidad, agua, servicios médicos básicos o control y combate de enfermedades endémicas. la oferta interna de bienes y servicios está colapsada por años de confiscación y persecución al sector privado nacional y por la corrupción de las empresas estatales. Su régimen vació de instituciones al país, que sobrevive en institucionalidades paralelas. Maduro sólo controla el aparato de propaganda de los medios públicos, sólo existe a través de las pantallas de VTV y radios públicas. La posibilidad de una guerra civil, es por lo tanto remota, improbable. Su partido político es clientelar y corrupto. No hay incentivos sociales y culturales para defender a quien nada aporta, por el contrario saquea. En todo caso, los venezolanos sobrevivimos a pesar del régimen de Maduro, lo que aleja la necesidad de la invasión.

3. Una Fuerza Armada que sea una amenaza regional. La caracterización actual indica que no tenemos una fuerza armada sino una corporación política en armas. Los elementos que fundamentan una fuerza armada como disciplina, la obediencia y subordinación están ausentes. El equipamiento e instalaciones de las fuerzas propiamente militares, como el ejército, aviación y armada están chatarrizadas. Hoy la GNB, una fuerza de control interno, es el mayor componente, con mínima capacidad de combate propiamente militar. Ellos saben que no tienen ninguna posibilidad de éxito militar, comenzando con la disuasión propiamente militar. Tampoco con la tesis chavista de gobierno, pueblo y fuerzas armadas, porque de hecho ese despropósito no existe sino en las tertulias de café en algunos partidos de la izquierda latinoamericana. Esta “fuerza armada”, en realidad una corporación, actuará ante una amenaza de fuerza cierta en función de sus propios intereses, no del régimen, y como corporación tomará partido por la opción que no le asegure su destrucción. Pero el tiempo corre contra esa opción

La amenaza real no es la invasión. Es la justicia

El acto del ejército el pasado jueves, en solitario con Maduro, sin los otros componentes, armada, aviación y GNB, es un claro mensaje de ese cuerpo de deslindarse de la represión del régimen de Maduro, especialmente de la GNB, y otros, en este caso policiales, como la PNB y Faes. Es un acto además que confirma que la actuación militar en el siglo XXI lleva a acciones en vectores culturales, comunicacionales, ciberespacio, entornos aéreos, oceánicos, territoriales, y a lo interno de las otras fuerzas “enemigas”. La confesión en ese acto del Ministro de la Defensa, Padrino López, que tuvo conversaciones conspirativas con elementos de la administración Trump, sólo después que ésta las denunciara, es un claro ejemplo de lo que acá expongo. La acción de fuerza militar de EEUU entró a lo interno de nuestras fuerzas armadas en la persona de Padrino por medio de conversaciones. Ahora Maduro está en un “Catch 22”: O sustituye rápidamente a Padrino o su autoridad sobre la fuerza armada continúa derritiéndose. Si Padrino era el hombre de confianza de Maduro en la FA, ya Padrino no lo es sobre el resto de esa fuerza. Esas conversaciones mellaron aún más la mínima cohesión interna. Alteró la conducta de jugadores claves. Que ni la presencia cierta de militares cubanos, rusos y chinos en nuestro territorio, las podrán recomponer.

Según el premio Nobel de economía, Thomas Schiller, en sus aportes a la diplomacia coercitiva, acompañando a la disuasión va la persuasión (compellence) que comporta iniciar una acción -o un compromiso irrevocable a una acción- que cesará sólo si el oponente responde. No tengo dudas de inicio de la acción de fuerza sobre el régimen de Maduro.

Y la acción de fuerza (Institucional, de mercados, diplomática con apoyo policial y militar) está por demás justificada. El país demanda la intervención humanitaria, que no es posible sin acompañamiento militar. El país demanda el desmantelamiento de las bandas internacionales de narcotráfico que sólo es posible con acciones de inteligencia y policiales con apoyo militar. Al igual que el combate de células terroristas que desarrollan bases en el país. Así como las mafias del lavado del dinero sucio y del contrabando.

Es justicia lo que clama el pueblo venezolano, y ello señala también a los que han usurpado el poder en Venezuela y que se han transmutado en organizaciones del crimen.

Los gobiernos caza rentas, como el cubano, ruso, turco y chino, tratan de proteger sus intereses bajo una retórica geopolítica: La no injerencia en las asuntos internos de un país. Pero ello no es posible con gobiernos criminales. En nuestro caso aplica la Responsabilidad de Proteger R2P y así lo debemos exigir a la comunidad internacional. Es por ello que hablan de una quimérica invasión militar. Para desviar el foco del verdadero problema: el crimen organizado desde el gobierno con carácter transnacional.

Las fuerzas de Noriega, el peor ejemplo

EEUU invadió a Panamá en el 20 de diciembre de 1989 con la llamada Causa Justa. El 24 de diciembre Noriega se refugia en la Nunciatura Apostólica. El 3 de enero  el narcodictador se entrega a las fuerzas estadounidenses. Una operación relámpago ante la inacción de las fuerzas militares panameñas para defender la democracia, detener las actividades de narcotráfico del dictador Manuel Noriega y garantizar el libre flujo comercial por al Canal de Panamá que Noriega amenazaba con detener. En octubre de 1994, la Asamblea Legislativa de Panamá aprobó una enmienda constitucional que prohíbe la creación de una fuerza militar permanente, sino que permite el establecimiento de unas fuerzas armadas especiales de carácter temporal para hacer frente a los actos de “agresión externa”. El formato de las Fuerzas de Defensa fue reemplazado por la fuerza pública panameña. El deshonor de los que no pudieron ya supera los 30 años.

Este mes de febrero, la FANB estrenó un nuevo lema “Leales siempre, traidores nunca” acuñado por la cúpula militar chavista. Esa misma FANB que acumula un largo historial de violaciones a los DDHH, actividades ilícitas, y participaciones en fraudes electorales.

Hoy, a excepción de la cúpula, que forma parte de la oligarquía roja, es una fuerza armada disminuída, con un pie de guerra que a duras penas supera los 100.000 militares, sin equipos, con sueldos de hambre, y sin dotaciones en el cuarteles.

Esa FANB sufre hoy el dilema de prisionero: “Leales siempre, traidores nunca” ¿a quién? ¿Al pueblo de Venezuela o a Maduro? Maduro es reo por corrupción en el caso Odebretch, tiene una acusación en la Corte Penal Internacional por delitos de Lesa Humanidad. No tiene el reconocimiento de las poderosas democracias occidentales y su OTAN. Su oligarquía tiene sanciones individuales por ladrones. Pdvsa, arriunada, además tiene sanciones de EEUU. El país se encamina a quedarse sin gas doméstico, por la caída de la producción petrolera, y con permanente cortes eléctricos por la nefasta gestión madurista en Corpoelec. Cantv apenas comunica. Las empresas de Guayana no producen.

El país está miserable, la escasez de alimentos y medicinas es lamentable, las enfermedades endémicas rebrotaron, la hiperinflación nos arruina. La destrucción de la producción nacional no cesa. La emigración alcanza el 17% del total de la población nacional y no disminuye

Que el ejemplo de Panamá les sirva de advertencia. Se que de hecho, les atormenta. Pero ahí tienen la solución del dilema. La lealtad es con la República, con el pueblo venezolano y la democracia.

Mientras nosotros, seguiremos pidiendo el apoyo de fuerzas, donde se encuentren, incluyendo las que ustedes todavía, irresponsablemente, le niegan al gobierno interino y a la ruta de la transición en orden.


David Morán Bohórquez es ingeniero industrial y articulista venezolano | @morandavid