Jorge Hernández Fonseca: La mano de Cuba en las conversaciones venezolanas de Oslo

Jorge Hernández Fonseca: La mano de Cuba en las conversaciones venezolanas de Oslo

 

“Gracias COMANDANTE!. Seguiremos aferrados a las ideas y a las causas más nobles de la humanidad. ¡Hasta la Victoria!”, escribió en su cuenta, @VladimirPadrino el 5 sept de 2015

 

Después de brillantes demostraciones como opositor atinado, Juan Guaidó ha caído en la trampa que siempre dijo rechazar: autorizar conversaciones con Maduro. La razón: hay un nuevo factor jugando ahora en la ecuación, la Cuba castrista. Según los reportes de prensa, las conversaciones de Oslo fueron inicialmente sugeridas por La Habana. De ahí el peligro de haberse planeado en la isla una solución afín a sus intereses, aunque para ello tenga que entregar alguna pieza del complejo ajedrez que se juega en Caracas. Maduro sería sacrificado.

Desde las fallidas negociaciones de la oposición venezolana con altos mandos de la dictadura madurista, ya se vio más o menos claro que los planes de La Habana podrían implicar el cambio de Maduro por el general Padrino. Cuando este general puso como condición encabezar el Gobierno de transición, detrás estaba la inteligencia cubana intentando controlar el proceso y colocando uno de sus mejores hombres, el general Padrino, encabezando los cambios hacia “la democracia”, la cual sería, ir a un esquema ya probado antes por el castrismo en Nicaragua.

Eso significa que muy probablemente la oposición haya recibido garantías de un relevo de Maduro por un Gobierno de transición más elecciones, como exige Guaidó, pero dejando intacto el ejército encabezado por Padrino y el partido por Cabello. Habría elecciones que el castrismo estaría dispuesto a perder de inicio (recordemos la victoria de Violeta Chamorro) pero petróleo para Cuba y el esquema chavista continuaría en Venezuela, incubándose y a la espera.

El esquema que el castrismo promueve para Venezuela ahora podría satisfacer los pedidos de EE UU respecto a que “Cuba recoja sus militares”, pudiendo los cubanos sugerirles a los norteamericanos una solución para la Isla similar a la venezolana. Retirando sus 20.000 hombres (casi todos médicos) pero dejando intacto el sistema de contrainteligencia sembrado en el Ejército que encabezaría Padrino. Dentro de la Isla el proceso sería sin cambios políticos y sin elecciones, pero con determinadas garantías capitalistas en la economía. ¿EE UU aceptaría?

No habrá solución democrática en Venezuela -ni en Cuba- que no implique extirpar de raíz la ideología castrista, cosa de la que aparentemente la actual oposición venezolana no es muy consciente, al manifestarse contra una solución militar, única manera de “limpiar” totalmente el panorama marxista venezolano y cubano. Nicaragua es testigo del error de haber permitido una solución a medias, dejando impostado un partido y un ejército marxista, dispuestos a regresar.


Jorge Hernández Fonseca. Cubano, Doctor en Ingeniería Mecánica, profesor de varias universidades en Cuba y en Brasil, donde ha vivido los últimos 23 años. Actualmente reside en Miami, EEUU

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