Coge dato… Conoce qué enfermedad curaba el consolador (historia + asombro)

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El primer vibrador tuvo un origen muy diferente del que se asocia hoy en día. Comenzó a usarse en 1870 para tratar por consejo médico la “Histeria” femenina una supuesta enfermedad que, desde la antigüedad, pensaban que atacaba a la mujer cuando esta estaba irritable.





El origen de la histeria

La Histeria, que según las creencias solo sufrían las mujeres, se remonta a la antigüedad clásica, se habla de ella en papiros egipcios y ya fue descrita por Platón y por Hipócrates. Un mito de la antigua Grecia cuenta que el útero no está estático sino que deambula por el cuerpo de la mujer, causando enfermedades a la víctima cuando llega al pecho. Esta teoría da origen al nombre, pues la raíz proviene de la palabra griega para útero: hystera.


En la medicina medieval se le llamó “sofocación de la matriz” y se seguía creyendo que la causa era la abstinencia sexual, matizando que la retención de fluidos sexuales de la mujer era el origen del mal. Los remedios recomendados eran variados, desde mantener relaciones si estaba casada, el matrimonio si estaba soltera y un masaje de una comadrona como último recurso.

El masaje como cura

De este peculiar masaje ya se hablaba en al año 653 y consistía en que por orden de un médico, una comadrona se impregnaba un dedo en aceite de flores, generalmente lirios o nardos, y masajeaba con vigor la zona genital de la mujer hasta que esta llegara al clímax, y aliviando de esa manera su “histeria”.

En el siglo II, Galeno, un importante médico, escribió que la histeria era una enfermedad causada por la privación sexual en mujeres particularmente pasionales. Se diagnosticaba frecuentemente en vírgenes, monjas, viudas y en menos ocasiones en mujeres casadas.

Y así llegamos al siglo XIX, donde esta supuesta enfermedad que los griegos habían descrito el «útero ardiente», se convierte en una especie de plaga entre las mujeres de la época. Cualquier comportamiento extraño – ansiedad, irritabilidad, fantasías sexuales – es considerado como un claro síntoma y la paciente es enviada inmediatamente a recibir un masaje relajante. Y es que a pesar del paso de los siglo, aún no se consideraba a las mujeres seres sexuales y se creía que los desordenes psiquiátricos femeninos provenían del útero.

Los médicos seguían combatiendo la histeria femenina acariciando manualmente el clítoris y la vulva de las pacientes hasta que pudieran alcanzar lo que en aquella época era conocido como «paroxismo histérico», que en realidad era un orgasmo. Como en aquella época era mal visto que una mujer acudiera sola a la consulta, era frecuente que maridos o madres esperasen sentadas junto a la paciente mientras el medico tranquilamente las masturbaba.

En 1859 un doctor aseguró que una de cada cuatro mujeres estaba aquejada de histeria, y reunió decenas de páginas de posibles síntomas, con lo que casi cualquier dolencia leve podía servir para diagnosticarla. Los médicos pensaban que la tensión de la vida moderna hacía a las mujeres más susceptibles a desórdenes nerviosos.

Rachael P. Maines, autor de «The Technology of Orgasm: Hysteria, the Vibrator, and Women’s Sexual Satisfaction,» dijo que estos casos eran muy ventajosos para los médicos, dado que no había ningún riesgo de que la paciente muriese pero necesitaba tratamiento constante, lo cual era una notable y fácil fuente de ingresos. El único problema era que los médicos no disfrutaban con la tediosa tarea del masaje. La técnica era difícil de dominar para un médico y podía tomar horas llegar al “paroxismo histérico”.

Derivarlas a las comadronas, una práctica por otra parte habitual, era una pérdida de oportunidades de negocio para el médico, así que los médicos, a pesar de tener las manos cansadas de tanto “masaje” , comenzaron a plantearse otro tipo de soluciones para mantener los ingresos y a las pacientes.

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