Especial La Patilla: Faes, colectivos y militares corruptos; el escudo protector de Maduro

Especial La Patilla: Faes, colectivos y militares corruptos; el escudo protector de Maduro

Miembros de las Fuerzas de Acción Especial de Venezuela (FAES) realizan una operación de seguridad en el vecindario de los 70, municipio de El Valle, en Caracas, el 1 de abril de 2019 (Foto por Yuri CORTEZ / AFP)

 

La imagen de una tanqueta arrollando a un grupo de manifestantes desarmados, el pasado 30 de abril, le dio la vuelta al mundo. El incidente fue tan noticioso que líderes mundiales, artistas y opinadores debieron pronunciarse, pues de nuevo retrató el rostro criminal del régimen de Nicolás Maduro.

Por lapatilla.com





Ese día conjugaron en las calles el poder de represión que hoy sostiene al régimen: colectivos, FAES y un pequeño sector militar corrompido. Las violaciones de derechos humanos han sido una constante en Venezuela a través de estos tres cuerpos, ellos encierran unas escalofriantes cifras de detenidos, muertos y desaparecidos. La ONG Human Rights Wacht detalló en su informe del año 2018 que en el país 12.500 personas han sido detenidas desde 2014 en relación con las manifestaciones públicas.

Aunado a ello, Keymer Ávila, investigador del Instituto de Ciencias penales y profesor de la Universidad Central de Venezuela, asegura que en 2017 murieron 4.998 personas a manos de las fuerzas de seguridad del Estado, lo cual equivale a unas 14 personas al día. Este crecimiento exponencial de víctimas a manos del régimen chavista coincide con la creación del FAES. Este grupo que forma parte de la Policía Nacional Bolivariana es considerado por la ONG venezolano PROVEA, como un escuadrón de la muerte que siembra terror en las zonas populares, con una acción sistemática de ejecuciones.

Son múltiples las denuncias sobre asesinatos que han estado ocurriendo en diversas zonas populares de Caracas a manos de este cuerpo. Sin embargo, el campo de acción del FAES no son solo las barriadas, ya que Nicolás Maduro ha venido utilizándolos para contener las movilizaciones de la oposición. Los expertos en el área han advertido sobre el peligro que significa esta situación, pues este grupo no está entrenado para resguardar el orden público, sino para identificar objetivos y desarticularlos.

El otro cuerpo represor en el cual pareciera refugiarse Maduro es en los colectivos. La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU acusa a este grupo de choque de haber causado 27 muertes durante las protestas del año 2017 en Venezuela. José Almeida, especialista en el tema de seguridad, asegura que los colectivos tienen un fuerte componente cubano en su formación; por lo que son un bastión imprescindible en la lucha de pueblo contra pueblo.

A pesar de que el gobierno de Maduro se empeña en reiterar que los colectivos son grupos culturales que fomentan la paz en las localidades donde actúan, la realidad es que han sido utilizados como fuerza de choque para contener las movilizaciones de la oposición y amedrentar a ciudadanos desarmados. Asimismo, este conglomerado se le acusa de actuar como paramilitares, debido a que toman el control de ciertas zonas, en las que ejercen la violencia política e imponen sus propias normas.

Los colectivos se han convertido en un arma de represión muy importante para Maduro en un momento en el que existe una ruptura en la Fuerza Armada venezolana. Almeida reitera que la represión desmedida que se ha visto por parte de las fuerzas de seguridad es un símbolo del desespero que existe en el interior del régimen, ya que al perder el apoyo popular, internacional y, principalmente de la mayoría de la FAN, Maduro ha optado por la fuerza bruta como única herramienta para silenciar el deseo de cambio del país.

En la estrategia de supervivencia de la dictadura venezolana, no puede dejarse a un lado el papel de una parte de la FAN. Hoy existen un grupo de militares que sostiene al gobierno madurista, porque representa para ellos la posibilidad de acumular riquezas por medio del control de recursos del Estado, operaciones de contrabando, narcotráfico u otro delito de extorsión contra la población. Son estos militares los que dirigen escenas como la de la tanqueta, apelan a la permanencia del sistema para continuar lucrándose en medio de una población que huye del hambre y la represión.