El castrochavismo compró Surinam, por Luis Velásquez Alvaray

 

La multinacional del crimen, fortalecida en América del sur, decidió apropiarse de pequeños países, para convertirlos en zonas de aliviadero y destino de su peligroso comercio.





Por Luis Velásquez Alvaray

Surinam, es uno de ellos, ubicado geográficamente entre la Guayana Francesa y Guyana. Escogido estratégicamente por sus condiciones geopolíticas, que les permite, además, apuntar hacia Brasil, y por su cercanía y facilidad para penetrar otros importantes países de América del Sur.

Su presidente, Desiré Delano Bouterse, en su adolescencia ingreso a la carretera militar. Desde allí fue penetrando el ejército, participando en múltiples revueltas, golpes militares y perpetrando numerosos asesinatos. En una aldea denominada Moiwana cometió un verdadero genocidio. Asonadas militares han sido su especialización, aunque por este recorrido criminal, comenzó a practicar un negocio lucrativo: tráfico internacional de drogas, utilizando las instituciones Estatales. Ordenaba la detención de sus opositores y numerosos crímenes en los “helicoides” de Surinam. En 1983 fusiló una veintena de dirigentes democráticos. Es tan terrible la situación de Surinam, que su usurpador es una liga entre Chávez y Maduro, expertos en crueldades, masacres y crímenes de Lesa Humanidad. También es experto en falsas constituyentes, disolución de instituciones no afectas, y encarcelar sin juicio a todo lo que signifique oposición; en mayo, del 2010, dando cumplimiento a numerosos acuerdos firmados con Chávez, el Consejo Nacional Electoral Venezolano, le asesoro para escamotearle el triunfo a la oposición. Desde allí se consolido el tinglado de negocios, – que los jerarcas de la multinacional del crimen Castrochavista manejan en numerosos países-. Surinam fue escogida como centro de almacenamiento de drogas, oro y metales preciosos, que custodia a los carteles venezolanos, insurrectos, guerrilleros y Hesbolá. También es zona de entrenamiento para la logística del mal: colectivos, pilotos, jerarcas financieros y todo tipo de personal que requiere una empresa de tan grandes proporciones.

El usurpador de Surinam fue condenado en los países bajos por tráfico de cocaína. La DEA maneja todos sus movimientos criminales, que le asocian con los capos venezolanos, también como Bouterse, altas figuras gubernamentales.

Bouterse también tiene su “Nicolasito”. Se llama Dino y al igual que los sobrinos, purga condena en EEUU por terrorismo, tráfico de drogas y proporcionar apoyo al grupo militantes libanes Hezbolá. El Alseimer tiene papeles como nacional de Surinam, y las células de este grupo terrorista se mueven con documentos de los distintos países que giran en la órbita del Castrochavismo. Francia también busca por narcotráfico a la familia Bouterse.

Hoy Maduro y Bouterse son la yunta perfecta. Represión, terrorismo y narcotráfico, bajo la asesoría cubana. En septiembre del 2018, los cancilleres usurpadores de ambos países, firmaron un acuerdo. Cuba es testigo de fiel cumplimiento con sus representantes Antonio Ibarra, Manuel Rubido, embajador de Cuba en Surinam y Víctor Cairo, consejero de la misión comunista en La Unión Europea. En los acuerdos se inscriben los falsos médicos cubanos, que son entrenadores de los colectivos y las milicias del terrorismo mundial. Los más poderosos carteles están blindados y cometen sus fechorías en vía libre y con todo el poder: Venezuela, Cuba, Surinam, Nicaragua, conforman la estructura de salida: El mundo es víctima de sus horribles crímenes. En la semana que concluyó ayer, celebraron una cumbre para reorganizar nuevamente la toma de Argentina, y a la cual asistieron ya los agentes del Kishnerismo, representados en “la Campora”.

De tal manera, que la conclusión es la misma: o se interviene militarmente para frenar este poderoso movimiento mafioso, o todo el resto de América latina caerá bajo el yugo de la bota roja del Castrochavismo facineroso y maleante.