Luis Manuel Esculpi: Una opción sobre la mesa

Luis Manuel Esculpi: Una opción sobre la mesa

Al talentoso dirigente político Alfredo Maneiro le escuché una vez afirmar palabras más, palabras menos: “Algunos problemas complejos pueden que no tengan igualmente una solución compleja”. He rememorado ese concepto del amigo que nos abandonó prematuramente, intentando al analizar la situación venezolana la posibilidad de una alternativa o repuesta sencilla al difícil y complejo cuadro que confrontamos. A partir de un breve pasaje por alguna red social, sorprende como circula la elementalidad cuando se pretende examinar la coyuntura y la simpleza con la cual se opta por opciones distantes de la realidad. El enunciado de Maneiro en esta oportunidad no luce aplicable, el complejo marco donde se desenvuelve la acción social y política en la actualidad, requiere de una repuesta diversa y con abundante matices y aristas que implican una real complejidad.

El debate en diversos escenarios pareciera desatado por pasiones e impulsos, poco reflexivo y sin la serenidad que exige definir políticas y acciones ante un proceso de lucha con características verdaderamente originales. Si la polémica con esas característica, solo se manifestará en las redes por individualidades inexpertas en el difícil ejercicio de la política, no habría mayor razón para preocuparse, lo llamativo es que de esa práctica participan, en algunos casos,militantes y dirigentes de las fuerzas que pugnan por el cambio.





Los logros alcanzados en lo que va del presente año, son notablemente superiores a las carencias, percances y limitaciones presentes. Estimados analistas expresaban un deterioro y disminución de la credibilidad y del liderazgo de Juan Guaidó, las jornadas cumplidas en Guarenas y Guatire (anteriores bastiones del chavismo) y la excelente gira realizada el pasado fin de semana, desmienten de manera evidente tales afirmaciones.

Alonso Moleiro ha escrito un texto que por compartirlo transcribo parcialmente: “Cada vez que un nuevo líder aparece en Venezuela, se le endiosa y luego se le despacha como si fuera el bagazo de un mamón. A la gente le encanta pedir “nuevos liderazgos” cada cuatro meses, y cualquiera pasa de héroe a villano en cuestión de horas”…Narración real del comportamiento y solicitud que amplios sectores hacen al liderazgo político.

Lejos de nosotros la idea de promover o erigir caudillos, concebimos la conducción como un colectivo, esa es una exigencia para los partidos tanto históricos como los nuevos; ahora bien no abrigamos la menor duda en el sentido que el actual liderazgo debe ser protegido, respaldado y acompañado, sin que signifique ser refractarios a las formulaciones críticas realizadas con el nítido propósito de fortalecer el desarrollo de la ruta emprendida; en ese tónica la descalificación y el desconocimiento del desempeño meritorio carecen de sentido.

Ahora precisamente cuando la comunidad internacional apoya la iniciativa del gobierno noruego y continúan las conversaciones, se hace cada vez más necesaria aumentar la movilización y presión interna, para doblegar las posiciones intransigentes del gobierno en negociar, despejar la ruta para alcanzar el cambio político, y salir de la actual tragedia en la que está sumida la sociedad venezolana.

Hoy pareciera que no “todas las opciones están sobre la mesa”, o por lo menos no todas tienen las mismas posibilidades, siempre hay unas preferentes a otras, no dependen de la voluntad de uno u otro dirigente, menos de los “duros” de internet, depende de factores como: la correlación de fuerzas, del poder de disuasión de cada sector, la inclinación de algunos poderes fácticos, la disidencia en el bloque dominante, la coyuntura internacional y la presión nacional.

En Oslo hay una mesa y una opción igualmente compleja, pero es una de las todas, tantas veces proclamadas, por lo tanto no puede ser despachada alegremente, más cuando se sabe que esa en última instancia siempre es una herramienta para la resolución de conflictos. Nadie puede garantizar su éxito a priori, tampoco su fracaso. De nosotros depende aumentar la movilización y la presión para alcanzar el objetivo.