Demencia y regresión suicida, por José Machillanda

 

Demencial, sí… demencial es la conducta aprobatoria de los generales CLAP presididos por Nicolás-Padrino y el hecho luctuoso del entierro del estamento militar, decretado en el triste y vergonzoso desfile-exhibición del 5 de julio. Vergüenza para la institución devenida de Carabobo, que tiene su máxima expresión en el estamento militar que entre 1958 y 1999 fue capaz de realizar operaciones militare inequívocas: la derrota del castrocomunismo representado por las guerrillas de Alí Rodríguez, Douglas Bravo, Américo Martín y Teodoro Petkoff, así como la contención de la fragata Caldas en la absurda pretensión colombiana de ampliar territorio sobre el correspondiente a la Capitanía General de Venezuela, hoy República de Venezuela.





Por José Machillanda

Demencial es lo ocurrido y encabezado por Nicolás-Padrino al darle la espalda al profesionalismo militar y privilegiar una milicia grotesca, sin entrenamiento, sin formación, sin espacio táctico y técnico, mucho menos estratégico, para una confrontación en la cual –necesariamente- los grandes estrategas del mundo la explican la ecuación C4ISR. Es decir, la guerra híper-tecnológica de la sociedad líquida, de la industrialización del dato, que no tiene que ver con sistemas de armas, que acude en primer término a la inteligencia táctica y estratégica que desconocen los generales CLAP. En la exhibición del desfile del 5 de julio nos mostraron a un grupo de hambreados venezolanos, gritando vítores y alegorías que nada tienen que ver con guerra del siglo XXI y la defensa del Estado venezolano.

Demencial y casi suicida es intentar engañar a una sociedad, a un Estado y a una República de Venezuela en la cual hombres y mujeres responsablemente demandan un reordenamiento del régimen, que es tan incapaz que ni siquiera pudo mostrar un desfile. Así, se violó la definición de desfile como revista o parada militar, que a paso rítmico y ordenado, muestra la fuerza del ejército de aire, mar y tierra responsable por la defensa del Estado-nación. Igualmente, deben sentir vergüenza, por cuanto los agregados militares acreditados en el país ya deben haber hecho el registro patético y doloroso de un Estado latinoamericano que no puede cumplir con el TIAR, pero puede ser sujeto de lo que TIAR establece, es decir, una acción de legítima defensa colectiva ante el asalto militarista del régimen castromadurista.

Demencial, por cuanto lo que queda claro a partir del 5 de julio es un proceso de regresión de la defensa del Estado-nación. Es simple, el estamento militar normalmente está constituido por el ejército de aire, mar y tierra. En Venezuela, la Guardia Nacional opera en la zona interior, cumpliendo con las funciones que le son específicas de seguridad interna. La anterior afirmación se corresponde a la defensa del Estado, que surge de las amenazas inmediatas, mediatas y tardías, y que el Ministerio de la Defensa -como órgano político- tiene que rendir cuenta por las operaciones conjuntas y/o combinadas que comprometen la seguridad y desenvolvimiento geopolítico del Estado-nación venezolano.

Demencial y suicida es lo ocurrido el 5 de julio, por cuanto creer que un miliciano con un fusil terciao y trabajando en el surco pudiera tener capacidad, no tiene ninguna para operación defensiva u ofensiva… menos un montón de hombres y mujeres gritando consignas politiqueras pueden creerse efectivos para cumplir una misión de combate. Suicida es, entonces, la irresponsable y tolerante aceptación de quienes como generales CLAP del supuesto alto mando permitieron un supuesto desfile del 5 de julio, que recuerda los actos y hechos heroicos del estamento militar convertidos en una mofa grotesca, exhibicionista y primitiva que define a quienes admitieron, presenciaron y avalaron esa acción bufa, como un grupo de hombres uniformados irresponsables.

Esa acción bufa –dolorosamente- decreta el entierro del estamento militar venezolano. Pero, además coloca en una situación suicida a una nación con cuatro costados llenos de amenazas, especialmente la amenaza de la economía paralela que crece exponencialmente y la presencia de organizaciones armadas de alta peligrosidad instaladas en el centro y occidente del espacio geográfico venezolano. El entierro del estamento militar el 5 de julio es de una gravedad política y geopolítica trascendente, por cuanto el ejército nace y se nutre de su sociedad, tanto en sus oficiales como en sus tropas quienes llenos de mística, responsabilidad, adiestramiento y entrenamiento arriesgan su vida por la preservación del Estado-nación, así ocurrió en Venezuela desde 1958 hasta 1999.

El Estado-nación venezolano después del 5 de julio ha comenzado a transitar una muy peligrosa realidad político-militar, ya que violando la Constitución, la Ley Orgánica de la Fuerza Armada y, sobre todo, el gentilicio y la historia militar de Venezuela sin importar los graves riesgos en los que ha quedado la nación, fue decidido de manera demencial decretar el entierro del estamento militar. Pública y notoriamente se conocen los responsables de esta suicida acción que, de espaldas a la historia, las ciencias y artes militares, la geopolítica y la geoestrategia intentan imponer la defensa de un país glorioso, en la responsabilidad de un miliciano con un fusil terciao trabajando en el surco sin conocer la historia militar de la república y el exitoso desarrollo del estamento militar venezolano entre 1958 y 1999.

Es auténtico,

Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
@JMachillandaP
Caracas, 9 de julio de 2019