El miedo tiene el país en calma, una calma chicha Por Carlota Salazar Calderón

El miedo tiene el país en calma, una calma chicha Por Carlota Salazar Calderón

Carlota Salazar Calderón @carlotasalazar

El miedo paraliza. Durante estos 20 años de chavismo hemos visto de todo: amenazas, torturas, mentiras, dimes y diretes, de quien es peor que quien. Pero la cara de los valientes las vemos en las cárceles venezolanas, en los 528 presos por razones políticas, cifras del Foro Penal, muchos de ellos sin si quiera hablar con su abogado o familiares, menos cumpliendo el debido proceso; en los seis (6) sindicalistas han sido procesados por la justicia militar por defender los derechos de los trabajadores, entre 2012-2019; por la Pica de Maturín donde se encuentra recluido Rubén González o por el Rodeo II, donde está injustamente detenido Rodney Álvarez.  

    Rubén González, no es solo el Secretario General del Sindicato de Ferrominera Orinoco y Coordinador de la Intersectorial de Trabajadores de Guayana, es también esposo ejemplar padre de cuatro (4) hijos. Vive en su humilde casa en Ciudad Piar desde donde ha desarrollado sus luchas la política al postulase como concejal, salir electo  en el 2005 y la sindical liderando múltiples movilizaciones por reclamos laborales que le costaron órdenes de detención y persecución política. Hasta que casi 24 horas después de una jornada histórica cuando había protagonizado desde la Plaza Morelos hasta la Defensoría del Pueblo una extraordinaria marcha donde no hubo ni represión, ni bombas lacrimógenas, ni pedigones, fue detenido en la Alcabala de Anaco Estado Anzoátegui, más de 30 efectivos de la Guardia Nacional, por orden del Tribunal Militar 5to, con sede en Maturín que lo condenó a cumplir una pena de prisión de 5 años y 9 meses, por los delitos de ultraje a Fuerza Armada y ultraje al centinela.

Rodney Álvarez acusado de un crimen que no cometió y lleva 8 años presos en la cárcel del Rodeo II. Un vil montaje por asesinato, cuando todo el mundo vio quien fue, incluso detenido cuando en el mismo acto. Salió detenido el asesino y a los dos días entró este joven obrero luchador por ese mismo hecho. 8 años sin juicio justo, audiencias diferidas, retirado del trabajo, sin beneficios, le quitaron a sus hijos los derechos de estudio de la contratación colectiva, sin protección es sujeto de atentados a su vida, enfermo. Ahora es su madre quien mantiene a su familia. 





Estos casos están a la luz del día, pero hay otros que no. Personalmente estuve cerca de dos casos en Anzoátegui, uno en San Francisco, Puerto Píritu,  cuya comunidad reclamó por una ambulancia. Se los llevaron presos por una semana y quedaron bajo régimen de presentación, padres de familia, obreros, que de casualidad tenían para comer. En la Ciudad del Tigre, una comunidad salió a protestar por agua, la Guardia Nacional esperó a que se calmara la manifestación y luego fueron a casa de los cabecillas de la protesta, presos y bajo régimen de presentación.

  Si el país está en calma, pero una calma chicha. El miedo tiene al país en calma, paralizado, pero el dolo está allí, las cicatrices están allí… ¿cuándo explotará? No sabemos.