El Prof. Escalona y su nefasto favor, por José Luis Centeno

El Prof. Escalona y su nefasto favor, por José Luis Centeno

 

De Barquisimeto, por hacer un favor, fue a parar a los calabozos de El Helicoide. Comenzaba el mes de Agosto de 2018, cuando se vio envuelto en el supuesto Plan de Magnicidio ejecutado a 367 kilómetros de su hogar, desde entonces permanece preso, aunque mediante Oficio Nro. 2018-154-18 el Juzgado de la causa ordenó al “Jefe del SEBIN” ponerlo en libertad el 03/12/2018.





Por José Luis Centeno S.

Eugenio Segundo Escalona Giménez, preso político que toda la vida trabajó en el sector bancario, a la par se desempeñó como Profesor de Contabilidad en la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” (UCLA), con sede en Barquisimeto, Estado Lara, institución en la cual abundan magnificas referencias de él, como docente y excelente ser humano.

Conocido en todos lados como una persona amable, receptiva, colaboradora. “Te podría decir que hasta anti parabólico, porque si era de quitarse sus zapatos para dárselos a otra persona, a él no le importaba, decía, no importa, yo resuelvo y compro otros”, comentó un catedrático de la UCLA que pidió el anonimato.

Se le atribuyó el delito de Terrorismo “en la causa signada bajo el Nro. 01°CT-S-006-18”, del Juzgado Especial Primero (01°) de Primera Instancia de Control con Competencia en Casos Vinculados con Delitos Asociados al Terrorismo del Área Metropolitana de Caracas; también Homicidio en perjuicio de efectivos militares que en su vida había oído hablar de ellos, una letanía de delitos usada con el único propósito de agravar la situación de procesados inocentes como él.

Todo por hacer un favor, a un pariente. En Barquisimeto, uno de los sobrinos del profesor Escalona, Gilber Escalona, quien sería el implicado en el supuesto magnicidio, le pidió el favor de que le alquilara su casa por un mes para dar unos cursos. Motivado a la creciente emigración y al parto de una de sus hijas, con quien se encontraba, ayudándola, la residencia estaba sola y se la alquiló al sobrino.

Tras el supuesto atentado, salió a relucir el nombre de Gilber Escalona, de inmediato procuran contactarlo, pero había desparecido, obviamente, sin honrar la deuda adquirida por ocupar el inmueble. Al día de hoy no se sabe nada de él.

Una tarde, cuando daban de comer a unos perros en la casa alquilada, luego de la desaparición de Gilber, llegó una comisión del Sebin, al percatarse que el Profesor no se encontraba allí, exigieron su presencia en el sitio, al llegar, los funcionarios le pidieron acompañarlos a la sede regional de ese organismo policial. Eso fue el 6 de agosto de 2018.

Eugenio Segundo Escalona Giménez, para ese entonces de 68 años de edad, quedó detenido, dos semanas después fue trasladado a Caracas, ante la completa incertidumbre de toda su familia, sumida en una angustia mayor luego que su juzgadora ordenara ser “puesto en libertad”, orden incumplida por sus carceleros, por ello se introdujo un Habeas Corpus a su favor, acción del todo desatendida.

Jolmer Escalona, hermano de Gilber, corrió la misma suerte junto a una mujer recientemente liberada. Ellos, el Prof. Escalona y otros ciudadanos, serían terroristas, financistas del terrorismo, traidores de la patria, homicidas, como siempre, sin que sea posible demostrar responsabilidad penal alguna en sus casos.

Está recluido en El Helicoide, “al principio estaba extremadamente deprimido, emocionalmente devastado, no podía ni pronunciar palabras porque rompía en llanto. Algo comprensible, desde agosto había estado aislado, sin acceso a nada, hasta noviembre que le permiten las visitas, terrible verlo así sabiendo que es una persona carismática, muy fuerte de carácter, en absoluto sentimental”, refirió un interno cuya identidad pidió mantener en reserva por temor a represalias.

El Prof. Escalona “ve transcurrir sus días sin la libertad que le han violado por partida doble, ahorita está digamos como resignado, contrariado por las falsas esperanzas de salir en libertad”. A este ciudadano que llevaba una vida tranquila, el Sistema Judicial Venezolano usado por la insidia oficial le tornó amarga la existencia, irrespetando su condición de inocente, además por maltratarlo con saña en su ancianidad.

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