Marcos Hernández López: La revolución de Maduro atrapada en la entropía

Marcos Hernández López: La revolución de Maduro atrapada en la entropía

Marcon Hernández López @Herconsultores

 

En 1877 el físico austríaco Ludwig Boltzmann, estudió la mecánica estadística a partir del concepto de entropía, que es el desorden de un sistema, es decir, su grado o no de equilibrio. La entropía es un concepto termodinámico que da una idea del desorden molecular de un sistema y su nivel de rendimiento. Su traducción al contexto político no es directo, no obstante, concreta de una forma precisa el nivel de confusión, deterioro e intereses antagónicos en los que se desarrolla la acción política en la dinámica de los diversos temas que perturban de una forma directa al bienestar de la gente. El término de la termodinámica, de uso frecuente en el lenguaje de gestión de los sistemas sociales complejos, narra una ignominia organizativa y funcional progresiva, relacionada con el desorden y pérdidas de viabilidad de los sistemas, esta realidad concreta se articula a las revoluciones en correspondencia con nuestro país. Venezuela se ha transformado en un gran desorden.

Venezuela transita por una profunda agitación política y social. Sin embargo, a diario Nicolás Maduro, apunta directamente amordazar a la oposición e imponer su poder autocrático. Es evidente, Maduro dentro del desorden aún presiona y vende a los venezolanos falsas ilusiones con el carnet de la patria y los CLAP, además insiste en una guerra económica provocada por el imperio norteamericano. La lógica se inscribe, que la gestión revolucionaria fracasó porque nunca a lo interno se interpelo para darse cuenta de sus diversas y continuas equivocaciones, utilidad como proyecto político, mirar con objetividad los “logros” de su “modelo económico” conectados a sus consecuencias complejas relacionadas al existencialismo humano.





Por ejemplo, mientras Maduro este en Miraflores o en su bunker e fuerte Tiuna, es difícil o imposible acabar con la entropía en los desequilibrios de la macroeconomía, la pieza en el ajedrez político para destrancar el juego es la voluntad política enlazado a la comprensión de la complicación de la aguda crisis y tome la vía renunciar al poder, cese de la usurpación. Es un axioma, las estrategias populistas del gobierno bolivariano no han sido tan efectivas para canalizar la cantidad demandas socioeconómicas de la mayoría de los venezolanos y mantener un orden social, no un control social. Son 20 años apuntalándose con un populismo salvaje, activado en muchas misiones que se han movido por varios niveles hasta llegar a un neopopulismo tan ineficiente como en sus prácticas iníciales, siempre orientado a mantener el poder central no importando sus costos económicos, políticos y sociales.
Dentro de la entropía, la crisis acelera la llamada fase caótica, ya la población venezolana comienza a reunirse en los cabildos de manera espontánea, y los que ya están en un estado de exaltación, reconocen su afinidad y empiezan a formar grupos y otros comienzan a protestar y rebelarse contra el gobierno de Maduro. Esta realidad hace que se reagrupe la sociedad civil y política, abriéndose así una fase anárquica, caracterizado este periodo con una serie de rebeliones aisladas, insurrecciones y movimientos de todo tipo, (religiosos, políticos, sindicales, militares, culturales, étnicos, etc.). Esta desobediencia comienza a encausarse en una nueva realidad. Este periodo de caos es una fase de la inestabilidad caracterizada por amplias fluctuaciones de todo tipo, que se traducen en posibilidades de cambio social, lo que en la teoría del caos se conocen como derivaciones.

La entropía del sueño proto Estado Comunal es el milagro esperado de Maduro. No obstante, 20 años han demostrado a través de una imagen concreta Venezuela es un país que si hacemos una caracterización lograremos conclusiones inmediatas con una analogía reveladora en parecidos a Somalia o países africanos donde reina todo tipo de ineficiencia, corrupción, violaciones y perversidad. La verdad verdadera, Nicolás se encuentra atrapado en su propio laberinto, pero no se da por vencido asegura que esta revolución es eterna y no están dispuesto a entregar el poder… Ho Chi Min decía que “una cosa se dice hacia afuera y otra se dice adentro”.

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