Ramón Pérez-Maura: El error de Guaidó

Ramón Pérez-Maura: El error de Guaidó

 

Era previsible que Maduro hiciese lo indecible para aferrarse al poder. Pero lo que resultaba menos imaginable era que lograse engañar una vez más a sus opositores, que debían estar ya resabiados ante cualquier propuesta mediadora después del empeño de Zapatero que siempre evidenció ser parte y nunca actuó con la neutralidad que cabe esperar de un mediador.





Quienes aconsejan a Juan Guaidó le han llevado a cometer el mayor error: acudir a Noruega a aceptar la mediación del Gobierno de aquel Reino. Noruega ha hecho un negocio de promover la Paz a cualquier precio aunque pueda ser una paz amoral. Como ha dicho muy bien el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, esto no es un conflicto. Esto es una dictadura y lo único de lo que hay que hablar es de cómo se sale de una dictadura. No sobre cómo se media en un conflicto. El acercamiento de Noruega al tema es un acercamiento equivocado porque es el único que les permite tener un papel. De lo que hay que hablar -en palabras de Almagro- es de «cómo se devuelven las garantías fundamentales a la población, como se detienen los crímenes de lesa humanidad, como se detienen las violaciones sistemáticas de derechos humanos y como se resuelven las variables de la crisis humanitaria». Para eso no hay que mediar porque todo ello está en la mano de uno solo. No de dos a los que intentar poner de acuerdo.

Y otra razón por la que es incomprensible que Guaidó haya ido a Noruega es que ese reino todavía reconoce a Maduro. Como China, cómo Cuba, como Rusia o cómo Irán. La mejor compañía. Porque la negociación con Maduro debe partir del principio de que él no es un presidente legítimo, él tiene que dejar el poder y debe cesar la usurpación. Sólo se llegará a una solución partiendo de esas premisas. «Sobre la base de que Maduro todavía es un presidente legítimo no se va a resolver ni la crisis humanitaria, ni la crisis migratoria ni las violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Al contrario. Se van a reforzar» como muy bien dice el presidente de la OEA. Pero me temo que Guaidó quizá tenga algún asesor en España -o quizá sea más exacto decir que en Europa- que le está aconsejando muy mal.

De la forma de actuar como mediador que tiene Noruega ya tuvimos un buen ejemplo en 2016 cuando facilitaron el llamado «Acuerdo de Paz» de Colombia -aquello sí era un conflicto- con el que se implantó una Justicia Especial para la Paz que ahora ampara las actividades de narcotráfico de las que es acusado de haber perpetrado el guerrillero Jesús Santrich en el año 2017. Durante aquella negociación Noruega pagó el sueldo del negociador de la guerrilla colombiana, el abogado madrileño Enrique Santiago -hoy secretario general del Partido Comunista de España- lo que es una forma harto singular de mediar. Y cuando los colombianos rechazaron el acuerdo en plebiscito, Noruega tuvo que demostrar a sus contribuyentes que no habían malgastado su dinero. Así que dieron al presidente Santos el premio Nobel de la Paz. Premio otorgado por un Comité Nobel presidido por la señora Kaci Kullmann Five (q.e.p.d.), ex consejera de la compañía de petrolífera Statoil a la que el presidente Santos había dado acceso al petróleo colombiano dos años antes. El negocio de la Paz.