José Luis Monroy: ¿De qué sirve seguir camuflando?

José Luis Monroy: ¿De qué sirve seguir camuflando?

Hola que tal mi gente, la dinámica del poder es implacable y, tarde o temprano, termina por acorralar a quien lo ejerce. Hoy voy a tomar unos párrafos de mi colega mexicano Víctor Beltri, y unas reflexiones mías por supuesto en torno al poder. Sobre todo en un sistema político como el venezolano, en el que la responsabilidad absoluta recae sobre una persona que, en Venezuela es en dos, un usurpador pero que hasta los mismos diputados de la MUD llaman presidente, cosa que no se entiende, y otro el legitimo reconocido por muchos países pero no termina de dar el paso definitivo que desea la población.
Así, algunos presidentes son más proclives a delegar, y se rodean de funcionarios cuyas capacidades técnicas, confían, serán suficientes para sacar adelante las labores del ramo que se les encomienda; otros, en cambio, prefieren tener las riendas en las manos y eligen para su equipo a quienes, confían también, obedecerán los designios del líder y sacarán adelante los objetivos que éste les encargue.

La dinámica del poder es implacable y, tarde o temprano, termina por acorralar a quien lo ejerce. La velocidad es vertiginosa, los recursos son escasos y la responsabilidad es enorme; la cantidad de información es abrumadora, y la toma de decisiones incesante. El presidente no puede estar al tanto de cada detalle, y tiene que confiar en lo que le dice su equipo: en el primer caso, sin embargo, corre el riesgo de que los funcionarios traten de magnificar sus logros para agradar al mandatario; en el segundo, el riesgo estriba en que la lucha por el favor presidencial se transforme en un afán por agradarle a toda costa. En uno, y en otro, esto se traduce en que al presidente sólo se le dice lo que quiere escuchar. Y eso pareciera que le pasa al residente Guaidó que está rodeado de unos personajes muy nefastos que están a su lado en la AN, es mas muchos de ellos van creando una agenda que dejan muy mal parado a Guaidó allí están las recientes declaraciones de Stalin González y las supuestas elecciones entre 7 y 9 meses.





Ahora muchos diputados que hasta no hace mucho eran claves están fuera del país, otros en embajadas y otros mas perseguidos.

¿Dónde queda el cese de la usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres SR Guaidó?

Se presenta la papa caliente de que el país quiere que pida la pizza ya, ósea intervención, la gente está cansada de marchas ningún que no van a ningún lado.

Si @jguaido quiere unificar y tener el respaldo de los Militares institucionales q aún quedan, debe, necesita y así se lo han “solicitado”. Nombre un Militar(r), dentro/fuera del país como Ministro de la Defensa, para restaurar la estructura y disciplina de mando rota.

De los que están alrededor del otro, el usurpador no hay nada que decir, el desastre donde estamos metidos habla por ellos.

Gobernar es, antes que nada, un arte: hacer política no es sino el paso previo. Los buenos gobernantes —por lo general— son buenos políticos; los buenos políticos —en cambio— no siempre son capaces de ejercer un buen gobierno. Es natural, de alguna manera: el buen gobernante trata de ser uno más, y entender la problemática de su tiempo para ofrecer soluciones concretas, mientras que el político procura —antes que nada— destacar entre sus pares, y jalar la agenda hacia sus propios intereses. Lo hemos visto, una y mil veces: lo que durante unos meses se torna en la preocupación aparente de algunos políticos, al cabo del tiempo se convierte en el trampolín que les permite acceder a algo más. Prerrogativas, contratos, influencia. Poder.

Poder, poder absoluto. Poder que se ejerce para la política, dejando de lado lo que podría hacerse si fuera para gobernar con justicia. Poder que se administra para que crezca por sí mismo, justicia que se soslaya en tanto no incumba a quienes cuentan con una credencial de elector vigente. Poder que se ejerce por mandato popular, pero que se administra para beneficio de un solo grupo, de una sola persona, en perjuicio del resto de la población. Poder que se administra, como lo hace el pediatra con los niños —que promete que la inyección no habrá de doler, mostrando la paleta roja— y mientras tanto prepara el algodón que marcará la pauta para llamar al paciente en turno. Un paciente que, a final de cuentas, no necesitaba sino que se le prestara atención.
Una atención que, en realidad, nadie sabe cuándo habrá de llegar a quien la necesita. Las redes sociales han llegado a trastocar el modelo de comunicación entre gobernantes y gobernados, reduciendo distancias y estrechando vínculos entre desconocidos; las redes sociales, también, han cambiado —por completo— la relación entre tales desconocidos, y han obviado la necesidad de un vínculo común más profundo entre quienes no tiene entre sí más que el deseo de que caiga el tirano. ¿De qué sirve que caiga un tirano ahora, cuando las circunstancias que lo llevaron al poder son idénticas a las que teníamos hace veinte años? ¿De qué sirven las denuncias airadas, los escándalos virulentos, los niños que se quedan en casa?

¿De qué sirve seguir camuflando —para no recibir el escarnio de la multitud— lo que todos sabemos no es sino una realidad que se esconde tras una pila de vagabundos negociadores, de qué sirve entonces llamar a la gente a marchas y marchas, cuando ya tienen un cronograma de elecciones en 7 o 9 meses, porque tantas mentiras?

Promesas sin sentido, sin cumplir, sin explicar, sin justificar. Sin nada. Sin tiempos ni dignidad, sin razones ni honor. Gobernar no se ha convertido sino en el juego de quienes no quieren comprometerse, y desean que todo siga igual; la política no es sino el juego de quienes esperan que algo bueno salga de todo esto.

Gobernar —y hacer política— va mucho más de lo que estamos viviendo. Gobernar se trata, precisamente, de hacer política. La política se trata de saber gobernar; la política se trata, también, de saber oponerse a quienes están seguros de que saben hacerlo cuando les haya llegado el momento. Gobernar es un honor: en Venezuela, hacer política es una pesadilla.

¡Como siempre, usted elige! ,

#ElLiderEresTu

@joseluismonroy