El pasado viernes 21 de junio, cuando Michelle Bachelet abandonaba Venezuela, Nicolás Maduro mostró una conducta diametralmente opuesta a la que ofrece ahora, tras descalificar el detallado y conclusivo informe de la Alta Comisionado de Derechos Humanos para las Naciones Unidas.
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Hace dos semanas, Maduro mostró una faceta conciliadora y hasta casi obediente ante Bachelet, luego de aceptar sus recomendaciones y asegurar que su visita se produjo por la propia iniciativa del régimen chavista.
“Puede contar conmigo (…) para tomar con toda la seriedad sus sugerencias, sus recomendaciones y sus propuestas para que en Venezuela prive un sistema de Derechos Humanos cada vez más profundo, cada vez mejor, que proteja a la familia, a la comunidad, al pueblo”, expresó el vocero chavista justo después de despedirse de Bachelet.
Asimismo, prometió “llevar a juicio a cualquiera que viole los DDHH, en la instancia que sea, sea quien sea”.
Es importante destacar también que recibieron a la funcionaria chilena con suma ceremonia, hasta el punto de mimetizarla visualmente entre los principales voceros rojitos. “Ha sido una buena visita, pienso yo”, fue la sentencia de Maduro sobre el tema.
TRAS EL INFORME
En cambio, este lunes 8 de julio, Maduro lanzó un ataque frontal en contra de la Alta Comisionada.
“No siento ninguna presión, el informe de la señora Bachelet es un informe más, hecho por su oficina de gente muy enemiga de Venezuela y de la revolución”, comentó Maduro mientras en el audio ambiental del Palacio de Miraflores se escuchaban elocuente grillos.
“Es un informe cargado de mentiras, de manipulaciones, de datos inexactos”, fue la justificación del “hijo de Chávez”, quien olvidó por completo la receptividad prometida respecto a las recomendaciones de la Alta Comisionada.
“Yo creo que la Bachelet dio un paso en falso”, fue la renovada sentencia de Maduro, después de solo dos semanas.