Canadá profundiza diálogo con Cuba para desbloquear la crisis en Venezuela

 

Los ministros de Exteriores de Canadá y Cuba, Cynthia Freeland y Bruno Rodríguez, mantuvieron este miércoles su tercera ronda de conversaciones desde mayo para tratar la situación en Venezuela, una enquistada crisis en cuya solución Ottawa cree que La Habana debe jugar un papel.





Freeland, que no hizo declaraciones a su llegada a la sede del Ministerio cubano de Exteriores, anunció ayer martes su viaje a Cuba, donde ya estuvo en mayo por los mismos motivos en una visita a la que siguió otra de Rodríguez a Canadá al mes siguiente.

El canciller cubano, por su parte, avanzó en Twitter que en la reunión con su homóloga canadiense pasarán “revista al estado de las relaciones bilaterales” y hablarán “sobre temas de interés mutuo de la agenda hemisférica e internacional”, aunque no mencionó Venezuela.

Antes de viajar a La Habana Freeland señaló en un comunicado que “hay una convergencia internacional sobre la necesidad de una transición pacífica en Venezuela que resulte en elecciones libres y justas y el regreso a la democracia”.

También subrayó la “larga relación” entre los dos países y sostuvo que la visita les “permitirá continuar” las conversaciones previas.

Está previsto que en el encuentro se aborde asimismo la activación por parte de Estados Unidos del título III de la ley Helms-Burton, que abre las puertas a que estadounidenses y cubanoamericanos demanden a empresas extranjeras que se estén beneficiando de bienes expropiados tras la Revolución cubana que triunfó en 1959.

A diferencia de Estados Unidos, Canadá no responsabiliza a Cuba de apuntalar en el poder a Nicolás Maduro, pero el hecho de que Freeland se haya reunido tres veces en cuatro meses con su par cubano supone un reconocimiento implícito por parte del Gobierno de Justin Trudeau de la supuesta ascendencia cubana sobre Venezuela.

Ya en junio pasado, la jefa de la diplomacia canadiense declaró que Cuba tiene “un papel que jugar” en el futuro de Venezuela.

Esa supuesta influencia que esgrime EE.UU. ha costado a Cuba en el último año nuevas sanciones que endurecen el bloqueo que desde hace casi seis décadas mantiene el Gobierno estadounidense sobre la isla.

Venezuela es desde el año 2000 el principal aliado político y económico de Cuba, que recibe petróleo a precios preferenciales a cambio del envío de médicos y maestros al país suramericano, aunque esos envíos de crudo se han reducido drásticamente en los últimos años por la crisis venezolana.

Pese a esos estrechos lazos, la isla niega con rotundidad su supuesta influencia y control sobre la inteligencia militar venezolana y el régimen chavista, y ha reiterado que está a favor del diálogo pero sobre la base de la soberanía, la no injerencia y el reconocimiento de Maduro como legítimo gobernante.

Por contra, Canadá es uno de los países que junto a EE.UU. y varios países europeos y latinoamericanos ha reconocido al líder de la Asamblea venezolana, Juan Guaidó, como presidente interino.

Esta no es la primera vez que un tercer país pide a Cuba que medie o facilite una salida negociada a la situación de Venezuela. visita de Santos.

En julio de 2017, casi al final de su mandato, el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, visitó el país caribeño y, según publicó entonces el diario británico Financial Times, planteó a su homólogo en aquel momento, Raúl Castro -hoy retirado de la Presidencia- una salida política a la grave crisis en Venezuela.

La propuesta colombiana de que Cuba mediara en la situación estaba respaldada también por los Gobiernos de Argentina y México pero no prosperó y pocos días después el “segundo” de Castro en el Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal), José Ramón Machado Ventura, negó “rotundamente” la posible participación de la isla en una eventual mediación internacional y rechazó las “insinuaciones” y “elucubraciones” del rotativo británico.

Sin embargo, Cuba ha estado más receptiva a la aproximación de Canadá, su principal aliado en norteamérica frente a la creciente hostilidad de la Administración de Donald Trump, contrario al “deshielo” que impulsó Barack Obama.

El giro en la posición cubana quedó patente tras la primera de las reuniones entre Rodríguez y Freeland: el canciller de la isla expresó entonces a su homóloga su voluntad de contribuir al diálogo con el régimen de Maduro.

La disposición de Cuba a aportar “iniciativas que promuevan el diálogo respetuoso” con el régimen de Maduro está condicionada a que el diálogo se base en el respeto a la igualdad de los Estados, el derecho internacional, la proclamación de zona de paz en la región y el rechazo al uso de amenazas, fuerza o “medidas económicas coercitivas unilaterales”.

EFE